Don Ramón Barros Luco era un personaje afortunado: le cayó un ministerio, cuando comenzaba su larga carrera funcionaria, por el solo hecho de pasar bajo el balcón del Palacio de La Moneda, cuando el Presidente de la República de ese entonces, don Federico Errázuriz Zañartu, no tenía ningún postulante al cargo. En 1910, ya anciano, fue elegido Presidente de la República por unanimidad, al no haber contendor y, para más exageración, llamaba a ese cargo “un empleíto sumamente fregado”.
A través de la historia política de Chile no se conoce ningún caso tan fácil para acceder a la presidencia de la República. Arturo Alessandri, por ejemplo, tuvo que realizar una ardua campaña para ser elegido Presidente, en 1920; en 1932 le fue más fácil, pues la oligarquía lo apoyó. A Alessandri le debemos las frases más mordaces sobre el tema de las candidaturas: “no quiero, ni debo, ni quiero” para referirse a la aceptación de la candidatura cuando, en realidad, se moría de ganas de hacerlo; “acaso este niño no tiene papá…”, al ser proclamado su hijo Fernando , como candidato presidencial por el Partido Liberal.
Eduardo Frei Montalva tuvo que ser candidato presidencial tres veces consecutivas, para luego triunfar, en 1964, (en 1952, en la Convención radical, contra Pedro Enrique Alfonso, en que triunfó Carlos Ibáñez del Campo, candidato independiente; en 1958, sus contendores eran Jorge Alessandri Rodríguez, Salvador Allende y Luis Bossay, y ganó Alessandri; en 1964, contra Allende, en que finalmente ganó Frei, apoyado por la derecha.
Salvador Allende fue candidato a la primera magistratura en cuatro ocasiones (1952, salió último, 1958, en segundo lugar, 1964, nuevamente en segundo lugar y en 1970, fue elegido Presidente.
En el siglo XX, solo dos Presidentes fueron reelegidos: Carlos Ibáñez del Campo y Arturo Alessandri Palma y, en ambos casos, con segundos gobiernos desastrosos.
En la democracia protegida post dictatorial se ha puesto de moda la ambición de buscar un segundo período de ex Presidentes, cuyos gobiernos han sido un fracaso en su primera versión: fue el caso de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, que se presentó como candidato por la Concertación, en 2009, por fortuna para Chile, derrotado. También postuló Michelle Bachelet quien, en la segunda oportunidad, obtuvo un 60% de los votos válidamente emitidos, pero un 25% si se considera la abstención, y está en la recta final de su período con menos del 20% de apoyo en las encuestas.
En la actualidad pretenden acceder al poder dos ex Presidentes: Ricardo Lagos Escobar y Sebastián Piñera Echeñique, ambos con récord de corrupción en sus respectivos gobiernos, pero como ocurre a menudo, los electores eligen al más corrupto, pues la tontería humana es inconmensurable y el “homo sapiens” es el ´´único animal que tropieza más de una vez con la misma piedra.
A pesar de que ser Presidente es un empleo público muy difícil y que exige cualidades y valores muy especiales, todos los políticos, en su ambición de poder, se sienten capaces de convertirse en arrendatarios por cuatro años de “la Casa donde tanto se sufre”, según la expresión de Arturo Alessandri.
Que estemos bombardeados por decenas de candidatos ya no nos debe extrañar y sería un error de análisis atribuir a esta proliferación de candidatos a La Moneda a la crisis de representación, de legitimidad o de dominación oligárquica. Si recorremos la historia de nuestro país, siempre ha habido muchos aspirantes a La Moneda, tantos como políticos existen.
A finales de 1969, la Unidad tenía un candidato por cada uno de los partidos políticos que integraban esta alianza: el Mapu, a Jacques Chonchol; el Partido Comunista, a Pablo Neruda; el API, a Rafael Tarud, (padre de uno de los actuales candidatos, Jorge Tarud); el Partido Radical, a Alerto Baltra; el Partido Socialista había postulado a Salvador Allende con más abstenciones que votos. Un hecho anecdótico se dio cuando el Mapu ofreció apoyar a Pablo Neruda, pero la respuesta de don Luis Corvalán, secretario general del PC, aunque evasiva, se inclinaban por Allende. Hay que tener en cuenta que el líder socialista tuvo muchas dificultades en el camino, pero las superó y agregó, con mucho sentido común, que él era conocido como la Coca Cola, y que un candidato como Chonchol tendría hacer un gran esfuerzo para que su “marca” sea conocida.
En la vieja Concertación – que se hace llamar Nueva Mayoría – tenemos hasta hoy distintos candidatos: Ricardo Lagos e Isabel Allende, muy conocidos, que bien podrían recurrir a la frase de Salvador Allende; Ignacio Walker, de la Democracia Cristiana, quien no ha decidido entre participar en primarias de la Nueva Mayoría o ir directamente a la primera vuelta; también es posible un candidato del Partido Comunista, (hasta el momento se sabe de la voluntad del alcalde de Recoleta); el inefable Jorge Tarud; otro que asoma es José Miguel Insulza, pero tiene poco apoyo dentro de la tienda socialista; como candidato del Partido Radical, Alejandro Guillier. Es difícil el pronóstico de la continuidad de la Nueva Mayoría, tampoco sabemos si se realizarán primarias o bien, Lagos irá sin competencia. La candidatura de Isabel Allende es incompatible con la de Ricardo Lagos, por consiguiente, socialistas y PPD tendrán que decidir el candidato. Por su parte, el PPD Jorge Tarud, es una “bala loca” como lo fue su padre, que terminó como generalísimo de la campaña de Allende. Guillier, sacó el habla y anda comparando a Lagos con Bernardo O´Higgins: lo presenta como un candidato más viejo que el rapé.
Por la derecha, Sebastián Piñera no las tiene las tiene a su favor, pues otro de los candidatos cuenta con bastante popularidad y, seguramente, le quitará votos a la derecha; por lo demás, la mayoría de los empresarios apoya a Ricardo Lagos, el mejor representante del “partido del orden”.
En la izquierda aún está por definirse sobre los posibles candidatos.
En general, hasta ahora ganan los indecisos, la abstención, la apatía, la anomia.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
16/09/2016