En Los Angeles, un conversatorio sobre las amenazas que el TPP representa en el logro de las demandas sociales, organizado por la organización local “Newen Kimun” en el auditorium del Liceo Comercial, incluyó el pasado 12 de agosto entre los panelistas a José Haroldo Puentes Medina, agricultor, y presidente del Comité de Defensa de las Aguas del Caliboro. Así, en la práctica se unieron las luchas contra un acuerdo que representa un candado para la movilización social, y la demanda local por la recuperación del agua del río Caliboro. Esa demanda la levantan agricultores que quieren producir hortalizas sanas para abastecer a Los Angeles.
Lucía Sepúlveda, de la plataforma Chile Mejor sin TPP, expuso sobre cómo el tratado operaría como un “congelador” para mantener leyes injustas como el actual Código de Aguas e impedir leyes a favor del medio ambiente, y agregó que elevaría el precio de los medicamentos biológicos debido a la extensión de las patentes. Fabiola Foraste, de Newen Kimun y Aminatananda Das, del Pacto Mundial Consciente, llamaron a la comunidad a defender sus derechos y a comprometer a los parlamentarios que representan a la región, a rechazar el Tratado Transpacífico TPP con su voto en el Congreso.
José Puentes explicó a los asistentes que los agricultores no logran entender por qué las autoridades llevan años sin adoptar medidas frente a la grave contaminación que afecta a 600 regantes por la contaminación de las aguas por tres empresas de piscicultura para las salmoneras, STH Inversiones, SEA Salmón y recientemente, Quetrun Rayen. Tras la cría de alevines en el cauce del río las empresas devuelven las aguas sin tratamiento alguno.
Peligros del TPP
La exposición de Lucía Sepúlveda enfatizó en peligros para la agricultura y la soberanía nacional, señalando que el TPP obliga a Chile a ratificar el Convenio UPOV 91 de privatización de la semilla, fortalece a empresas transnacionales como Monsanto, y establece tribunales internacionales para que los inversores demanden a los Estados cada vez que consideren que hay obstáculos al comercio, o cuando vean amenazadas sus expectativas de ganancia por ciertas políticas públicas o por la existencia de medidas estatales de protección a los productores nacionales. Sostuvo que en el tema del agua, tan vital para la agricultura como la semilla, el TPP está operando como un blindaje que impida cambios, y mantenga intacta la Constitución que define el agua como una mercancía. El Movimiento Social de Defensa y Recuperación del Agua, que forma parte de la Plataforma Chile Mejor Sin TPP, sostiene que el agua es un derecho humano y aboga por la derogación del Código de Agua que imposibilita llevarlo a la práctica. Siete relatores Internacionales y expertos de Derechos Humanos de Naciones Unidas han criticado a los gobiernos promotores del TPP señalando precisamente que amenaza los derechos humanos a la salud y la alimentación, así como los de pueblos indígenas, entre otros. Según las disposiciones del TPP, un cambio de fondo a la legislación chilena relacionada con el agua podría implicar una demanda internacional al Estado, sobre la base de posible afectación a las ganancias de la minería transnacional y la agroindustria. Estas demandas se entablan en tribunales internacionales que no dan garantías de debido proceso y tendrían costos millonarios para el Estado chileno. Por el contrario, el TPP no permite al Estado ni a las comunidades afectadas por megaproyectos de inversores transnacionales presentar demandas por daños o contaminación.
José Puentes sí sabe de contaminación de aguas. Junto a Yolanda Sepúlveda y David Ortiz, miembros de la directiva del comité de Defensa del Caliboro, él ilustró por su parte la dramática realidad que viven hoy los productores agrícolas de Los Angeles, avasallados por empresas que no toman en cuenta los derechos de los regantes, que han recibido sus aguas de generación en generación junto a sus terrenos. Puente tiene 6,1 hectáreas de hortalizas que trabaja todo el año, al aire libre y bajo invernadero. Río abajo, el Caliboro tiene 65 km de largo por 8 km de ancho, que permiten el riego de unas 50.000 hectáreas de suelos arenosos de muy buena calidad para la agricultura.
“No son culpables los extraterrestres”
“Antes nosotros podíamos sacar agua del río con un balde y beberla. Ahora el agua tiene olor y color”, denuncia el dirigente. “Hoy en el río ya no hay pejerreyes, ni bagres ni camarones ni choritos. ¡Y no creo que se los hayan llevado los extraterrestres!” remata, disculpándose por no ser más elocuente “porque yo sólo sé de siembra y de trabajo en el campo. Nosotros no queremos ir a formar parte de los cordones marginales en la ciudad. Los regantes somos una comunidad formal, pagamos impuestos. Las pisciculturas han invadido nuestro territorio y lesionado nuestra fuente de trabajo. Mis hijos trabajan conmigo y los insto a que no se vayan, que sigamos produciendo los alimentos para Los Angeles. Nuestra producción es lo más orgánica posible, usamos compost, nada de químicos sino controladores biológicos, por ejemplo si hay hongos usamos control biológico, con tricoderma.”
Sostuvo también el agricultor que se publicita mucho el Agua Potable Rural (APR) como la solución para el campo. “Se llenan la boca con el Agua Potable Rural, inaugurando APRs. Y nosotros nos preguntamos de qué sirve eso con las napas contaminadas. Nos van a vender agua contaminada de pozos que se están haciendo en la ciudad. Tenemos que hacer toma de muestras. Las empresas nos ofrecieron cosas. Yo las rechacé. No le hemos firmado documentos a nadie.”
Denuncia a continuación que las empresas devuelven el agua con contaminante de todo tipo, antibióticos, fecas, químicos, agregando: “No hay planta de tratamiento. Una empresa se dio el lujo de hacer un dique y desvió el río, y no la sancionaron. Las pisciculturas se aprobaron solo con Declaración de Impacto Ambiental. Hay que vivir en el campo para saber contar lo que he vivido. Yo he rechazado ofertas de las empresas para comprarnos, no he firmado ningún documento y menos uno en blanco. Nosotros necesitamos agua como seres humanos, también de riego para los vegetales, la requieren las aves y también se usa en turismo y recreación. Todos esos usos están afectados.”
Según el dirigente, el compromiso actual de Bolívar Ruiz, Director Regional del Servicio de Evaluación Ambiental, es investigar la situación para determinar científicamente la calidad de las aguas del río Caliboro. En 2012, con el gobierno anterior, promesas similares no tuvieron ningún resultado. Durante el conversatorio, surgieron propuestas de iniciativas paralelas que permitirían avanzar en las mediciones en forma independiente, a partir de experiencias desarrolladas en otras regiones.
El debate sobre el TPP concluyó compartiendo una pizza vegetariana gigante, sellando el compromiso de los presentes de llevar estos temas al conjunto de la comunidad.. También se expresó interés en fomentar a nivel local la práctica de intercambios de semillas y apoyar las experiencias en curso de producción agroecológica y con semillas antiguas, para recuperar los sabores y la salud de las personas.
Foto: Directiva del Comité de Defensa de las Aguas del Río Caliboro