“Sentir que es un soplo la vida, que veinte años no es nada, que febril la mirada errante en las sombras te busca y te nombra”…frases que forman parte del famoso tango ‘Volver’ compuesto por el inmortal (¿francés?, ¿uruguayo?) Carlitos Gardel, y que, ¡cómo no!, en más de alguna ocasión se nos ha venido a la mente disfrazado de nostalgia, aunque ya seco de esperanza.
La vida transcurre rápido. Es casi un pestañeo. Así se observa cuando se superan seis o más décadas de existencia. Cada generación vive su propia historia y es dueña de un especial momento en el largo devenir del progreso. Vea usted el siguiente resumen y masculle sus íntimas reflexiones, pero sin emocionarse por favor, ya que podrá reconocerse a sí mismo en alguno de los cuatro períodos que a continuación desglosamos en un apretado e insuficiente resumen.
Generación Baby Boomers. Corresponde a quienes nacieron entre los años 1945-1964. Tienen como característica el haber nacido después de la Segunda Guerra Mundial y la guerra en Corea. El apodo (baby boomer) se debe a que en esa época hubo un significativo aumento en las tasas de natalidad.
Los baby boomers eran trabajólicos; apreciaban sobremanera los símbolos de crecimiento vertical de la empresa en la cual laboraban, y otorgaban enorme valor a la productividad, a la vez que despreciaban el ocio. En este período la mujer se incorpora al mercado laboral, con lo que definitivamente cambia el modelo tradicional de familia.
Generación X. Aquí se encuentran los nacidos entre los años 1965-1981. Será un poco “el jamón del sandwich’ entre dos generaciones (la ‘baby boomers’ y la que le seguirá). Se trata de la generación adolescente de los años 80… la “generación de los 80’, como cantaba el grupo musical ‘Los Prisioneros’. Es la generación que vio caer los muros ideológicos… amén del concretísimo muro de Berlín, así como sufrió en carne propia la irrupción del SIDA, la era de las privatizaciones, y es la generación que se opone a la anterior en lo laboral, ya que esta “trabaja para vivir”, y no “vive para trabajar”, como eran los baby boomers. Además, los ‘X’ en cuanto a la dependencia de jefaturas buscan una relación informal con la autoridad, pues son contrarios a las reuniones y a las políticas colaborativas.
La verdad es que los ‘X’ han crecido casi solos, por eso sienten que el matrimonio no es para siempre y la posibilidad del divorcio está omni presente en cada uno de ellos.
En lo relevante, la generación X vio la llegada de la internet, y es la que transita de la TV en blanco y negro a la TV nítida y a color. Podemos decir quer los nacidos en esta generación rumbearon caminos muy disímiles, pues si bien comenzaron jugando a las bolitas, al trompo y al emboque, pronto cambiaron sus entretenimientos accediendo a juegos electrónicos como el PacMan, Atari y el PlayStation.
Generación ‘Y’, o ‘Millennials’. Es la generación del nuevo milenio, de ahí su apodo. Encontramos en ella a los nacidos entre los años 1982 y 1994. La tecnología es su mundo, y este no lo conciben sin ella. Su principal interés reside en lograr la mejor calidad de vida posible, por ello se destacan siendo ‘multitareas’, ya que es la generación que ha utilizado más tipos de tecnología para el entretenimiento: Internet, SMS, teléfono móvil, reproductores de CD, de MP3, MP4, etc.
Así, lo que era un ‘lujo’ para la anterior generación (la ‘X’), para esta (la ‘Y’) es simplemente una necesidad básica. Además, en los asuntos laborales esta generación no se enclaustra en un mismo trabajo durante largo tiempo. Por el contrario, cambian de empresa o de lugar laboral utilizando variados motivos. . Ello se debe a que los millennials vivieron y se educaron durante una época de expansión económica, pero sintieron el peso de la realidad sobre ellas al encontrar un mercado laboral bastante hostil una vez que egresaron de la universidad o de un instituto profesional.
Generación ‘Z’ o ‘nativos digitales’. Nacieron entre los años 1995 y la actualidad. Se les llama nativos digitales porque desde su niñez ya existía Internet y el auge de la tecnologías de la información. Por cierto, no presentan rechazo alguno a la tecnología, pero presentan una desventaja evidente: son adictos a Internet y a los juegos.
Aún no ingresan al mercado laboral. Representan el 25.9% de la población mundial y, en comparación con los millenials poseen mayor madurez intelectual. Sus medios de comunicación e información no residen en la prensa y TV tradicionales, pues son asiduos visitantes (navegantes) de las redes sociales. Son ciudadanos del mundo y no temen al fracaso; son proactivos y sus amigos son su familia. Ah, es bueno saber también que ellos suplen las carencias afectivas y familiares con cosas materiales, y en lo político son contestatarios, pero carecen de doctrinas y de ideologías.
Georgie de Barba, especialista en marketing virtual y redes sociales, estableció siete comportamientos habituales de la Generación ‘Z’. De seguro usted es padre o abuelo de algunos de ellos y desea conocer mejor su idiosincrasia tecnológica-social. Por eso me permito transcribir lo que de Barba explicita al asegurar que los comportamientos relevantes de los nacidos en esta generación, serían los siguientes:
1..Bienvenido al mundo perfecto. Son autodidactas. El 33 por ciento aprende vía tutoriales en internet. Más del 20 por ciento lee en tablets y dispositivos. El 32 por ciento hace todas sus tareas y labores online.
2..Los hijos perfectos. La generación Z creció en un contexto incierto (en la recesión económica mundial post 9/11, derribo de las Torres Gemelas en Nueva York); la manera de ver el mundo cambió, aumentó la diversidad social, cambiaron algunos roles sociales y, sobre todo, aprendieron a salir adelante en un mundo difícil. Son jóvenes muy maduros, autosuficientes y creativos.
3. También son buenos. El 60 por ciento quiere un empleo que impacte al mundo, el 26 por ciento hace algún tipo de voluntariado y el 76 por ciento se preocupa por el impacto que tiene el ser humano en el planeta.
4. Son trabajadores enfocados. Ellos nacieron con la cultura DIY (Do it yourself), así que están acostumbrados a solucionar problemas y necesidades de manera personal y enfocada. El acceso a la nube les ha dado las herramientas necesarias para encontrar la manera de construir su propio mundo.
El 76 por ciento de estos muchachitos desean que su vida laboral esté relacionada con sus pasiones y hobbies actuales. Son un poco soberbios; el 80 por ciento piensa que es una generación mejor adaptada a cualquier situación. Ojo: el 72% de ellos, no piensa recibir órdenes de un jefe, NUNCA. Están dispuestos a emprender y ser sus propios jefes.
5. Los reyes del zapping. Si ya considerabas difícil obtener la atención de un Millennial, te tengo pésimas noticias. La generación Z tiene en promedio un tiempo de uso de una aplicación o un landing page de menos de ocho segundos. Si les interesas, pueden quedarse más tiempo, pero no tendrás toda su atención porque tienen cuatro pantallas más que atender.
6. Incógnitos y privados. La generación Z prefiere la privacidad. Aplicaciones como Snapchat, Secret y Whisper son el perfecto ejemplo de esto. Han aprendido los riesgos e inconvenientes que implica compartir toda su información en internet. Han dejado un poco los reflectores.
7. Súper-Boom de Marketing Digital. Esta generación maneja internet como robots, pasan más de tres horas al día frente a la computadora en actividades no relacionadas con sus labores escolares o trabajos.
Conclusión (subjetiva, por supuesto, por tanto, falible).
Creo que con los hijos de la “generación del 68” (Generación ‘X’) concluyó la etapa de la cultura-culta, y pese a todas las posibles diferencias habidas entre una y otra generación desde el inicio de la post guerra, queda prístinamente establecido que la sociedad en su todo, se mueve y flota en un sistema socioeconómico que conocemos como neoliberalismo. Que la nuestra constituye una feroz sociedad de consumo no hay duda alguna.
El economista, periodista y escritor español Vicente Verdú, asegura en uno de sus libros que esta sociedad de consumo tiene, como misión, proveer de placeres sin tregua, y como destino, la diversión hasta morir. Esta cultura no ha prosperado con la penitencia del trabajo, sino con la fiesta sin fin. El autor del capitalismo de producción era intrínsecamente avaro y elitista; el autor del capitalismo de consumo es, sobre todo, consumidor y comunicador. Hay productos basura, telebasuras que producen ominosa satisfacción, pero ¿quién los califica? ¿Los ilustrados de media jornada laboral o los profesionales libres que habitan viviendas espaciosas y disponen de unas rentas que alcanzan holgadamente hasta fines de mes? La sociedad de masas junto a los medios de comunicación de masas y las estrecheces de las masas han enseñado más sobre la cultura real que el juicio de las elites, delgadas a fuerza de un deleite aislado.
La cultura-culta (la que vivimos y tratamos de aprender y de aprehender nosotros los viejos mayores de 60 años) tenía en su cabeza una sociedad atestada del saber elitista, pero la sociedad actual sólo puede moverse sin cargas ni nudos trascendentes. Esta cultura sin culto, sin bibliografías, apenas pesa, y la liviandad de su memoria es consecuente con su gran velocidad y complejidad desplegada en superficie.
Los ilustrados (es decir, de nuevo ‘nosotros’ los viejos) odian ciertamente la ligereza pero, a su vez, son también despreciados por sus descendientes inmediatos. Con los hijos de la generación del 68 parece haber concluido la etapa de la cultura-culta basada esencialmente en el código escrito, en los modos literarios, en el pensamiento hondo y en la excavación interior. Ese tipo de cultura ha concluido, pues la nueva, la potente cultura actual, se confunde con el estilo. No habrá ya nuevos Ateneos, Cenáculos ni Graneros Mesopotámicos, a no ser que se quiera distraer a los turistas.
Nuestros antepasados más egregios lo fueron gracias a los libros, y nosotros mismos (los ‘viejos’) crecimos desde y con la página impresa. ¿La radio, el cine y la televisión? Fueron para nosotros medios de comunicación que a la vez sirvieron como elementos de entretenimiento, pero hoy –para los jóvenes actuales- constituyen verdaderos medios de cultura.