Turquía bajoMustafa Kemal Atatürk, adoptó una estrategia aislacionista y decidió que su sociedad debería rechazar el Islam con su cultura e instituciones no occidentales. Muy por el contrario, debía asociarse con el Oeste y así adoptar su brillante y progresista civilización. Con esta estrategia esperaba alcanzar dos importantes objetivos, es decir, modernización y occidentalización.
Turquía de esta forma se transformó en el clásico país desgarrado. Desde 1920 ha estado tratando de modernizarse y occidentalizarse y de esta forma ser parte de la civilización occidental y gradualmente olvidarse de su vieja historia musulmana.
Para que un país desgarrado tenga éxito en su esfuerzo por cambiar de civilización y así redefinir su identidad civilizacional, deberá con éxito alcanzar tres condiciones básicas. Primero, la elite política y económica del país en transición debe desear fervientemente este cambio. Segundo, el público y las grandes masas populares del país en transición cultural, deben estar sólidamente dispuestas a aceptar la nueva identidad civilizacional que la elite desea. Tercero, la elite de la civilización superior a la cual se desea entrar, (en casi todos los casos la civilización occidental) debe estar dispuesta y aceptar al país que desea entrar y quiere ser un nuevo miembro de su civilización. Huntington señala enfáticamente que desgraciadamente todos los esfuerzos históricos hechos por países para cambiar su identidad cultural, religiosa y civilizacional y realizado en los últimos diez mil años, han fracasado rotundamente. Huntington naturalmente agrega que Turquía es uno de estos emblemáticos fracasos. Señala que este fracaso sin duda traerá cambios trascendentales en Turquía y también traerá cambios en el actual sistema internacional.
Mediante las enormes y duras reformas de los años 20 y 30 del siglo XX, Mustafa Kemal Atatürk trató de sacar a su país, de su larguísimo pasado musulmán. Atatürk quería eliminar drásticamente los valores musulmanes y adquirir los valores occidentales y esto lo hizo a sangre y fuego con un costo altísimo de vidas humanas. Para ello utilizó la estrategia de las llamadas “seis flechas”. Ellas fueron primero, el populismo, segundo el republicanismo, tercero el nacionalismo, cuarto el secularismo, quinto el estatismo y sexto el reformismo basado en la fuerza bruta. Atatürk rechazó la idea de un imperio multinacional que era lo que Turquía tenía y optó por un Estado nación homogénea. Para ello mató y expulsó a sangre y fuego, a millones de armenios, griegos y otras minorías. Para alcanzar sus objetivos de limpieza étnica, Kemal derrocó al sultán y estableció en su remplazo una república que aparentaba ser de tipo occidental. Así, a sangre y fuego, abolió drásticamente el último califato que era la fuente principal de la autoridad religiosa. Naturalmente terminó con la educación religiosa tradicional y también abolió los ministerios e instituciones religiosas del Estado. Eliminó las escuelas y universidades religiosas islámicas y creó un sistema secular de educación pública. Eliminó las cortes de justicia religiosas que por siglos aplicaban la ley islámica y las reemplazó por un sistema basado en el código civil suizo. También reemplazó el calendario tradicional y milenario por el nuevo calendario gregoriano. También ordenó que la religión islámica dejara de ser la religión oficial y única del nuevo Estado. Prohibió el uso de vestimentas tradicionales y obligó a la gente a usar vestimentas y sombreros occidentales. También ordenó que el idioma turco debiera ser escrito en caracteres romanos y no en caracteres árabes. Esta reforma lingüística fue fundamental y crucial ya que impidió que las nuevas generaciones de turcos pudieran leer y entender la riquísima literatura tradicional. Al mismo tiempo obligó a los jóvenes turcos a aprender idiomas europeos y con esto aumentó enormemente el alfabetismo de la población. Con todas estas enormes reformas Kemal Atatürk redefinió a su nación y cambió drásticamente la naturaleza política, religiosa y cultural de su pueblo.
En los años 30 Kemal se dedicó a acelerar el desarrollo económico de Turquía mediante políticas económicas occidentales y al mismo tiempo que trataba de modernizar las estructuras e instituciones del Estado. Turquía se mantuvo neutral durante la guerra civil de los occidentales y que duró entre 1939 y 1945. Al final de la guerra Kemal Atatürk trató de que su país se aliara militarmente con el oeste. Siguiendo el modelo occidental, eliminó el sistema de partido único que había existido en décadas anteriores y creó un sistema de multipartidos. Luchó por alcanzar un lugar en la Organización Militar del Tratado del Atlántico Norte, (OTAN) y esto lo obtuvo en 1952. De esta forma Kemal Atatürk integró a Turkía totalmente al llamado “mundo libre”. Por esto recibió apoyo occidental por miles de billones de dólares y sus poderosas fuerzas militares fueron entrenadas y equipadas por el oeste. Esta fuerza militar rápidamente se integró y quedó bajo el comando y control de la OTAN. Al mismo tiempo Turquía permitió la instalación de numerosas bases militares estadounidenses, incluyendo bases con armas nucleares y esto a fin de contener la expansión de la Unión Soviética hacia el Mediterráneo, el medio oriente y el Golfo Pérsico.
Esta extremadamente sólida identificación de Turquía con el Oeste, determinó que los países no alineados, acusaran a los turcos de ser vulgares lacayos occidentales y traidores en la Conferencia de Bandung. Los países islámicos por su parte, acusaron a Turquía de ser un país traidor, hereje y blasfemo que algún día pagaría sus pecados con el fuego del infierno. Después del fin de la guerra fría, la elite turca continuó con toda fuerza sus intenciones para convertir al país en un verdadero país occidental y europeo. Siguió siendo un fiel miembro de la OTAN y lealmente cumplió todas las órdenes dadas por los Estados Unidos. No obstante, con el fin de la Unión Soviética, Turquía dejó de ser importante para la civilización occidental. El país dejó de ser útil como una barrera defensiva en el norte. No obstante siguió siendo útil, para ayudar al oeste en sus políticas de dominación hacia el sur. Este rol de policía asistente se consolidó en la guerra del Golfo contra Irak. Turquía fue vital en la coalición occidental contra Saddam Husein, violando previos tratados con Irak, Turquía cerró los oleoductos que le permitían a Irak exportar su petróleo por el mar Mediterráneo. Además permitió que aviones estadounidenses atacaran a Irak desde bases aéreas en Turquía. Turquía consolidó de esta manera su rol de ayudante de policía occidental para controlar el peligro islámico del sur.
No obstante, la guerra con Saddam le demostró a Turquía que desgraciadamente no era un país igual al resto de la coalición atlántica. Alemania se opuso a que ante un ataque con cohetes iraquíes a Turquía dicho ataque no debía ser considerado como un ataque a la OTAN, tal como estaba en el tratado. Aquí Turquía empezó a darse cuenta de que no podía contar con sus aliados del norte en caso que ella fuese atacada desde el sur. Este fue un hecho trascendental e histórico pues las masas turcas empezaron a cuestionarse el cambio civilizacional iniciado por Kemal Atatürk. Las confrontaciones de la guerra fría con la Unión Soviética, garantizaban a Turquía su legítima pertenencia al oeste y respaldaban con fuerza su nueva identidad civilizacional. Pero ahora, las confrontaciones post guerra fría contra el mundo islámico hacían pedazos dicha seguridad. Este fue un portazo en las narices sumamente difícil de ignorar y Turquía empezó un profundo cuestionamiento a su alianza con occidente.
A comienzos de los años 80 del siglo XX el objetivo principal de la elite turca, era entrar y ser miembro de la Unión Europea. Turquía hizo su aplicación formal en 1987, no obstante, la Unión ignoró esta petición, y por el contrario, aceptó la entrada de Austria, Finlandia, Suecia y Noruega. También se dieron señales positivas a Polonia, Hungría, la República Checa, Eslovenia, Eslovaquia y las Repúblicas Bálticas. Se señaló que estos pronto serían admitidos. Los turcos fueron rechazados y una enorme masa del país se sintió particularmente ofendida, por la duplicidad que Alemania tomó al no darles el apoyo que había prometido. Sólo debido a fuertísimas presiones de los Estados Unidos, la Unión Europea negoció una insignificante unión aduanera con Turquía. No obstante, la entrada formal a la Unión Europea, empezó a ser una muy dudosa posibilidad.
Las razones más importantes para esta oposición de la adhesión de Turquía a la Unión Europea era el hecho de que Turquía a pesar de los gigantescos esfuerzos de Kemal Atatürk, el país seguía siendo un país musulmán. La elite estaba europeizada, pero las masas eran fervientemente islámicas. Los europeos no querían abrir sus fronteras a un país que en los años 80 del siglo XX tenía más de 60 millones de musulmanes y la mayoría de ellos fanáticos, pobres y desempleados. Más importante aún, la inmensa mayoría de los europeos creía fervientemente que culturalmente los turcos, no pertenecían a Europa. El presidente Turgut Özal señaló en 1992 que la verdadera razón por la cual Turquía no podía entrar a la Unión Europea, era porque “nosotros somos musulmanes y ellos son cristianos”. La elite europea concuerda con todo esto y señala que la Unión Europea es entre un “club de cristianos”. Se agrega que los turcos son musulmanes fanáticos, pobres, demasiados y culturalmente muy diferentes al resto de Europa. La pesadilla privada de los europeos, es la memoria histórica de las “hordas sarracenas matando y quemando a los europeos y estos asesinos salvajes otra vez a las puertas de Viena”.
Ante esta situación de haber rechazado a la Meca a principios del siglo XX y ahora ser rechazados por Bruselas, ha obligado a los turcos a explorar otras alternativas. Turquía ha tratado de organizar una comunidad de países turcos, que van del Mar Adriático a los bordes de China. Esta comunidad incluye al Chipre turco, Turquía, Uzbekistán, Turkmenistán, Kazajistán y Kirguistán. La nueva comunidad ha emprendido numerosas acciones de integración económica y cultural y algunas de ellas ya han dado resultado. Con esta nueva comunidad de pueblos turcos, Turquía desea contener a Irán y arabia Saudita y así evitar que el fundamentalismo islámico siga avanzando en la región. Turquía quiere ofrecer al mundo islámico un nuevo modelo moderado de Estado islámico, más secular, democrático y con economía liberal de mercado. Al mismo tiempo Turquía en los años 90, quería reducir y contener la injerencia rusa. No obstante esta alternativa duró poco, ya que Rusia recuperó su poder y ahora las repúblicas islámicas de la ex Unión Soviética giran en torno a Rusia. En los años 90 del siglo XX, otros graves problemas surgieron para desafiar y destruir el legado de Kemal Atatürk. Después del fin de la guerra fría en todo el planeta se produjo un enorme problema relacionado con la identidad nacional y la identificación étnica de los pueblos del planeta. La respuesta a este problema existencial, fue un poderoso y universal resurgimiento de la fe religiosa. Es así como la herencia secular de Atatürk y luego de la elite turca de casi un siglo, empezó a ser fuertemente cuestionada. En Turquía así como en todo el medio oriente, se ha producido el renacimiento del fundamentalismo islámico, y este es un hecho fundamental que cambió la historia del planeta. Desde 1993 en adelante, los hombres turcos se dejaron barba y las mujeres se pusieron velo. Las desiertas mezquitas se llenaron de fieles, y las tiendas de libros se llenaron de documentos y textos islámicos. Por su parte, otras tiendas se llenaron de casetes, discos compactos, películas, videos, etc., etc., todos estos elementos gráficos, glorificando la vieja historia del islamismo y la grandiosidad del imperio otomano, así como también los valores universales del profeta Mahoma. Por su parte, cientos de radios y cadenas de televisión empezaron con fuerza a propagar las ideas ideológicas y religiosas del islam. Ante este gigantesco ataque desde abajo, la elite turca se vio obligada a tolerar prácticas fundamentalistas previamente perseguidas. Se financió la construcción de nuevas mezquitas y la instrucción religiosa del islam se hizo obligatoria en las escuelas públicas. Por su parte, las universidades prepararon a miles de graduados islámicos y ellos entraron al servicio de las empresas privadas y de las instituciones gubernamentales.
Como resultado de este gigantesco cambio, las masas turcas se islamizaron vigorosamente, pero la elite política y económica siguió porfiadamente siendo secular. En marzo de 1994, un partido fundamentalista islámico ganó el 19% de los votos. En las elecciones de 1995, este partido fundamentalista ganó el parlamento y 6 meses después se apoderó democráticamente del gobierno. El tremendo apoyo de los islamistas fundamentalistas en Turquía vino principalmente de los jóvenes, los turcos retornados de Europa y los pobres del campo. Como consecuencia de todos estos enormes cambios, la política exterior turca fue obligada a ser pro islámica. Se reiniciaron las relaciones con otros países árabes y musulmanes. Se dio un sólido apoyo a los bosnios de la antigua Yugoeslavia. En general, la política exterior de Turquía, se vio obligada a islamizarse radicalmente. El pueblo turco a causa del rechazo de occidente, empezó a desarrollar un fuerte sentimiento anti occidental. Todos estos eventos debilitaron enormemente a las pocas elites pro occidentales en Turquía. Naturalmente todo esto transformó a Turquía en un país violento, corrupto y gravemente desgarrado. La elite suprema aún quería ser occidental pero la inmensa mayoría de las masas turcas quería volver y pertenecer a la vieja civilización musulmana.
Todo lo anterior es un apretado resumen de lo que Samuel P. Huntington escribió en su famoso libro El Choque de Civilizaciones[i]. Ocho años más tarde en el año 2004, Huntington escribió su último libro titulado, Quienes somos. Aquí se señala que la inmensa mayoría de las masas turcas son anti occidentales y particularmente anti norteamericanas. Los grupos islamistas radicados en Turquía así como en el resto del mundo islámico, no aspiran convertir a Europa o a los Estados Unidos al islamismo. Muy por el contrario, su objetivo principal no es cambiar a las sociedades occidentales, sino producir en ellas el mayor daño posible. Los activistas del islam, no van a los sindicatos obreros occidentales para que estos obreros se voten en huelga (esto lo hacían los comunistas pro rusos durante la guerra fría). Los activistas musulmanes no ocultan sus planes violentos para realizar actos terroristas que maten a cuantos occidentales sea posible y al mismo tiempo dañar sus estructuras e instituciones. Para ellos esta es una guerra total. Después del año 2003, con la guerra de Irak, la hostilidad musulmana hacia los Estados Unidos y Europa, se incrementó exponencialmente. Ellos se han dado cuenta que los Estados Unidos le han declarado la guerra al islam y que por lo tanto la única respuesta posible es la guerra total contra occidente. En el año 2003 una encuesta del Centro de Investigación Pew señaló que la enorme mayoría de los musulmanes en algunos casos llegando al 85% de la población en Egipto, Jordania, Líbano, Senegal, Turquía e Indonesia; son radicalmente opuestos a la guerra que Estados Unidos lucha contra el terrorismo. En Turquía, Egipto, Jordania y Paquistán para no mencionar Siria, la enorme mayoría de la gente tiene una visión enormemente negativa de los Estados Unidos y el odio hacia ellos es profundo. El extremo antagonismo de los musulmanes hacia los Estados Unidos viene de hace mucho tiempo debido al apoyo que los Estados Unidos le ha dado a Israel. Además ellos temen el poder estadounidense, envidian su riqueza y odian profundamente la dominación y explotación económica que los Estados Unidos hacen de pueblos musulmanes. La hostilidad es igualmente inmensa contra la religión estadounidense que es una verdadera antítesis de la cultura musulmana. Pero el odio más profundo va contra la degeneración generalizada que los musulmanes ven en la corrupta sociedad estadounidense. Mensajes anti occidentales son masivamente propagandizados por miles de entidades religiosas (MADRASAS) y escuelas apoyadas por gobiernos musulmanes, particularmente el reino saudí. También individuos multimillonarios y fundaciones del mundo musulmán transmiten el mismo mensaje de odio y destrucción hacia el oeste. El sermón del mes de febrero de 2003, hecho por el líder religioso máximo del islam, dijo en la Meca que ya había un choque de civilizaciones y que los musulmanes veían a los Estados Unidos como su más peligroso y mortal enemigo. Huntington concluye señalando que si esta es la realidad y la mala suerte que los Estados Unidos no pueden evitar, la única alternativa posible es aceptar este reto vital y tomar las medidas para enfrentarlo con éxito[ii].
Lo anterior viene a ser un breve resumen de la historia de Turquía como país desgarrado. Esta historia puede servir para entender un poco mejor los recientes sucesos que han afectado a ese país en los últimos días. Al parecer, las pocas fuerzas pro occidentales aún enquistadas en las fuerzas armadas turcas, intentaron derrocar a la elite gobernante. Esta elite concentrada en el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) cuyo líder es Recep Tayyip Erdoğan, es un partido islámico, y definitivamente anti occidental y que ha decidido volver a Turquía a su civilización original o sea al islam. En otras palabras, se pretende deshacer todo el esfuerzo que Kemal Atatürk hizo en el siglo XX. Erdoğan es un líder islamista y al parecer su idea secreta principal, es recrear el viejo califato turco. Al parecer, las pocas fuerzas pro occidentales y aún enquistadas en el ejército turco, decidieron dar la batalla y derrotar a Erdoğan y su partido. El golpe de Estado fracasó y esto debido a que las masas populares se enfrentaron a tanques, helicópteros y aviones. El golpe fue derrotado y no cabe duda que ahora Erdoğan así como Atatürk cien años antes, avanzará hacia su objetivo de concentrar en sus manos el poder total del Estado turco. Si Erdoğan consolida su poder, y moviliza adecuadamente a todo el pueblo, Turquía no podrá ser invadida o intervenida por Occidente. Si todo esto se produce, las bases de la OTAN en Turquía se tendrán que cerrar y con ello occidente corre el riesgo de perder el medio oriente. Turquía por fin dejará de ser un Estado desgarrado y ahora tiene la tremenda posibilidad (si juega bien sus piezas en el ajedrez mundial) de transformarse en el Estado central de la civilización islámica. De esta forma occidente habrá perdido otra y muy importante batalla.
Para concluir es necesario enfatizar que Huntington señala con mucha fuerza argumentativa y muchísima documentación histórica, que América Latina también es una zona desgarrada. En todos estos países una pequeña y rica elite (formada por la pequeña oligarquía, y la clase media que los apoya) desde los años 80 del siglo XX, está desesperadamente tratando de salirse de la civilización latinoamericana y entrar a la civilización occidental. Los ricos prefieren la libertad y le tienen miedo a la igualdad. Los ricos desean un Estado chico y subsidiario y que todas las actividades económicas y lucrativas estén en manos privadas nacionales y extranjeras. Por el contrario, las grandes masas pobres o sea la inmensa mayoría del continente, luchan por la igualdad y no tienen problema alguno con restringir y controlar la libertad económica de los individuos que son considerados como corruptos y sin posibilidad alguna de regeneración. Las masas pobres desconfían y rechazan con fuerza la empresa privada corrupta y su estilo de capitalismo salvaje y depredador. Por supuesto, los pobres luchan por un Estado potente, sólido y que tome la inmensa mayoría de las actividades productivas. Añoran el Estado de bienestar que perdieron décadas atrás, con la catastrófica llegada del neo liberalismo anglosajón a la región. Esta gigantesca división entre ricos y pobres hace que todo el continente se clasifique como una sociedad desgarrada. Esta triste situación explica la gigantesca anomia existente en la población al sur del Rio Grande. También explica el crimen, la drogadicción, la corrupción y la violencia generalizada que afecta muy particularmente a países como México, Centro América, Colombia, Perú y Chile. Un país desgarrado es un país altamente propenso a tener golpes de Estado y guerras civiles. La sociedad entera se ha transformado en una gigantesca oclocracia. Es decir, un sistema político, de los corruptos, con los corruptos y que gobierna sólo para los corruptos. Maquiavelo discute esta forma de gobierno tanto en El Príncipe, como en los Discursos de la Primera Década de Tito Livio. [iii]
[i]Ver, Samuel P. Huntington: The Clash of Civilizations and the Remaking of the World Order Simon & Schuster, New York, 1996, pgs. 109 – 121; 139 -154.
[ii]Ver, Samuel P. Huntington: Who are we? The Challenges to America’s National Identity Simon & Schuster, New York, 2004 pgs. 355 – 362.
[iii]Ver, Samuel P. Huntington: The Clash Of Civilization Ob. Cit. Pgs. 139 – 154 y F. Duque Maquiavelo: Un Cientísta Político Moderno Dictus Publishing Saarbrücken, Alemania 2013.