Francia está en guerra y será una guerra larga, afirmó hoy el presidente François Hollande en un discurso a propósito de la toma de rehenes ocurrida en una iglesia, hecho que terminó con la muerte de un sacerdote y de los dos atacantes. En declaraciones emitidas desde el Palacio del Elíseo, el mandatario llamó a los ciudadanos a unirse en bloque para enfrentar esa batalla, y estimó que destruir la democracia es el objetivo de quienes atacan al país.
Al referirse al hecho de esta mañana en una iglesia de Normandía, Hollande lo definió como “un acto imperdonable” y “una nueva prueba” para la nación.
Agregó que el gobierno aplicará con toda la fuerza el estado de emergencia, aprobado por el parlamento para los próximos seis meses, lo cual da la capacidad a las autoridades de actuar para enfrentar la amenaza extremista.
El mandatario respondió así a las críticas vertidas desde la oposición, la cual acusa al ejecutivo de no tomar las medidas suficientes para proteger a la población y de actuar con falta de determinación.
Menos de dos semanas después del atentado en Niza, que dejó 84 muertos, dos individuos armados con cuchillos atacaron este martes la iglesia de Saint Etienne du Rouvray y tomaron como rehenes a un sacerdote de 86 años, dos monjas y dos feligreses.
Antes de ser abatidos por las fuerzas de seguridad, los agresores degollaron al párroco y dejaron tres heridos, uno de ellos de gravedad.
Durante el secuestro los atacantes dijeron pertenecer al Estado Islámico, mientras pocas horas después el grupo terrorista reivindicó la autoría del hecho.