Noviembre 16, 2024

Andrés Allamand y su especialidad en desalojo

El senador Andrés Allamand, aunque es muy malo para ganar primarias, es un verdadero genio para producir libros en los cuales siempre toca el tema del desalojo – una especie de retroexcavadora para eliminar la obsoleta Concertación de Partidos por la Democracia <hoy Nueva Mayoría>,  pero el otro senador Jaime Quintana es el único dotado intelectualmente en la política chilena, pues el vocablo de su autoría, la “retroexcavadora” es citado permanentemente e, incluso, plagiado por el senador Allamand.

 

 

El arte de demoler es mucho más popular que el de construir: por ejemplo, don Arturo Alessandri, era llamado por Ricardo Donoso “demoledor y demagogo” y, gracias a la  idea del desalojo, logró triunfar en las elecciones presidenciales del 1920 y luego, repetirse el plato, esta vez un moderado “pelucón”, en 1932. Carlos Ibáñez del Campo también lo emuló con su famosa “escoba” a barrer la corrupción de los radicales.

El desalojo, en 2009, era bastante fácil: el “edificio” de la Concertación ya estaba desplomándose y sólo faltaba un “dedo” para echar por tierra esa estructura ya corrupta; para más remate, la Concertación llevaba a uno de los peores candidatos que uno se pudiera imaginar: en ese tiempo, el Presidente Frei Ruiz-Tagle había encabezado el único  gobierno de la Concertación en obtener un crecimiento negativo; además, se sumaba el hecho de que se comunicaba sobre la base de monosílabos, tampoco atraía a entes del conglomerado – socialistas, PPD – e, intelectualmente era la antítesis de su padre, Eduardo Frei Montalva, quien era poseedor de una vasta cultura y era considerado un estadista; su hijo era limitado culturalmente y su universo intelectual se centraba en la revista Mecánica Popular.

En esa elección muchos de los socialistas y del PPD votaron por Marco Enrtíquez-Ominami a la presidencia de la república, quien obtuvo un 20% de los sufragios. En la segunda vuelta, el trasvasije de votos entre los adherentes de Enríquez-Ominami a Frei Ruiz-Tagle fue mucho menor al que se requería para derrotar a Sebastián Piñera, quien finalmente salió electo como Presidente de la República.

Esta primera fase del desalojo dio lugar a uno de los libros de Andrés Allamand, firmado también por su esposa, Marcela Cubillos, La estrella y el arco iris, que es una oda a Sebastián Piñera para alabar el triunfo de la derecha, por primera vez en democracia post dictatorial.

El sueño de Allamand y de la derecha liberal ha sido siempre hacer el amor con la Democracia Cristiana, antes una niña beata, que pasaba los días rezando el rosario y, en las noches, se acostaba con los Andreotti que le aportaban buena plata por parte de los democratacristianos italianos, vendidos a la mafia.

El sector dominante de la Democracia Cristiana chilena eran los puristas del camino propio, hoy lo son los neoliberales de tomo y lomo. Antes tenían cierto recelo de aliarse con la derecha, pues la base del Partido no les permitía hacerlo a pleno día; en 1971, una vez separada la Izquierda Cristiana, ya no tuvieron ningún pudor de aliarse con la derecha golpista.

La Democracia Cristiana,  aquella bonita joven, un poco casquivana, hoy es una vieja fea y, por añadidura, sin dientes, olorosa a tabaco y trasnochado, es decir, una ramera vieja, que siempre añora sus orígenes aristocráticos.

Ese Partido, aunque viejo y decadente, aún tiene la posibilidad de resolver el triunfo de la derecha,   que apoya a Sebastián Piñera en la segunda vuelta. Esta es la razón por la cual el antes joven demócrata, Andrés Allamand, ahora un maduro y malhumorado senador – al menos en los rasgos de su rostro – intenta cortejar con diversos requiebros a la vieja Democracia Cristiana, y por qué no decirlo  con todas sus letras, llegar a proponerle matrimonio.

Allamand, convencido de que esta añeja señora aún tiene dinero de origen italiano y alemán y que la derecha se pueda convertir en heredera una vez fallecida la Democracia Cristiana a causa del hambre y sed de cargos públicos, él y resto de la derecha liberal puedan representar el Partido llamado de La Libertad.

La derecha, desde la primera candidatura de Piñera, en 2009, acostumbra a usar la expresión “humanismo cristiano” – tomado de Jacques Maritain -, que fue valiente en la defensa de los sacerdotes católicos vascos durante la guerra civil española, terminó siendo reaccionario en su último libro, El campesino de Gerona. (Para mí, el cristianismo es contradictorio al humanismo, como ocurrió en el Renacimiento italiano; la sumisión del hombre a Dios le resta dignidad y aliena su esencia; como esta discusión no les interesa a los actuales derechistas democratacristianos, usan el término humanismo porque es atractivo y útil a sus  intereses).

Los fantasmas de la derecha siguen siendo el comunismo y el populismo. Nada más tonto de creer que los comunistas, que sólo tienen un 5% electoral en Chile, y que hace bastante tiempo que desapareció el bloque soviético, tienen el poder de movilizar a millones de personas – tal vez como en la marcha de No + AFP -. Respecto al populismo, es un término que se usa de manera inadecuada pues, en primer lugar, se confunde populismo con popular y, en segundo lugar, siguiendo a padre e hijo Vargas Llosa, “el populismo es sinónimo del socialismo del siglo XXI”,  y agrego, saltándose todas las experiencias  del populismo de derecha, siempre el populista es el otro.

A lo mejor, el profeta Andrés Allamand va a lograr su profecía auto cumplida y, como este país en malas condiciones tanto morales como económicas, y los vencejos yanaconas eligen a Sebastián Piñera. De ahí a la decadencia y al derrumbe solo hay un paso.

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

30/08/2016 

 

Bibliografía

Maritain  Jaques  Humanismo Integral Carlos Lohle

Buenos Aires 1966

Maritain Jaques

El campesino de Gironda

DDB  Nuestro tiempo 1967

Vigencia de Maritain  Jaime Castillo y otros

Correa Angel

Jaques Maritain Filosofo Cristiano

Ediciones Humanismo integral

 

             

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