Unos mil bomberos franceses desfilaron la semana pasada por las calles de esta capital para protestar por las difíciles condiciones en que realizan su trabajo y reclamar una mayor atención por parte del gobierno.
Vestidos con uniformes y cascos, los manifestantes se reunieron en la plaza de la Nación y luego marcharon detrás de una banderola con la frase: “No a la ausencia de reconocimiento al trabajo, al desprecio del diálogo social, a las reformas devastadoras”.
El cortejo llegó hasta la sede de la Dirección General de la Seguridad Civil y de la gestión de crisis, dependiente del Ministerio del Interior.
El líder sindical André Goretti afirmó que el objetivo es “expresar nuestra indignación frente a la falta de escucha y de diálogo con el ministerio”.
En un comunicado, los bomberos se quejaron además porque cada vez son más frecuentes las peticiones de intervenir ante asuntos ajenos a su competencia, como cuando hace falta una ambulancia o en caso de que una persona en estado de ebriedad provoque disturbios en la vía pública.
Luego, un grupo de unos 150 uniformados salieron hacia la puerta de Vincennes, en el este de esta capital y consiguieron obstruir el tráfico durante unos 30 minutos en la avenida periférica que bordea la ciudad, vía esencial para la movilidad en París.