“Los ciudadanos deben reconocer que la participación democrática y no la abstención es el camino más potente para producir lo cambios que quieren”
Michelle Bachelet
Si me permiten disentir de la presidenta creo que ella está en el mismo error de apreciación en que está la mayoría de los analistas que he leído en esta última semana que repiten como un mantra eso “que la abstención no es el camino para producir cambios”.
El error no está en la frase en sí, la cual comparto en todas sus letras, el error está en adjudicarle la desproporcionada abstención a un grupo pensante que no ha concurrido a votar con el propósito de producir cambios mediante esta vía.
De todos los ciudadanos que conozco que tienen esa posición, es decir no votantes activos y pensantes, no conozco ninguno que antes haya votado y ahora no vota por estas razones, los no votantes activos no han votado nunca o desde hace mucho tiempo, es más bien al revés, muchos de los no votantes activos en esta ocasión han votado, especialmente los que votaron el Valparaíso.
La mayoría de los no votantes son pasivos abúlicos e ignorantes políticos, gente vulnerable que no enganchó esta vez seguramente porque el bombardeo mediático no fue tan intenso, no había en las calles ni la cuarta parte de palomas ni de gigantografías ni de propaganda radial
El desinterés creciente en la política debido a que está todo cocinado, todo es corrupto, y que nada se saca con la política, a los primeros que afecta, es a los menos interesados, no a los interesados.
La presidenta, como muchos políticos del duopolio dicen temer a una creciente deslegitimación de la democracia, y lo dicen como si ellos tuvieran escrúpulos en ser elegidos por menos del 35% de los votantes, cuando estos mismos políticos con representación popular han vendido esa legitimidad al dinero ruin de los grupos económicos.
La misma Constitución Política del Estado es ilegítima en su origen, esto nadie lo discute, se ha hecho “legítima en los hechos” porque los mismos caraduras que hoy ponen el grito en el cielo por el fantasma de la falta de legitimidad han tranzado con el poder económico a cambio de nada para el pueblo, a cambio simplemente de mantenerse en el poder.
La casta política no teme a la deslegitimación creciente, sabe de sobra que la Constitución Política en ninguno de sus artículos pone límites a la abstención: es legítimo que sean elegidos por el 5% si se quiere.
La casta teme a otra cosa, teme a lo mismo que temen sus financistas que son sus mandantes, temen a que esa masa de desinteresados despierte o la hagan despertar y que de una plumada, es decir en una elección de renovación de 2 poderes del estado, la del presidente de la República, la mitad de los senadores y todos los diputados, un pequeño grupo que se verá potenciado dado la reducción del universo de votantes, gane la mayoría de los escaños, y tal vez al presidente. Y esto es lo que se proyecta según los resultados de las elecciones que acaban de ocurrir.
El ejemplo del triunfo de Obama ya es un síndrome : los abstencionistas negros abúlicos e ignorantes políticos fueron despertados y fueron a votar, y votaron “negro”, y sacaron su presidente “negro”.