Coral Pey es académica y vecina histórica de La Reina. Ha participado y liderado importantes movimientos en defensa de los derechos ambientales y sociales de la comuna, desde las protestas para demandar la construcción bajo tierra de la autopista Américo Vespucio a la visibilización de lugares que fueron centros de tortura, como el cuartel Simón Bolívar.
Desde las Fuerzas Alternativas de La Reina ha levantado su candidatura a concejala (P55) tanto como representante de la comunidad para incidir en las decisiones de la comuna como para colocar un nuevo discurso y temas ocultos por el duopolio político. Para Coral Pey, la comunidad no es tomada en cuenta por las autoridades que gobiernan el municipio, cuyas políticas, verticales, contienen los mismos estilos y problemas que tienen al gran sistema político en una grave crisis de representación. El camino, señala, es que la comunidad organizada sea escuchada para avanzar hacia una comuna inclusiva e integrada. La Reina tiene numerosos problemas que es necesario resolver mediante la participación activa de todos los vecinos.
– El primer sábado de octubre participaste en un acto de gran simbolismo en cuanto por primera vez se visibilizó el Aeródromo de Tobalaba como un lugar donde se cometieron violaciones a los derechos humanos. ¿Cómo conocieron estos antecedentes y cómo ha sido el proceso para plantear la construcción de un memorial en este lugar?
Yo creo que en estos tiempos de campaña uno tiende a visibilizar la comuna; si tú la piensas ésta una de las áreas que está totalmente ausente de las campañas electorales. No hay derechos humanos ni memoria en las campañas electorales. Los temas en general son muy estándar, levantados por candidatos turistas. Sin embargo hay una historia comunal que es muy importante. Yo creo que para las Fuerzas Alternativas, cuando de alguna forma empezamos a pensar en esto y dar vueltas en el Enclave de la Muerte, quisimos tener más información. De qué se trató el Enclave de la Muerte, como concepción geopolítica muy propia de la dictadura. Pensar el Comando de Telecomunicaciones, Villa Grimaldi y el Aeródromo de Tobalaba, que en ese momento era del Comando de Aviación del Ejército. Pero también estaba el cuartel Simón Bolívar, lo que nos daba un cuadro completo en cuanto en este sector de la capital de alguna forma hubo un ensañamiento especial.
– ¿Cómo ha sido acogido este acto por la comunidad?
Para empezar, fuimos a la municipalidad y propusimos, mediante una carta leída en el concejo, en la cual solicitamos que el Municipio se hiciera cargo, con todas las instalaciones necesarias, para la construcción de un memorial. Cuando lo presentamos, concitó el apoyo de la mayoría de los concejales y del alcalde. En segundo lugar, fuimos al Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), donde pedimos un patrocinio y un compromiso de un trabajo conjunto más allá del acto. Por otra parte, contamos con la valiosa presencia de la mayoría de los sitios de memoria del país y con el apoyo del periodista de derechos humanos Jorge Escalante, que escribió el 2000 “La Misión era Matar” sobre la caravana de la muerte, libro que contenía mucha información. Yo creo que aquí había una deuda. ¿Por qué recién el 2016? ¿Por qué tantos años de impunidad? Hay una suerte de acostumbramiento nuestro a vivir con esa impunidad.
La Reina tiene sectores residenciales importantes, pero no sabemos si el día de mañana nos van a llenar de edificios, si se producirá una ñuñoización de La Reina.
– ¿ Por qué crees que se ocultó durante tantos años, siendo este un lugar de tanta presencia pública?
Primero porque faltaban datos fidedignos. Segundo, porque en el caso de Marta Ugarte comienzan a aparecer una serie de testimonios sobre ella y sobre el caso caravana. Allí aparecen testimonios de los mecánicos, de los pilotos. Yo creo que hoy día contamos con más información que hace 16 años. Claro, pero la pregunta es pertinente en cuanto cómo seguir planteando que este fue un enclave de la muerte. Hay una suerte de insensibilización de la comunidad, cómo la política de la postdictadura ha sido la mantención de la impunidad, de los pactos de silencio. La comunidad ha tardado en responder, sin embargo pensemos que esos sitios de memoria han sido construidos desde la comunidad venciendo múltiples obstáculos. Yo creo que es muy importante el hecho de resaltar la memoria hoy en día.
– ¿Cuál es el perfil de tu comuna?
Es bastante heterogéneo. Por una parte, tenemos un sector bastante acomodado, que obedece en general a las comunas del sector oriente, sin embargo si uno escarba un poco hay muchos problemas pendientes. Hay seis mil allegados en la comuna, que son, sobre todo, personas que viven en Villa La Reina. Hay una diferencia en educación, desde liceos municipales muy malos en términos de rendimiento y los colegios privados de elite. Las diferencias se ven también en los resultados de la PSU, con una brecha de más de 300 puntos. Hay una pauperización del adulto mayor, que vive en diferentes sectores de la comuna, y al que, evidentemente, la pensión le es profundamente insuficiente. Entonces, qué es lo que pasa acá, qué se está haciendo mal. Urge tener una gestión distinta, más participativa, más enfocada en los problemas de la gente. En salud, hoy día, si pensamos en una salud con gente que no cotiza ni en fonasa ni en isapre, vemos un hospital de punta (Hospital Militar) que está justo frente a la Villa la Reina y subutilizado. Los reininos, contrariamente al protocolo de acuerdo para la instalación del hospital, no tienen acceso ni atención a menos que se pague. Lo que planteamos es una atención preferencial y gratuita en este centro de salud a los sectores de menores recursos.
– ¿Qué otros problemas observas en la comunidad?
La construcción de un mall en Plaza Egaña ha significado un cuello de botella, contaminación, la liquidación de un barrio antiguo. El mismo aeródromo genera un nivel de ruido que llega a 130 decibeles, cuando lo permitido por la legislación internacional es de 50. Y así, si uno escarba sigues hallando problemas. Se dice que esta es una comuna verde. ¡No señor! Verde, como lugar público, gratuito y con mantenimiento adecuado, no existe. La OMS (Organización Mundial de la Salud) dice que tienen que haber nueve metros cuadrados de áreas verdes por habitante para que sea sustentable y beneficioso, pero esta comuna no pasa de los cuatro metros. Porque no se puede considerar que el Country Club (exclusivo campo de golf) genera un área verde. Hay una cantidad de espacios privados, pero eso no es un área verde. Junto a esto, está la amenaza de la construcción en el Parque Padre Hurtado de un centro de eventos. Si la comunidad no se organiza, eso hubiera pasado colado. Es posible que se detenga, no es seguro todavía. Cada uno de los problemas ha significado movilización por parte de la gente.
– En estos aspectos, han habido importantes movilizaciones para paralizar proyectos que atentaban contra la comunidad…
Hay momentos importantes en esta comunidad en cuanto se ha logrado paralizar importantes proyectos inmobiliarios y de infraestructura que iban a intervenir mucho en el espacio urbano. Los reininos, junto a los habitantes de otras comunas, lograron que el proyecto de la autopista Américo Vespucio se realice bajo tierra. De alguna manera, podemos decir que es una comunidad atenta que defiende su espacio de los negocios inmobiliarios, algo que se puede comparar de forma favorable con, por ejemplo, Ñuñoa.
– ¿ Han habido consultas ciudadanas impulsadas por la comunidad. ¿Cómo ha sido esa experiencia?
Ha sido una experiencia muy interesante. El año pasado se movilizaron unas tres mil personas en una consulta que hizo plebiscitoxlareina, con preguntas tenían que ver con el Plan Regulador y la edificación en altura y la respuesta fue total y mayoritariamente de rechazo. A la pregunta si se está por entregar soluciones sustentables a los allegados, la gente planteó que sí. A la pregunta de si está de acuerdo con ser parte protagónica de la solución que se ve en el PRC, la gente también fue categórica. Los vecinos se sienten excluidos de las decisiones y sin ninguna posibilidad de participar. Nosotros estamos por una propuesta distinta, donde incluso el presupuesto participativo sea un tema importante. Fíjate que de aquí son tres de los concejales que han tenido unos viajes estratosféricos. Se dice que esta comuna tiene una deuda presupuestaria. ¿En qué se gasta la plata? La gente tiene derecho a saber qué es lo que se hace en su comuna, cómo se puede administrar ese presupuesto, que además es de todos.
El reinino se siente muy lejano de sus autoridades edilicias. Eso, incluso, lo he sentido en el rechazo que tienen las personas a votar.
– ¿Cuál es la imagen que tu quieres de La Reina? ¿Cómo te gustaría que fuera esta comuna?
Yo quiero una comuna integradora, inclusiva, solidaria, con vocación social, donde los vecinos tiendan a hacer vida de barrio y comunidad. Fíjate que en general lo que más sensibiliza a los reininos es la seguridad, es lo que ha conseguido que la gente se organice por cuadras. Hay más de 60 comités de seguridad en la comuna reconocidos, y varios otros no reconocidos. Cómo no tener sobre otras áreas la misma disposición. Esto es importante, pero por qué no se hace lo mismo en cultura, vivienda, por qué no hacemos una vida más vecinal. La Reina tiene sectores residenciales importantes, pero no sabemos si el día de mañana nos van a llenar de edificios, si se producirá una ñuñoización de La Reina. Lo que pasó con el mall fue una brutalidad enorme. Un mega edificio tenía que contar con una serie de requisitos. Si tú, en un barrio histórico, le instalas un edificio de esta magnitud, produces la muerte del barrio histórico, la destrucción del comercio de barrio, además de una congestión vehicular galopante. Creo que es importante que nosotros podamos administrar y decidir sobre las materias relevantes, tomar las grandes decisiones que afectan la vida de los habitantes.
– ¿Qué pasa con la actividad cultural en La Reina?
Cultura no son las grandes actividades, que son episódicas. No hay una política cultural administrada por un consejo, de organizaciones de creadores, de actores culturales y sociales. Aquí hay actividades culturales, pero también la gente es bastante ajena a todo eso. No hay un teatro en La Reina. En Peñalolén tenemos el Chimkowe. Aquí, sin embargo, no tenemos ningún lugar equivalente, aunque no se trata sólo de eso. Sí que es importante pensar a nivel comunal iniciativas de esta naturaleza.
– ¿Qué otros problemas observas?
No tenemos en la comuna atención de bonos y programas de Fonasa que además atienda a los adultos mayores. Es un problema cuando tienes que ir a comprar los bonos a Providencia o a otras comunas. En general, para un adulto mayor, que tiene que movilizarse con dificultad, esto es una complicación
– ¿Tu crees que le falta peso a la institucionalidad local?
Sí, le falta gobernanza, si entendemos gobernanza como la participación de la gente. No se sabe gobernar la comuna. Hay un problema de gestión de gobernanza importante, aspectos que no se están tomando en cuenta. Las comunas son monárquicas. Y La Reina no se escapa de ese tema.
– No hay una interacción entre las organizaciones sociales y las alcaldías
Claro. Organizaciones sociales pero también la comunidad en sí. Porque también hay gente que participa y ojalá participara mucha más gente. Se dice que la integración social tiende la felicidad. Pero también la comunidad en sí misma. Hacer otro tipo de gestión, cómo hacer una asignación de recursos con más eficiencia, hacer políticas que tengan que ver con las necesidades y las aspiraciones de las personas.
– ¿Es esta una comuna más o menos organizada, en cuanto a la sociedad civil?
Yo creo que si nosotros pensamos en otras comunas, La Reina en general, tiene organizaciones de menor peso. Pero sí hay cosas históricas. El hecho de parar la construcción de la autopista, la misma construcción del memorial en Simón Bolívar, el mismo ensanche en Pepe Vila, hay una cantidad de temas ambientales que están siendo recogidos por organizaciones sociales de la comuna. Eso es muy importante. Creo que en este sentido una próxima gestión tendría que relevar los temas y hacerse cargo de las deudas pendientes.
Lo que tú destacas son reacciones de la comunidad frente a propuestas o decisiones unitalerales que la afectan. No necesariamente son propuestas o demandas. la cosa es ¿cómo la comuna propone lo que quiere? Cómo busca su identidad, cuál es su futuro?
Yo creo que es importante que la gente tenga acceso a decidir sobre temas diversos, desde el estado de las calles. A mí me ha tocado circular mucho por la comuna y veo gente que tiene una visión absolutamente clara de cuáles son los problemas. Pero la gente nunca ha sido escuchada. No se trata de que todo el mundo haga cola frente al alcalde. Hoy estamos en una época de internet y es perfectamente posible hacer consultas por este medio, utilizar las tecnologías de la información para que la gente se sienta integrada.
¡ La abstención favorece a la elite, al statu quo!
– ¿Crees que el reinino no se siente cercano a sus autoridades?
Se siente muy lejano. Eso, incluso, lo he sentido en el rechazo que tienen las personas a votar. Nosotros sabemos que hay un duopolio que lo ha hecho tremendamente mal, pero podríamos pensar que las elecciones municipales podrían ser distintas. Sin embargo, la Reina no escapa a la tendencia nacional, de una elite muy acostumbrada a hacer las políticas de forma excluyente, de no ir a la ciudadanía. Entonces la ciudadanía se aleja.
Yo no veo algo distinto, no veo que la gente esté entusiasmada por estas elecciones. El tema es hacer conciencia de que es posible cambiar con el voto. No estamos diciendo que la única participación sea ésa. Ojalá se tienda a la creación y el fortalecimiento de muchas organizaciones sociales, pero ante las elecciones si es que hay una abstención de parte de las personas que quieren cambiar las cosas, efectivamente va pasar lo que ha pasado en Colombia.
– ¿A quién favorece la abstención?
La abstención favorece a la elite, al statu quo.
– ¿Cómo movilizar a las personas para que rompan esa inercia?
Eso es importante preguntarse. Preguntarse a qué se debe esa inercia y cómo las personas pueden sentirse protagonistas de su destino. Cómo exigir protagonismos de sus destinos cuando lo que existe es una exclusión. A la gente solamente se le toma en cuenta a la hora de votar.
– ¿Este nivel de rechazo es sólo una reproducción del repudio general o es también un efecto de una mala gestión local? ¿El duopolio ha gestionado mal también la política nivel local?
Lo que pasa es que se han tenido prácticas muy malas, errores garrafales. Aquí hay caciquismo, clientelismo. Aquí hay falta de vocación cívica, falta de vocación de servicio público.
– Tu hablabas de los candidatos turistas, de gente que no conoce la comuna. ¿Eso puede ser un ejemplo de todo esto?
En la comuna hay 60 candidatos a concejales. A muchos de ellos no los había visto ni en pintura y seguramente cuando pasen estas elecciones tampoco los vamos a ver. No son parte de esta historia. ¿Cómo es posible que colectividades tomen a una persona y da lo mismo si la ponen en Vitacura, Lo Prado, Santiago, Lo Espejo o La Reina? Los discursos son absolutamente estándar para todas partes. Y eso también tiene que ver con la denigración del discurso público, de la intervención de la política como actividad y de la separación profunda de la ética con la política. Aquí, en esta elección, como en otras, se relevan los temas que son rentables y los otros no. Por eso que es muy importante que desde esta lista, de esta candidatura, nosotros hayamos levantado el tema del aeródromo y hayamos relevado el tema de memoria. Ello, más allá de lo que pueda traducirse en votos o rentabilidad. Pasa por una cuestión ética.
– ¿En qué se ha basado tu campaña en cuanto a formas de difusión y comunicación?
Mi campaña tiene que ver con un equipo de personas que estamos en las Fuerzas Alternativas y que decidimos participar en las elecciones como una forma de disputar un poder al duopolio y además para fortalecer formas de nueva democracia, de mejor democracia en La Reina. Fue una decisión que se tomó, se presentaron algunos candidatos y nosotros fuimos por el pacto Alternativa Democrática. Pero también, en mi caso particular, tuve la suerte de contar con un equipo de personas que forman parte del equipo de campaña, que son tremendamente valiosos, que ha salido a hacer campaña de forma solidaria a terreno. Aquí no se paga a nadie para entregar volantes, como hace la derecha. Aquí se han hecho actividades diversas para juntar recursos y eso es tremendamente enriquecedor. La gente que participa en estas elecciones, no tan sólo para favorecer a los candidatos que están seguros que van a salir, es para levantar discursos alternativos. También es un momento y una posibilidad de movilización.