La Teletón 2016 comienza proponiéndose reunir una millonaria suma de dinero. Cada año, la meta a recaudar se presenta como una tarea casi imposible. Cuando se alcanza la cifra ella es presentada como un triunfo del conjunto del país, transformándose así en un ficticio “indicador” de unidad nacional.
Durante años, la Teletón ha proyectado una falsa unidad nacional, contribuyendo a transformar en “sentido común” hegemónico la aceptación al modelo neoliberal dominante basado en la propiedad privada, la primacía de los grandes grupos económicos y el rol subsidiario del Estado para enfrentar la discapacidad.
Desde sus inicios, la Teletón nos hizo olvidar que es el Estado el que debe hacerse cargo de la discapacidad en todas sus dimensiones.
El volumen de dinero recaudado en cada espectáculo contribuyó con éxito a instalar en el subconsciente colectivo la idea de que lo único eficaz para hacer frente a la discapacidad es el sector privado a través de sus fundaciones y clínicas. Es claro que ninguna campaña ideológica en favor de un Estado mínimo y subsidiario con primacía de la empresa privada hubiese podido tener tanto éxito como lo ha hecho de manera sistemática la Teletón en el “sentido común” nacional.
Con sus constantes llamados a la “unidad nacional” invitándonos hoy a darnos un ficticio”abrazo de Chile” con el que se pretende olvidemos nuestros conflictos reales y diferencias. Este espejismo ejecutado por la Teletón de manera reiterativa con gran publicidad, contribuye culturalmente a hacernos olvidar el conflicto social y la violencia cotidiana que genera la desigualdad, la arbitrariedad, el abuso y la discriminación sobre el cual se basa el modelo económico y del la cual se nutre y opera la “rentabilidad”económica y social de La Teletón.
Un caso emblemático hoy es la huelga que enfrenta a los sindicatos de trabajadores de Sodimac Homecenter con los propietarios de la empresa cuyos ejecutivos se presentan ante la Teletón cómo grandes y “filantrópicos donantes” mientras le niegan a sus trabajadores salarios justos y dignos.
A cambio de sus donaciones, la Teletón genera millonarias ganancias para las grandes empresas y les permite descuentos por donaciones ahorrando gastar millones en campañas de imagen y publicidad para sus productos y servicios.Con la Teletón las empresas obtienen una mayor fidelización de sus consumidores y usuarios para sus productos y servicios.
Al ver cada año por TV a sus ejecutivos entregar con toda pompa y publicidad los cheques que se perciben como “generosas y altruistas donaciones”, la Teletón nos hace olvidar las millonarias utilidades que obtienen aquellos consorcios extranjeros y nacionales expoliadores de nuestras riquezas y del trabajo de los trabajadores chilenos.
El Banco de Chile administrador de su cuenta adquiere durante “las 24 horas de amor” categoría de institución de filantropía ocultando así que con la recaudación de La Teletón gana intereses y oculta prácticas abusivas y antisindicales denunciadas por sus propios trabajadores.
La Teletón transforma en una suerte de “nuevos héroes” a los grandes empresarios, lo que se extiende muchas veces a las familias de los Lucksic,Matte,Solari,etc.Es claro que ningún programa o espectáculo hizo tanto en favor de una sociedad completamente mercantilizada.
El método Teletón opera como un “reality show” basado en la explotación de la hipersensibilidad de los telespectadores y como vehículo de socialización cultural, el evento se ha transformado en el mecanismo más importante y permanente que conozca nuestra historia moderna para afirmar el hoy alicaido prestigio del modelo económico neoliberal chileno.
Una nueva Constitucion nacida de una Asamblea Constituyente para el Chile del Siglo XXI debe establecer que la discapacidad en todas sus formas y dimensiones debe ser asumida desde el principio de la solidaridad social. Es decir, encarada integralmente desde el Estado.
Esteban Silva Cuadra
SANTIAGO,3 de diciembre de 2016