Hemos tenido el privilegio generacional de haber conocido a un hombre que marcó la historia de América Latina y el mundo. Al estadista más brillante que pudo parir la Patria Grande. Al luchador incansable por la equidad, la igualdad social y la justicia. Hemos tenido el honor de haber conocido la integridad en palabra y acción, de un hombre que demostró con su propia vida, que la conciencia, los ideales y los principios ni se compran ni se venden. ¡Se defienden!
A un líder auténtico y natural. A un incansable defensor de los derechos humanos y de la libertad de los pueblos mancillados por la opresión y el oprobio. Hemos coincidido en la historia del tiempo, con un hombre leal, lúcido y consecuente. No hay palabras que alcancen a expresar ni en la poesía más hermosa, ni en el discurso más estudiado, la trascendencia de un ser humano como Fidel.
La inmortalidad se la han ganado pocos en la historia de la humanidad, Fidel es uno de ellos. Deja un legado de amor, hermandad y consecuencia política y humana en los pueblos del mundo. Cualquiera que piense en Revolución, en cualquier lugar del mundo, debe tener como guía a Fidel y al pueblo cubano. Cualquiera que piense en rebelión tendrá que saber que el mismísimo Fidel Castro Ruz lo es. Es una rebelión inimitable en cada célula y en cada palabra. En cada acción. En cada anhelo y en la utopía vuelta realidad.
Hemos sido privilegiados al conocer a uno de los hombres más insignes de todos los tiempos. Nuestro deber es continuar con su legado. Nos deja una enorme lección de humanidad y humildad. De hermandad. De integridad, identidad y conciencia.
A Fidel no hay que llorarlo, debemos aprenderle y honrarlo. Celebrar y agradecer haber tenido a un hermano que pasó por la tierra dejando huellas imborrables en la dignidad de los pueblos. Honrarlo en nuestras luchas por los mismos ideales: un mundo justo, equitativo e igualitario. Libre.
Fidel no se va, se queda en la inmortalidad del tiempo, en los corazones y los anhelos de los pueblos que luchan por su libertad.
Fidel no se va, se ha vuelto poesía, viento, luz, se ha vuelto río, volcán, vereda. Se ha vuelto una Revolución eterna que ni la muerte podrá doblegar.
¡Yo soy Fidel! ¡Yo soy Fidel! ¡Yo soy Fidel!
Preguntó Daniel Ortega en el Memorial José Martí de la Plaza de la Revolución de la Habana, en el tributo a Fidel, ¿en dónde está Fidel? Y el pueblo cubano, enardecido, agradecido y amando, al unísono contestó: ¡Yo soy Fidel¡ ¡Yo soy Fidel! ¡Yo soy Fidel! En ese instante volvió a vibrar Cuba, como en aquel 1ro. de enero de 1959; el mundo escuchó al pueblo cubano, los vientos y los mares hicieron eco del amor recíproco entre el Líder la Revolución Cubana y su pueblo.
El hombre más calumniado del planeta, que sobrevivió a más de 600 intentos de asesinato, el más odiado por los que odian a los pueblos soberanos y a los seres íntegros y enteros; conscientes de la realidad y de la historia. Hay un antes y un después de Fidel en Latinoamérica y el mundo. Y eso, por si alguien no había querido darse cuenta en los últimos 50 años, lo reafirmó el pueblo cubano abarrotando la Plaza de la Revolución y las calles aledañas. No hay forma de manipulación visual, de fotografías truculentas, las imágenes hablan por sí mismas; eran miles de adultos mayores, jóvenes y niños, despidiendo al más grande de los revolucionarios de los últimos tiempos.
Ni la mediatización mundial con todos los millones de dólares gastados en propaganda para desprestigiar a la Revolución Cubana, ni el bloqueo impuesto por Estados Unidos pudieron con Fidel y con su pueblo. Muchos lacayos se preguntan, ¿qué sucederá ahora con la Revolución?, esperando ansiosos que el Plan Cóndor aterrice en Cuba, con el águila imperial, para ir urgente, como aves de rapiña a devorar la savia de la dignidad; pero la respuesta contundente la dio anoche el mismo pueblo cubano. ¡Y fue estremecedora! ¡Yo soy Fidel! ¡Yo soy Fidel! ¡Yo soy Fidel!
Por si creían que la Revolución Cubana y Fidel habían muerto, se equivocaron. Fidel se hizo sangre en las venas de los niños y jóvenes cubanos que han sido el fruto dulce de la ardua lucha generacional de sus mayores. Muchas vidas se perdieron en el camino, ninguna fue en vano. En el tributo a Fidel, por consiguiente también se le rindió tributo a Camilo y al Che Guevara, pilares de la Cuba hermosa y soberana. Se celebraba pues, la vida, la honra, la lealtad y rectitud de un hombre que con su sola existencia hizo temblar a todo un imperio.
Emotivo fue sentir el amor y el agradecimiento de gobiernos de países en los cinco continentes, hablaban de un Fidel amigo y hermano. Y en casa, escuchar a los nuestros, prometiendo la unidad de la Patria Grande. Sin lugar a dudas hicieron falta en ese tributo: Chávez, Lugo, Néstor, Lula, Dilma y Cristina.
Que quede claro pues, que cada vez que alguien se pregunte, en cualquier lugar del mundo, ¿en dónde está Fidel? La respuesta la va a encontrar en cada rincón de la Cuba soberana y en el corazón enardecido de cada ser humano que luche por la libertad de los pueblos.
PS: Así recuerda al Comandante Fidel Castro Ruz, una mujer revolucionaria, que no dudamos, representa la opinión de la mayoría de las mujeres de la Patria Continente América Latina y El Caribe. La periodista/escritoria Ilka Oliva Corado desde las entrañas del monstruo capitalista salvaje nos hizo llegar estos dos ensayos sobre la vida y obra del comandante Fidel Castro Ruz.
La autora y nuestra Organización No Gubernamental ADDHEE.ONG son de opinión que “la utopía es un concepto histórico que dice relación con un proyecto de transformación social. Ella se alcanza con el cambio que trae la justicia social. El fin de la utopía significa renunciar a la esperanza”.
Prof. Moreno Peralta/IWA
Fundación Cesal e.V Berlín DDR, 1977.