El Banco Central (BC) entregó este jueves el IMACEC de noviembre del 2016, cifra que marcó un 0,8 por ciento de aumento respecto al mismo mes del año anterior. El guarismo, aun cuando no es negativo, como en octubre pasado, estuvo bajo las expectativas de los actores económicos, que esperaban un alza de hasta 1,9 por ciento, y confirma el ciclo de estancamiento económico iniciado desde finales del 2013. La economía chilena, admitió más tarde el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, “está pasando por un bajón”, que, agregó, “todos debemos revertir”.
Las estadísticas divulgadas esta mañana están en línea con las diferentes proyecciones trazadas por el mismo BC, los inefables organismos financieros internacionales y la gran mayoría de agentes privados, tales como banco de personas o de inversiones. En todos los casos, el cierre que tendrá la economía chilena para el año recién pasado estará en torno al dos por ciento, aun cuando la tendencia presiona a la baja. La OCDE, por ejemplo, estima que el PIB nacional no aumentará más que un 1,5 por ciento, cifra también compartida por el mismo BC de Chile.
Valdés, junto con expresar su desilusión por el desempeño económico, lanzó un mensaje muy coherente con su trayectoria y perfil pro empresarial. “Tenemos que trabajar más en el gobierno corporativo y en suma tenemos que seguir perseverando”, señaló en un punto de prensa esta mañana, para agregar que “tenemos que hacer desparecer ruidos innecesarios para que las empresas puedan tomar decisiones”.
Para el año en curso, las proyecciones son levemente más altas aun cuando no alteran la escena de estancamiento que se arrastra desde hace varios años. Tanto el Banco Central como la OCDE dilatan un poco más la actividad económica, la que podría alcanzar un aumento de hasta 2,5 por ciento. Este crecimiento, que sin duda no cambia de forma estructural las condiciones económicas, estaría influido por cambios más bien coyunturales basados en la reacción de los mercados ante algunas declaraciones y anuncios del presidente electo de Estados Unidos. En el mediano y largo plazo no hay claros indicios de un cambio en el panorama económico ni comercial.
La economía chilena no sólo está estancada en sus grandes números, sino que éstos son la consecuencia de una serie de otros factores. Las exportaciones han caído en torno a un 15 por ciento menos que el año anterior, en tanto las mineras más de un 18 por ciento. El desempleo, aun cuando no se ha elevado a cifras de anteriores décadas golpeadas por crisis globales, está contenido por la creación de trabajos por cuenta propia, informales y precarios.