Cada año, cuando a Angela Garlington aborda el origen del planeta en su clase de ciencias en la secundaria en un liceo público de Texas, entre otras teorías menciona la del creacionismo, según la cual toda la vida en la Tierra fue creada por Dios.
“Yo digo simplemente a mis estudiantes que, como jóvenes adultos educados, tienen derecho a elegir en lo que creen”, explica esta profesora de Odessa, una ciudad cuya economía gira en torno al petróleo.
Esta postura, teóricamente, podría valerle hoy acciones judiciales. Pero los parlamentarios de Texas examinan justamente un proyecto de ley presentado en febrero que permitiría a los profesores como Angela Garlington estar protegidos al cuestionar las teorías científicas “que pueden ser polémicas”.
Texas es uno de los ocho estados de Estados Unidos, de los 50 que tiene, donde se han presentado estas leyes desde el comienzo del año, junto con Alabama, Arkansas, Dakota del Sur, Florida, Indiana, Iowa y Oklahoma.
El encendido debate ha estado presente durante décadas en Estados Unidos: ¿debe la religión entrar en las clases de ciencias?
Según una encuesta de Gallup del 2014, más de uno de cada tres estadounidenses (42%) cree en la teoría del creacionismo, que esgrime que Dios creó a los humanos en su forma actual hace alrededor de 10 mil años.
La batalla entre la teoría de la evolución y el creacionismo es particularmente fuerte en el suroeste conservador de Texas.
En un colegio de la pequeña ciudad de Stanton, dedicada al cultivo de algodón, a 45 minutos de Odessa, Kimberly Villanueva quiere equilibrar la balanza.
“Tuve alumnos el año pasado que se levantaron y salieron de clase cuando hablamos de la tectónica y de la evolución”, contó la profesora, y recordó que le preguntaron: “¿Pero usted no cree en Dios?”.
Según la legislación actual, Kimberly Villanueva no está autorizada a responder a esta pregunta o a defender su posición. Pero si se aprueba el proyecto de ley presentado en Texas, esta docente cree que finalmente podría darle curso a esta conversación y tal vez lograr “abrir también estas mentes a las posibilidades científicas”.
Muchas batallas judiciales han marcado décadas de lucha en torno a la enseñanza del creacionismo en las escuelas estadounidenses.
Con la nueva legislación propuesta, explican sus defensores, se evitarían las disputas jurídicas, pues los profesores tendrían la opción de mencionar teorías religiosas en las clases de ciencias, aunque sin estar obligados a ello.
Pero quienes se oponen a estas iniciativas, tanto en Texas como en otros lugares, creen que no buscan otra cosa que eliminar la separación entre iglesia y Estado consagrada en la Constitución de Estados Unidos.