Noviembre 16, 2024

Fidel Castro y Salvador Allende, los caminos de la izquierda latinoamericana

Llegar a 90 años de edad es una verdadera hazaña, y muy pocos líderes han llegado a detentar por tanto  tiempo el poder – cerca de medio siglo – como lo ha hecho Fidel Castro, quien puede ser solamente comparado con las reinas Victoria y la actual monarca inglesa, Isabel II – ambas reinan, pero no gobiernan -.

 

 

Fidel Castro ha sido muy amado y muy odiado, pues en su caso no existe término medio: para unos, un dictador feroz, cruel y criminal, para otros, el constructor de la República de Cuba, gran revolucionario que transformó radicalmente la sociedad del “largo lagarto verde”, como el poeta Nicolás Guillén llamaba a Cuba. Unos lo asimilan a Simón Bolívar y a José Martí, otros con un sanguinario tirano latinoamericano, que instauró en la isla una dictadura comunista.

El protagonismo político y social de Fidel Castro ha ocupado casi toda la segunda mitad del siglo XX y comienzos del siglo XXI. En lo personal, cuando tenía 18 años, la hazaña de los “barbudos”, que cambiaron la historia de América Latina, me marcaron vivamente: en esa época, tenía el pecado original de ser democratacristiano y freista convencido, sin embargo, adherí, desde el primer momento, a la revolución cubana – recuerdo que el diputado, Patricio Hurtado, fue expulsado de la DC por el solo hecha de apoyar a Fidel Castro y su revolución -.

Posteriormente,  el gobierno de Eduardo Frei Montalva, apoyado por la Alianza para el Progreso, instaurada por John F. Kennedy para impedir una nueva experiencia marxista en América Latina, trató de constituirse en un modelo para los demás pueblos latinoamericanos. En ese entonces, el ministro del Interior, don Bernardo Leigthon, hombre intachable, trató de polemizar con Fidel Castro, con el consiguiente fracaso, pues la “Revolución en Libertad” duró apenas seis años y la revolución cubana continúa hasta hoy.

La revolución cubana  ha resistido el bloqueo económico, llevado a cabo por los Presidentes de Estados Unidos, desde Dwight D. Eisenhower hasta Barack Obama – este último gobernante ha tenido la voluntad de poner fin al bloqueo, pero se ha encontrado con el rechazo de los republicanos, mayoritarios en las dos ramas del Congreso de los Estado Unidos -.

El pueblo cubano ha sido capaz de resistir la invasión norteamericana, en la Bahía  Cochinos, y el 24 de octubre de 1961, la crisis de los misiles rusos, que estuvo a punto de provocar una guerra atómica. Fidel Castro estuvo en desacuerdo con Nikita Jrushchev respecto al retiro de los misiles instalados en las costas cubanas.

En los años 60, la revolución cubana tuvo una influencia decisiva en los  movimientos guerrilleros de América Latina: se trataba de convertir la Cordillera de Los Andes en la “Sierra Maestra” y multiplicar los “Vietnam”. La tarea del revolucionario es hacer la revolución.

 La revolución jugó un papel importante en el desarrollo de los movimientos guerrilleros en América Central, en especial en el Movimiento sandinista, en Nicaragua,  y el de Faraúndo Martí para Liberación Nacional, en El Salvador. La comprensión de la relación entre cristianos y marxistas es uno de los temas principales del pensamiento de Fidel Castro. En los sucesivos diálogos con los sacerdotes, inspirados en la Teología de la Liberación, es notable su saber y profundidad con que trata estos temas. Me consta – como testigo presencial – el valor del aporte del Instituto de Estudios del cristianismo, con sede en La Habana, sobre la preparación de la visita del Papa Juan Pablo II a la Isla, que constituyó todo un acontecimiento. En la liturgia principal en la Plaza de la Revolución, con la participación de Fidel Castro, sendos retratos de Jesucristo y el Che Guevara decoraban la Plaza.      

Cuba mantuvo una larga alianza con los países del socialismo real, el bloque soviético, pero como lo dijo el mismo Fidel Castro, no pudo prever oportunamente el derrumbe de la Unión Soviética y de los demás países del pacto de Varsovia, y es el único país socialista que ha sobrevivido al derrumbe del socialismo autoritario – salvo China y Corea del Norte -.

El papel jugado por Cuba en la liberación  de muchos países del África ha sido fundamental para su desarrollo independiente de los países colonialistas. (Fui testigo, en mi tiempo de cooperante en Mozambique, del rol fundamental que desempeñó el aporte solidario científico y profesional de los cubanos, en todas las áreas de desarrollo.

Aún es recordada la visita de Fidel Castro a Chile, durante el gobierno de Salvador Allende, durante la cual recorrió casi todo el país, no dejando ciudad por conocer. El magistral discurso en el Estadio Nacional describió, a la perfección, el carácter del fascismo que empezaba a asomar en su nariz en el proceso chileno. Es cierto que tan larga visita incomodó un poco al Presidente Allende, y fue muy bien utilizada por la derecha chilena para desarrollar su línea de masas en contra del gobierno constitucional.

Fidel Castro y Salvador Allende son los dos grandes líderes de la izquierda latinoamericana: el proceso de la vía chilena al socialismo, con pluralismo, democracia y libertad ha inspirado no sólo a algunos procesos sociales y políticos latinoamericanos, sino también europeos, con como fue el caso de François Mitterrand y el eurocomunismo, fundamentalmente, el cambio del Partido Comunista Italiano, dirigido en ese entonces por Enrico Berlinguer.

Por su parte, Fidel Castro sigue teniendo gran influencia en los procesos del socialismo del siglo XXI: Evo Morales, en Bolivia, Rafael Correa, en Ecuador y, actualmente, Nicolás Maduro, en Venezuela. A pesar de haber cedido el poder a su hermano, Raúl Castro, Fidel Castro sigue manteniendo influencia, no sólo en el gobierno cubano, sino también en los movimientos sociales latinoamericanos.

        

 

 Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

15/08/2016

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