A lo mejor, no todos recordamos que Rafael Cumsille – actual presidente de la Confederación del Comercio Detallista y Turismo – desempeñó el cargo de Jefe de los Comerciantes, durante el gobierno de Salvador Allende, convirtiéndose más tarde en uno de los líderes principales de la fase de masas de la conspiración derechista y democratacristiana para derrocar al Presidente elegido por todos los chilenos.
Armand Mattelart, francés de origen y especialista en comunicación política, describe en su obra La espiral cómo la burguesía fue la escuela de Lenin, logrando penetrar las principales organizaciones de masas, comenzando por los Colegios Profesionales, los Sindicatos Patronales, las Federaciones de Estudiantes y las demás organizaciones, entre ellas las del Comercio, presididas por Rafael Cumsille.
Una vez proclamados los resultados de la elección parlamentaria, en marzo de 1973, en la cual la Unidad Popular logró un buen resultado de un 43, 3%, superando sólo el porcentaje con el cual el Presidente Allende fue elegido, 36,6%, y un poco inferior a las municipales, en 1971, elección en que los partidos de la Unidad Popular obtuvieron más del 50%.
La derecha, imposibilitada de presentar una acusación constitucional contra el Presidente Allende, decidió desechar la estrategia de los “mariscales rusos” – inventada por el democratacristiano Claudio Orrego Vicuña – padre del actual intendente de Santiago – y optar por la línea de masas en el intento de paralizar el país y hacer crujir la economía.
La estrategia comenzó con el rechazo a la Escuela Nacional Unificada (ENU), pretextando que se pretendía, por parte del gobierno en el poder, formar el “hombre nuevo guevarista”. A continuación, vino el paro de los mineros de El Teniente, acogidos en la Universidad Católica de Santiago por los “niños y niñas bien” e, incluso se realizó una campaña del kilo, tal cual se hacía en los colegios católicos, acumulando alimentos en el jardín de la Cámara de Diputados.
Los que tuvimos la oportunidad de vivir el período de Salvador Allende podemos dar fe de la brutalidad de insultos y falta de respeto con los cuales la Prensa derechista trataba al Presidente de la República – incluso, lo llamaba Johnnie Walker, pintándolo como un alcohólico -.
En las huelgas empresariales, Rafael Cumsille, jefe del Comercio, sobresalía en insolencia oratoria contra el primer mandatario e incitaba a los chilenos a exigir su renuncia o a derrocarlo.
La ultraderecha, que estaba silenciosa y que se escondía debajo de las faldas de los democratacristianos y de algunos traidores de la Concertación, ahora se permite sacar la voz por boca del golpista Rafael Cumsille, quien se atrevió, en forma muy alevosa y grosera y casi a gritos – un vulgar orador de medio pelo – recordarle, en un pseudodiscurso, el famoso dicho de que “los cuidados del sacristán terminarán por matar al Señor Cura”. Posteriormente, y con el mismo vulgar y subido tono de voz, le recomendó a la Presidenta que “expulsara a los sacristanes, que tanto mal le están haciendo”.
Pedir a los fascistas que tengan respecto por la mujer y, más aún, por la investidura de Presidenta de la República, es prácticamente imposible, pues se sienten como los legítimos dueños del país – si tuvieran el poder en sus manos, no dudarían en aplicar la tortura y matar a sus enemigos ideológicos -.
La Presidenta, con gran serenidad y calidad humana, aunque bastante conmovida por el atrevimiento de este personaje, le contestó como corresponde: “Hoy día no están los tiempos como aquellos que usted mencionó. Nadie va a decirme mentiras, le puedo asegurar, la gente dice la verdad, y es lo que espero de los ministros y subsecretarios. Es que para mí la palabra lealtad significa decir la verdad siempre, no pasarse películas y cuentos de colores. La verdad es que soy super realista y tengo muy claro cómo son las cosas”.
Le recordó los funestos tiempos dictadura que él había apoyado tan entusiastamente y que el tirano Pinochet decía que “no se movía una hoja sin que él lo supiera”. La respuesta Presidente Michelle Bachelet fue digna y propia de una mujer demócrata convencida.
Cada día le encuentro más razón al utopista Charles Fourier cuando encontraba que la verdadera peste del capitalismo eran los comerciantes y mercachifles que abusan del pueblo indefenso. No olvidemos que el filósofo Patón ubicaba a los comerciantes en el último lugar de las tareas del Estado.
Además de Rafael Cumsille, ya están sacando la voz algunos periodistas y sociólogos fascistas, entre ellos, Fernando Villegas – un intelectual cuyos conocimientos los obtiene en Wikipedia, tal como antes el almirante José Toribio Merino los sacaba de la Enciclopedia Británica, y Pilar Molina una declarada derechista y muy histérica que recuerda a las señoras de “las cacerolas” en la UP, ahora desubicada comentarista de uno de los programas del Canal 13, propiedad de Andrónico Luksic -. Por otra parte, la Radio Agricultura pretende jugar papel similar a su actuar en contra de la Unidad Popular, esta vez, descuerando a la Presidenta. No faltan los tontos y mal informados que se tragan los discursos neoliberales.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
28/08/2016