Noviembre 16, 2024

TELESCOPIO: qué cosas tiene la vida, Mariana

Curioso es el caso de los hijos de ex presidentes o de otros políticos de algún renombre: reafirmando aquello de que “el genio se salta una generación” me atrevo a decir que la mayoría de ellos transita una vida de mediocridad, aunque bien sustentada por el grado de celebridad que sus respectivos padres u otros parientes pudieron haberle legado.

 

 

El hijo de Ricardo Lagos, por ejemplo, siempre me ha parecido una caricatura del ex presidente (Lagos padre, a su vez, una caricatura del entonces joven abogado, profesor universitario y economista que en 1962 denunciara a los grandes grupos económicos en su libro La concentración del poder económico en Chile). Jorge Tarud, otro personaje caricaturesco con su pretensiosa aspiración presidencial y su obsesión anti-boliviana y anti-chavista, muy distante de la dignidad y consecuente posición de izquierda del que fuera senador y dirigente de la UP, Rafael Tarud. Eduardo Frei hijo, es recordado por el comentario que entonces circulaba: “tiene dos cosas a su favor, su nombre y su apellido”. Pero sin duda el caso más grotesco estos días es el de doña Mariana Aylwin, quien ha explotado hasta la saciedad su apellido–y el hecho que su padre fue presidente al comienzo de la transición, aunque en toda justicia, si había un demócratacristiano digno de haber sido el abanderado ese año, ese era Gabriel Valdés, que sí se había jugado contra la dictadura. Obviamente por eso mismo no fue el candidato.

 

Volviendo a doña Mariana: haciendo uso y abuso de la fama que le otorga ser hija del primer presidente de la transición, ella–sin ocupar ningún rol dirigente ni en su partido ni en la administración del Estado–se las arregla para mantener una obstinada presencia mediática. Méritos personales ausentes, su única aspiración a la legitimidad es ser hija de su padre, quien a su vez fue presidente en circunstancias muy especiales. Como ya muchos han recordado, don Patricio fue instrumental en desencadenar el golpe de estado de 1973, paradojalmente en 1989 es el iniciador de la transición a la democracia. (Quizás en ese doble rol de contribuir a la destrucción de la democracia y luego tratar de reconstruirla, él estuvo inspirado por la trayectoria–no suficientemente conocida–de un oscuro partido alemán en los años 30, el Partido Católico de Centro (Deutsche Zentrumspartei): en 1933 facilita los votos en el Reichstag para que Hitler asuma plenos poderes; al término de la guerra, su sucesor, el Partido Demócrata Cristiano Alemán liderado por Konrad Adenauer restaura la democracia liberal en la entonces República Federal Alemana, en cercana alianza con Estados Unidos).

 

Doña Mariana fue una Ministra de Educación que pasó sin mayor pena ni gloria, cabe recordar que la DC ha tenido varias veces ese ministerio y se sospecha que, por lo menos en más de un caso, la labor de su representante allí ha sido más el de proteger los variados negocios que algunos demócratacristianos tienen en el área educativa que promover el mejoramiento de la educación chilena.

 

La hija de don Patricio estuvo a punto de ser sancionada por su propio partido cuando en una extraña voltereta política apareció apoyando a Andrés Velasco y su nueva tienda política. En su afán de mantenerse vigente fue signataria de un documento (“Progresismo sin progreso”) que fundamentalmente atacaba las reformas emprendidas por el actual gobierno y que fueron parte del programa que su propio partido suscribió (y que personeros afines a doña Mariana han hecho lo posible por morigerar, “cocinar” o derechamente boicotear).

 

Ahora su más reciente movida ha apuntado a dos objetivos: por un lado, montar una acción enmarcada en la campaña contra Cuba, en la cual el rol que le habían asignado era el de viajar a la isla a recibir un galardón que un grupo de opositores al gobierno cubano iba a dar póstumamente a su padre, los cubanos no aceptaron seguirles el juego y doña Mariana y demás miembros de la comparsa anti-cubana se quedaron sin tomarse un mojito en La Habana; por otro lado–anticipando que tal extemporanea movida iba a producir reacciones en Chile–apuntaba a la creación o exacerbación de tensiones en torno al Partido Comunista, al punto que desde la UDI, a sectores derechistas de la DC y por cierto con abundante insistencia por parte deEl Mercurio, se ha venido agitando la idea que la DC y el PC no pueden continuar en la misma coalición. La situación ha creado problemas especialmente al PC, que tiene que balancear una posición de solidaridad con Cuba, con su interés en permanecer en la Nueva Mayoría asegurando presencia parlamentaria (problema que en cambio el Partido Socialista no tuvo, su dirección –ignorando olímpicamente el sentimiento de su base militante–emitió una declaración solidarizándose con Mariana Aylwin).   

 

Pasados ya unos días y a pesar de los esfuerzos por mantener el tema vigente, todo hace pensar que los objetivos que se fijara la hija de don Patricio no se van a cumplir. Una política light como ella es difícil que haga mayor mella en el régimen cubano y es altamente probable que la DC, que va a proclamar a Carolina Goic como su carta presidencial, decida participar en la primaria de la Nueva Mayoría (porque así le conviene para la plantilla parlamentaria). A la hija del primer presidente de la Concertación nunca le calzó mejor la letra de la canción de Alberto Cortés: “Qué cosas tiene la vida Mariana / Qué cosas tiene la vida / Mientras más alto volamos, Mariana / nos duele más la caída”.

 

 

 

 

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