Aprovechando de jugar sus cartas para imponer nuevas inflexiones programáticas al gobierno de Michelle Bachelet, la Democracia Cristiana logró convertir, en menos de una semana, una derrota electoral en una gran victoria política. Aprovechando las elecciones municipales ha logrado aplicar con especial rigor el axioma de Maquiavelo: “Triunfa el que acomoda su manera de proceder a las circunstancias del momento, y del mismo modo fracasa quien en su proceder entra en desacuerdo con ellas”.(1)
Recordemos que desde el 28,93% obtenido por el partido de la flecha roja en 1992, sus resultados han ido declinando de forma sostenida comicio tras comicio, hasta arribar el 23 de octubre pasado a un 12,77%. Aunque sólo bajó en dos puntos su votación de concejales respecto a 2012, en alcaldes pasó de un 16,51% a un 11,80%, logrando elegir 43 ediles frente a los 56 de 2012, incluyendo dos derrotas claves en Maipú y Macul. Esta lenta decadencia del que otrora fue el partido más grande de Chile, le obliga a “acomodarse a las circunstancias” demostrando que se puede ganar políticamente, aunque se pierda en votos.
El lunes 24 de octubre, en medio de la apoteosis de la derecha por sus victorias alcaldicias, la presidenta de la Democracia Cristiana, senadora Carolina Goic, anunció que su partido congelaba su participación en el comité político de La Moneda. Esta decisión significaba en lo inmediato que los alcaldes electos de ese partido no concurrirían al palacio de gobierno para realizar una actividad pública junto a la presidenta Michelle Bachelet. Y además la mesa de la DC no realizaría ninguna actividad de coordinación con el ministro del Interior, Mario Fernández (militante de esa misma colectividad). Este congelamiento significaba una sola cosa: los votos de los parlamentarios DC no estarían disponibles mientras no existiera un reacomodo, a la baja, en la agenda gubernamental. Goic señaló como argumento: “Vamos a citar al consejo para analizar la situación como DC y, mientras tanto, no vamos a participar en las actividades de coordinación con el gobierno. Consideramos que aquí tiene que haber un trato distinto a la DC, que es el principal partido de la Nueva Mayoría, sobre todo en el contexto en que estamos”. Este “trato distinto” llegó al tercer día por medio de un almuerzo entre los presidentes de los partidos de la NM y el comité político del gobierno, compuesto por el ministro de Segpres, Nicolás Eyzaguirre, de Segegob, Marcelo Díaz, Hacienda, Rodrigo Valdés, y de Interior, Mario Fernández. De esa forma la DC “descongeló” oficialmente sus relaciones con su propio gobierno.
En la ocasión los partidos entregaron a los ministros un documento donde señalaron una serie de “prioridades” que a su juicio deberían ayudar a “rectificar” al gobierno en los 16 meses que le restan de mandato. La prensa especuló con que la DC buscaba un cambio de gabinete. Pero esa versión no tenía asidero, ya que era de público conocimiento que en torno al 10 de noviembre los ministros, subsecretarios, intendentes y gobernadores que aspiran a competir por un cargo parlamentario en 2017 deberían presentar sus renuncias para alcanzar a cumplir las exigencias legales. Por lo tanto, cambio de gabinete habrá de todas formas, pero posterior a esa fecha. Lo que Goic y su partido buscaban era definir la carta de navegación del gobierno.
DEL REALISMO SIN RENUNCIA,
A LA RENUNCIA SIN REALISMO
Más allá de las fricciones y malas relaciones que ha cultivado el ministro Fernández con su partido, la verdadera raíz del congelamiento de relaciones de la DC se explica como una forma de ganar poder en el gobierno para aplacar las tensiones que este partido alberga en su interior. Efectivamente, el documento entregado por los partidos de la NM el jueves 27 recogió una a una todas las exigencias de la DC. Presentado como un texto de “prioridades”, el texto enumera ocho puntos, de acuerdo a las declaraciones de Carolina Goic: “Hemos hecho una enumeración de los temas que nos parecen prioritarios: la reforma educacional como el principal compromiso de este gobierno, pero también hacernos cargo del crecimiento y la productividad, el acceso a salud, seguridad ciudadana, descentralización y cómo abordamos una propuesta de pensiones”. Mucho más importante que estas prioridades genéricas, lo que importa es lo que el texto no dice. Entre otras cosas, es evidente la ausencia de toda referencia al tema constitucional y al proyecto de despenalización del aborto por tres causales.
La entrega oficial del documento se acompañó de un explícito apoyo al ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, que lleva adelante su propuesta de reajuste de las remuneraciones en el sector público en sólo un 3,2%. Esta propuesta, altamente conservadora, alejada del piso demandado por la Anef, había sido duramente criticada por la bancada PC-IC el martes anterior. No obstante todos los partidos salieron a apoyar esta medida el día jueves. La segunda medida que impulsa Valdés en este momento es un reajuste de las pensiones básicas en 10%. Si bien esto no estaría mal en lo inmediato, el problema radica en que ésa sería la única iniciativa en materia previsional que llevaría adelante el gobierno en este periodo. Incluso el alza del 5% de la cotización, anunciada a fines de agosto, no se incluiría en la agenda gubernamental de 2017. A la vez Valdés desea recortar la ley de fortalecimiento del Servicio Nacional del Consumidor (Sernac) que está en el Parlamento, para no afectar a las empresas. Y renegociar la reforma al Código de Aguas para acomodarla a los intereses de los grandes propietarios.
Si el cónclave de julio de 2015 significó una reducción sustancial de las aspiraciones programáticas del gobierno, bajo el argumento del “realismo sin renuncia”, el nuevo punto de inflexión programático lleva el programa a punto muerto, obligando a Bachelet a reducir su rol a una simple administración hasta marzo de 2018, y a asumir una agenda “pro-crecimiento” que se desarrollará por medio de una batería de proyectos abiertamente favorables al gran empresariado. Un giro que no parece muy realista luego de la debacle electoral experimentada en octubre, y con la vista puesta en 2017, como año electoral.
¿QUIENES GANAN Y
QUIENES PIERDEN?
Para la DC esta reducción del programa, y la esperanza de un cambio de gabinete a su gusto, le ha devuelto cierta paz interna. Las tensiones que la afectaban tenían varios frentes: el sector conservador-clerical, encabezado por Soledad Alvear, ha pujado de forma feroz por impedir la tramitación del proyecto de ley que despenaliza el aborto en tres causales. En medio de las enormes movilizaciones feministas en este año, no parecía fácil que Alvear pudiera llegar a cumplir su cometido, pero todo indica que lo ha conseguido.
Respecto al tema constitucional, se esperaba que la presidenta enviara al Congreso un proyecto de reforma constitucional que permitiera iniciar el procedimiento de cambio constitucional, al menos en una primera fase. Pero el nuevo documento de “prioridades” no señala nada al respecto, mientras el senador DC Patricio Walker declaró “el que mucho abarca poco aprieta. Habrá que esperar si la presidenta insistirá en enviar una propuesta de reforma constitucional”. En otras palabras, a ver si se atreve, porque no cuenta con nuestros votos.
Sobre la reforma educacional lo que el texto señala es la necesidad de hacerla “viable y sustentable”, entendiendo por ello una restricción del presupuesto y una reducción de sus alcances políticos. De esa forma la DC logra responder a las exigencias de Mariana Aylwin y al grupo “Progresistas con progreso”, ligado al lobby de los sostenedores y dueños de escuelas subvencionadas y universidades privadas. Aylwin goza de amplia cobertura de prensa de El Mercurio y Copesa, y es abierta partidaria de excluir al PC de la Nueva Mayoría.
LAS PRESIDENCIALES
EN EL HORIZONTE
La DC ha logrado apaciguar la presión de su ala conservadora y pro-empresarial y se apresta a seguir moviendo sus fichas en vistas al escenario presidencial y parlamentario. El cálculo que parece haberse impuesto en este partido es que en virtud del nuevo sistema electoral, si lleva una lista propia puede obtener más diputados que concurriendo en alianza con otros partidos de la NM. De allí el entusiasmo democratacristiano por estirar la cuerda al máximo en su relación con el gobierno. Todos los incentivos a su actuar se decantan hacia agudizar esta tensión ya que cada choque se convierte en un estímulo a su objetivo de perfilamiento partidario.
Esta situación complica gravemente las aspiraciones de Ricardo Lagos, que calculaba el respaldo DC a su candidatura. El “camino propio” de la DC le obliga a ganar el apoyo del PPD y sobre todo del PS, que no se ve entusiasmado por su candidatura, y donde la bajada precipitada de Isabel Allende, por presiones del laguismo, dejó muchas heridas. Incluso en el PPD se empiezan a imponer las voces críticas a su candidatura, alarmadas por su recurrente retroceso en las encuestas. El objetivo de Lagos de evitar una primaria dentro de este sector se ve muy difícil de lograr.
¿ES POSIBLE QUE SE DISUELVA
LA NUEVA MAYORIA?
En este cuadro, se podría plantear la hipótesis del fin de la Nueva Mayoría. Lo que parece ser una tesis precipitada, ya que junto a estas tensiones centrífugas también existen fuertes tendencias centrípetas que empujan para la mantención del conglomerado. El cientista político DC Mauricio Morales ha publicado un estudio titulado “La NM sin el PC. Expectativas para las legislativas 2017” en que analiza las tendencias electorales que impulsan al PC a mantenerse en el conglomerado. Señala al respecto:
“El PC quiere seguir en la NM porque es la coalición que le garantiza un crecimiento sustantivo de su representación -medida por el número de diputados- para las elecciones legislativas de 2017 que se desarrollarán bajo un nuevo sistema electoral. Si el PC fuese expulsado de la NM, entonces su representación se vería seriamente desafiada, no sucediendo lo mismo con el resto de los partidos del pacto (…) Es en estas elecciones donde el PC -dado el nuevo sistema electoral- puede consolidar su representación en la Cámara. Así, probablemente para los comicios de 2021 el PC podría independizarse de la NM. Hoy necesita competir dentro del pacto”.
Lo que esto significa es que el “contrato” de funcionamiento de la Nueva Mayoría está cambiando a peor. Es posible que en 2017 exista más de un candidato presidencial y más de una lista parlamentaria en ese campo. Pero es improbable que lleve a un reacomodo total de las fuerzas políticas. Morales, desde el interior de la “cocina” intelectual de la DC ya tiene lista la receta: “Dado que es el PC el que está casi obligado a mantenerse en la NM, entonces se le puede presionar para firmar un programa significativamente menos refundacional. Visto así, este escenario es inmejorable para la revancha de los grupos más gradualistas. El premio será el programa. El costo será el subsidio electoral al PC”.(2)
Se viene “la revancha” de los conservadores.
ALVARO RAMIS
Notas
(1) Maquiavelo, Nicolás. El Príncipe, Altaya, Barcelona (1993) p. 104.
(2) Morales, Mauricio. “¿Por qué el PC quiere seguir en la NM?”, http://www.t13.cl/blog/columnas-mauricio-morales/por-pc-quiere-seguir-nm
Publicado en “Punto Final”, edición Nº 864, 11 de noviembre 2016.