La voz de la Primera Mandataria es suave y armoniosa y, además, expresa tan buenos propósitos que es capaz de adormecer hasta la guagua más llorosa e irascible, lo cual equivale a ser la mamá modelo, sin embargo, es necesario desmitificar el fondo de tan bella ronda infantil.
En primer lugar, hay que reiterar, una y mil veces, que el sistema de ahorro forzoso chileno no es mixto, sino que es de capitalización individual; en segundo lugar, los fondos de ahorro acumulado no corresponden a una propiedad personal del cotizante, pues la propiedad supone uso y libertad para disponer del bien – con razón, más del 70% de los cotizantes considera que los no son propiedad, sino de las AFP -; en tercer lugar, la base solidaria que incluye la pensión, no es un sistema de reparto, de solidaridad intergeneracional, sino una ayuda estatal para aquellas personas que no pudieron participar del ahorro forzoso, o bien, lo hicieron, pero con muchas lagunas. La Prensa, siempre al servicio de las AFPs y los periodistas comprados por estas instituciones, ha logrado imponer la visión mitológica de que el sistema de pensiones es mixto – tal como el que existe en los países desarrollados y en la mayoría de los países de América Latina -.
La propuesta de la Presidenta, anunciada por cadena nacional el 9 de agosto de 2016, mantiene intacto el negociado de las AFPs – con razón, Luis Mesina, líder del movimiento No+AFP, definió el anuncio de Bachelet como “+AFPS”, pues integra al arca de los dueños de las Administradores de Fondos de Pensiones a todos los trabajadores independientes, que anteriormente no aportaban el 10% de ahorro obligatorio -.
La Jefa de Estado planteó que las Administradoras devolvieran el monto de las comisiones cuando se dieran pérdidas por tres meses consecutivos. Leamos la realidad de esta propuesta: el cierto que los trabajadores podrían economizar el 1,5% de la comisión junto al sueldo mensual, sin embargo, si recordamos la pérdida de 2008, los trabajadores perdieron el 40% de sus ahorros, por consiguiente, no hay ninguna proporción entre la pérdida y lo que se gana con la comisión.
En el tema de la injusticia que se comete con la baja pensión de las mujeres, junto al mayor número de lagunas previsionales y el menor sueldo desempeñando el mismo trabajo de los hombres, la Presidenta planteó una igualación entre géneros respecto a la mortalidad, (85 años promedio).
El tema más debatido es, sin duda, el aporte del 5% por parte de los empresarios a los trabajadores. La cifra que se recolectaría en vigencia no sería nada de baladí, pues según los cálculos, equivaldría al 0,5% de PIB chileno, y el gasto fiscal importaría un costo de 1.500 millones de dólares. Según los ministros de Hacienda y del Trabajo, este fondo sería solidario y, además, serviría para aumentar la pensión básica solidaria, mejorar las pensiones actuales de los jubilados y, lo más importante, implicaría la solidaridad intergeneracional, (lo cual supondría, de hacerse realidad, un muy tímido sistema de reparto).
Suponer un consenso entre la derecha y la izquierda, entre el liberalismo de Hayek y el socialismo, aún en su versión más socialdemócrata, es una estupidez, sólo digna de los traidores de la Concertación, que vendieron la democracia a la derecha y a los grupos económicos, en consecuencia, en el sistema de pensiones va a ser imposible llegar a un acuerdo, pues en la matriz de la capitalización individual está capitalismo salvaje en su peor expresión: se trata hacer más ricos a los ricos y más pobres a los pobres, convertir a los “rotos proletarios en propietarios”.
Después de la general complacencia entre la Concertación y la derecha política, ya empiezan a asomar las discrepancias de fondo: Rodrigo Pérez Mackenna, representante de las AFPs, ya plantea su discordancia con respecto al no pago de las comisiones a las AFPs cuando registren pérdidas, sosteniendo que el sistema llevaría a que las AFPs se vean obligadas a invertir en fondos seguros, que siempre den ganancias, así sean mínimas – como el caso de los bonos soberanos -.
Por otros lado una serie de expertos plantean que el 5% que aportarían las empresas terminarían pagándolo los mismos trabajadores, pues los empresarios reducirían el salario, forzando el pago del 5% a los trabajadores, so pena de la pérdida de su fuente laboral.
Las propuestas de la Presidenta Bachelet están inspiradas en el voto A de la comisión – mejorar el sistema de capitalización individual -, dirigida por el economista David Bravo. Es muy sospechoso que este profesional hubiera aparecido segundos después del discurso de la Presidenta.
En la Comisión Bravo se plantearon tres propuestas: la primera, A, mantener el sistema de AFPs y perfeccionarlo; la segunda, B, instaurar un sistema mixto, en que predomine el de reparto, pero con manteniendo la capitalización individual para los más ricos; la tercera, C, instaurar un nuevo sistema de reparto.
Nadie en Chile plantea retornar al sistema antiguo de reparto, se trata de crear un sistema mixto, cuyo eje central sea el reparto, pero que permita a los muy ricos mejorar sus pensiones sobre la base del sistema de capitalización individual – lo he dicha en otras oportunidades, los ricos no tontos y prefieren especular con su dinero a su gusto, y no entregarlo a los AFPs < lo hace Ramón Valente> -.
La conclusión es “todos a la marcha del 21 de agosto”, No + AFPs, no más robo de nuestro dinero y por un país solidario, donde el joven se haga cargo del viejo, el sano del enfermo y el rico del pobre”.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
11/08/2016