La mayor potencia económica, Estados Unidos, acusó recientemente al país campeón en exportaciones, Alemania, de haber manipulado el euro para obtener ventajas competitivas frente a sus socios comerciales, lo que explicaría sus sucesivos superávits.
La visión económica de Trump, quien apuesta por postulados proteccionistas, amenaza la concepción de libre comercio que defiende Alemania. “Encerrarse en uno mismo hace que todos sean más pobres”, alertó en las últimas horas la ministra de Economía de Alemania, Brigitte Zypries.
A continuación, algunas de las claves sobre dos formas de entender la política comercial que han derivado en un cruce de acusaciones entre ambas Administraciones.
¿Cuál es el origen de la disputa comercial?
En el 2016, la economía alemana exportó más que nunca. Vendió en el extranjero mercancías por valor de más de 1,2 billones de euros (1,28 billones de dólares). A pesar de que también aumentó el valor de sus importaciones, estas fueron muy inferiores a sus exportaciones, registrando por lo tanto un superávit comercial. Con estas cifras, se acusó a Berlín (también a Pekín) de obtener ventajas competitivas gracias a una moneda (euro) débil que harían atractivas las compras desde el extranjero, debido a su bajo precio.
¿Cuál es el volumen de negocio entre Alemania y Estados Unidos?
En el 2016, Estados Unidos fue el mayor mercado de destino de los productos “Made in Germany”. El país europeo exportó a Estados Unidos bienes por valor de 107 mil millones de euros (114 mil 200 millones de dólares) mientras que tan solo importó mercancías de la economía norteamericana por valor de 49 mil millones de euros.
¿De qué acusa Trump a Alemania?
La nueva Administración estadounidense considera que Alemania, a expensas de Estados Unidos y de sus socios europeos, se beneficia de un euro “sumamente devaluado” que le ofrece ventajas competitivas desleales. El asesor comercial del presidente estadounidense, Peter Navarro, dijo al Financial Times que el euro, “infravalorado en gran medida”, proporciona a Alemania, la mayor economía de Europa, grandes beneficios comerciales que perjudican a Estados Unidos y a los socios de la UE.
¿Qué planea hacer Washington al respecto?
El presidente estadounidense amenaza con aplicar duros aranceles, de hasta un 20%, a las importaciones como medida de presión para que las empresas se instalen en Estados Unidos y no en otros países como en el vecino México.
Esta medida afectaría de forma importante a la industria automotriz alemana. Por eso, no llama la atención que Angela Merkel acuda a la Casa Blanca acompañada por el presidente de Siemens, Joe Kaeser, y de BMW, Harald Krüger, dos empresas que cuentan con fábricas en Estados Unidos y que quieren aclarar al nuevo presidente de Estados Unidos cuántos puestos de trabajo se han logrado en el país con estas inversiones directas alemanas, informó Der Spiegel.
¿Qué dice Berlín sobre las acusaciones de manipulación?
Merkel insistió en que Alemania siempre ha defendido que el Banco Central Europeo siga una política independiente, al igual que el banco central alemán cuando aún no existía el euro, negando cualquier tipo de intromisión por parte de su Gobierno. En la misma dirección se pronunció hace días su ministro de Finanzas, Wolfgang Schñuble.
“Desde que soy ministro siempre he vivido la discusión de que tenemos superávit pero nadie nos puede acusar de manipulación. La relativa fortaleza de Alemania es casi una condición para la estabilidad en Europa y para otros países. Trabajamos en conjunto para lograr competitividad en todos los países a través de mayores inversiones y de reformas estructurales”, insistió el veterano político la semana pasada.