Noviembre 16, 2024

Donald Trump, pese a todo presidente de Estados Unidos

Donald Trump, en punto de las 12 horas, y ante la aguda incertidumbre de buena parte del país y del mundo, ocupó Washington como el presidente novato más impopular en la historia moderna; y advirtió que determinará “el curso” del mundo.

 

 

Bajo la llovizna de un día gris, ante un público de fanáticos mucho más reducido que en la primera inauguración de su antecesor Barack Obama (según los primeros cálculos, como un tercio de los que acudieron en el 2008), la ceremonia oficial de investidura procedió con Trump rindiendo su juramento con la mano sobre la Biblia que utilizó Abraham Lincoln (la misma que también usó Barack Obama) y ante el jefe de la Suprema Corte, John Roberts. Con ello se coronó como el presidente número 45 de Estados Unidos.

Ofreció un mensaje populista, proteccionista e imperial: denunció a la clase política por promover sus intereses sobre los de los ciudadanos y afirmó que hoy “estamos trasladando poder de Washington D.C. a ustedes, el pueblo”. Con ello, proclamó que ahora “impulsamos un gran esfuerzo nacional para reconstruir nuestro país y restaurar su promesa para todo nuestro pueblo. Sentenció: “juntos determinaremos el curso de América y el mundo para los años venideros”.

“América primero”, es la consigna, anunció, al prometer que reconstruirá la economía, retomará el control sobre las fronteras y restablecerá el “respeto” para Estados Unidos en el mundo. Denunció que “por demasiado tiempo, un pequeño grupo en la capital de la nación se ha beneficiado con las recompensas del gobierno mientras el pueblo ha aguantado el costo…. El establishment se protegió a sí mismo, pero no a los ciudadanos de nuestro país…. los hombres y mujeres olvidadas de este país ya no serán olvidados más”.

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Después de agradecerle al pueblo de Estados Unidos y, por alguna razón, “a los pueblos del mundo”, hizo énfasis en que este día será recordado “como el día en que el pueblo volvió a ser el gobernante de esta nación”. Dijo que esto es el resultado de “un movimiento histórico nunca antes visto por el mundo”.

Pintó una visión de un país desindustrializado, un sistema de educación fracasado, y devastación en zonas marginales; y prometió que esto llega a su fin a partir de hoy.

“Durante muchas décadas hemos enriquecido a la industria extranjera a costa de la industria estadunidense, subsidiado los ejércitos de otros países” mientras no se financiaba el nacional, y “defendido las fronteras de otros países al tiempo que rehusamos defender las nuestras”. Agregó que “la riqueza de nuestra clase media ha sido arrancada de sus hogares y redistribuida por todo el mundo”.

Ante ello, advirtió: “de este día en adelante, una nueva visión gobernara nuestra tierra. Desde este día en adelante, será sólo América primero, América primero”. Eso será lo que determinará toda decisión, prometió, tanto en temas domésticos como migración, o externos, que todo se hará en torno alo que beneficia “al trabajador estadunidense y las familias estadunidenses”.

Prometió que “la protección llevará a gran prosperidad y fuerza” y con ello, “recuperaremos nuestros empleos… nuestras fronteras…. nuestra riqueza”.

 

En el ámbito exterior, dijo que se buscará la “amistad y buena fe” con todos, y aseguró que “no buscamos imponer nuestra forma de vida sobre nadie, sino más bien dejarla brillar como ejemplo… brillaremos para que todos nos sigan”.

Y prometió erradicar el “terrorismo radical islámico”.

Llamó por la unidad, por un patriotismo que implica la no discriminacion ya que la “sangre del patriotismo” es del mismo color para todos. Afirmó que “no debe haber temor” ya que “estamos protegidos” por las fuerzas armadas y las de seguridad pública, y, “más importante: seremos protegidos por Dios”.

Concluyó que “juntos” Estados Unidos era “fuerte de nuevo”, “rica de nuevo”, “orgullosa de nuevo”, “seguro de nuevo” y “sí, juntos haremos grande otra vez a Estados Unidos”.

En la ceremonia, que siempre es curiosa por su mezcla politico-religosa, el cardenal de Nueva York, Timothy Dolan, el reverendo Samuel Rodriguez y la pastor Paula White-Cain, el rabino Marvin Hier y el ultraconservador anti-gay reverendo Franklin Graham ofrecieron lecturas bíblicas. El himno nacional fue cantado por la adolescente Jackie Evancho, concursante que saltó a la fama en el programa de” America’s Got Talent”.

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También canto el famoso coro mormón Tabernacle, con la ausencia de por lo menos una de sus integrantes que rehuso participar afirmando que no cantaría por un “fascista”.

La presencia mucho más reducida de simpatizantes en las ceremonias oficiales, con el gigantesco parque conocido como el Mall estaba semi-vacío con un mar de caras blancas con cachuchas rojas con el lema del presidente “Volver a hacer grande a Estado Unidos”, en contraste con una masiva presencia multi-étnica de un total de 1.8 millones hace ocho años en la inauguración de Obama.

Más aún, en el concierto de la inauguración la noche del jueves, se calcula que llegaron unos 10 mil mientrass que al concierto de la primera inauguración de Obama acudieron 400 mil.

Todo esto fue de cierta manera indicación de la falta de apoyo de este presidente. Las decenas de actos de protesta en varios puntos de la ciudad fue tal vez la expresión más amplia de repudio que se ha registrado contra la llegada de un nuevo presidente en la historia del país.

La mayor distracción fue la presencia de Hillary Clinton (junto con su esposo, el ex presidente Bill Clinton) recordando que todos suponían hasta el 8 de noviembre que ella era la que estaría haciendo el juramento. Llegó vestida de blanco, con una sonrisa forzada.

Los ex presidentes George W. Bush y Jimmy Carter también asistieron. Todos con el pretexto de que estaban festejando la transición pacífica del poder en nombre de la democracia. Todos saben que ninguno de ellos deseaba que ganara Trump.

Rodeado de la cúpula política de ambos partidos, todos los cuales lo rechazaron y que buscaron hacer todo para evitar su triunfo, le ofrecieron sonrisas y buenos deseos. Trump ofendió a casi todos, y sus familias.

 

Pero no todos: aproximadamente un tercio de los representantes demócratas boicotearon el evento, más de 60.

A la vez, el presidente Trump tomó posesión de la Casa Blanca bajo otras nubes que las que pintaron el cielo hoy: sospechas de la mano rusa en la elección y su triunfo. El New York Times hoy reportó que varias agencias de inteligencia están investigando comunicaciones interceptadas en relación con posibles interacciones del gobierno de Vladimir Putin con representantes de Trump.

Hoy Trump se volvió el primer presidente sin previo servicio en el sector público o en las fuerzas armadas, y entre los más ricos. A sus 70 años, es el presidente novato más viejo.

Al final, el presidente Trump acompañó al ex presidente Barack Obama al otro lado del Capitolio donde él y su esposa Michelle abordaron el helicóptero presidencial para despedirse del gobierno.

Poco más tarde, después de una comida ofrecida por el Congreso, arrancó el desfile desde el Capitolio a la Casa Blanca a lo largo de la avenida Pennsylvania para llevar al presidente a su nueva residencia.

En el trayecto, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, descendió brevemente de la limusina blindada para caminar un tramo del desfile y saludar a la multitud.

Poco después del inicio del desfile, la caravana pasó frente a un grupo de manifestantes que abucheó al nuevo presidente. La caravana también pasará por delante del Hotel Trump, inaugurado en septiembre pasado y que ya se transformó en el centro de una polémica.

En el tramo, la nueva primera familia y la del vicepresidente fue transportada en las masivas limosinas oficiales, y se bajaron a caminar por una media cuadra para saludar a los fieles – y tratar de ignorar a algunos Pero, como fuel caso todo el día, fueron notables las gradas vacías a lo largo de este recorrido. La ruta permitió que pasara frente a su nuevo hotel, ubicado a pocas cuadras de su nueva residencia.

Bandas militares (y algunas escolares) marcharon detrás y, después de que Trump subió a su palco frente a la Casa Blanca, pasaron revista ante su nuevo comandante en jefe a pesar de que él evitó su servicio militar durante la guerra en Vietnam.

La noche culminó con la visita del presidente a tres fiestas de gala oficiales (muchas menos de las acostumbradas).

Mientras tanto, el Senado ratificó a los primeros dos integrantes del gabinete: el general John Mattis en Defensa y John Kelly en Seguridad Interna. Pero esta noche el país – ni el mundo cuyo curso dice que determinaró – no se siente más seguro.

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