Noviembre 16, 2024

España: crece el corrupto PP y baja el progresismo

Después de las elecciones del domingo, 26 de junio, no se aclaró el panorama respecto de la formación de una combinación de gobierno, sin embargo, está mucho más cerca de la posibilidad de que Mariano Rajoy logre gobernar España, por otros cuatro años, lo que equivale a que las  derecha mantenga la presidencia por ocho años consecutivos. Se da la paradoja de que los electores elijan, con muy mal criterio por cierto, al partido político más corrupto de Europa, el Partido Popular, y a su líder, Mariano Rajoy, comprometido en el caso  Bárcenas, tesorero del Partido y, como si fuera poco, el PP logra mayoría en la Comunidad Autónoma de Valencia, centro de la corrupción de la derecha.

 

 

Rajoy, como es lógico, no la  tiene fácil para formar gobierno: tendría que sumar a los 137 diputados de su Partido los 32 del Partido Ciudadanos y los 5 del nacionalista Partido Vasco, completando 174 de los 175 diputados, quórum para formar gobierno. La segunda posibilidad es la  abstención del PSOE que su líder, Pedro Sánchez, ha dejado entrever que su Partido no se prestará a esta mascarada. Al parecer, la idea de Rajoy de formar un gran frente PP-PSOE-Ciudadanos estaría prácticamente desechada, salvo para los muy reaccionarios socialistas, como Felipe González y algunos varones, quienes de socialdemócratas han pasado a convertirse en neoliberales de tomo y lomo.

Las recientes elecciones de España terminaron de hundir la confianza en las encuestas al pie de urna – daban como un hecho que el Partido de izquierda Unidos Podemos desplazaría al Partido Socialista del segundo lugar – pues está claro que al salir del recinto, los  electores mientes como carretoneros y no les gusta aparecer como partidarios del conservador bipartidismo – PP-PSOE -.

Hay que recocer que el pacto Unidos Podemos estuvo muy bajo de las expectativas y, aun cuando mantuvo el número de 71 diputados, bajó en cerca de un millón de votos, manteniendo sólo las Comunidades Autónomas de Cataluña y algunas provincias del País Vasco. España aún está muy lejos de un gobierno de izquierda hegemonizado por Unidos Podemos.

Por otra parte, se esperaba que el PSOE hubiera sufrido una derrota de campanilla, sin embargo, solamente bajó de 90 diputados en diciembre último, a 85 en las elecciones de ayer, hecho que podría salvar el liderazgo de Pedro Sánchez al interior del Partido. Los socialistas mantuvieron apenas el primer lugar en la Comunidad andaluza, pero perdieron las provincias de Córdoba, Cádiz y Málaga.

Es poco probable la formación de un gobierno progresista que incluyera a los 85 diputados socialistas, los 71, de Unidos Podemos, los 9, de la Izquierda Catalana, más el apoyo – muy discutible – de Ciudadanos, un Partido de centro derecha, dirigido por Albert Rivera; si sumamos PSOE, Unidos Podemos, Ciudadanos e Izquierdistas Catalanes, completarían 195, y si restamos los votos Ciudadanos se tendrían un total de 165, lo cual no da la mayoría para gobernar.

El Partido Ciudadanos perdió en bancas bando de 40 a 32, sin embargo, en votación la disminución fue muy menor; está claro que los votos de este Partido de centro-derecha pasaron, casi en su totalidad, al Partido Popular, que subió de 123 diputados en diciembre, a 137 en el las últimas elecciones del mes de junio, ganando 14 diputados.

En España, la Democracia Cristiana de Gil Robles, después de  la guerra civil formó parte del franquismo y no ha jugado ningún papel significativo en la transición. Podría pensarse que el Partido Ciudadanos, de Albert Rivera, jugara un papel similar al centrismo, del cual han hecho gala las Democracias Cristianas, sin embargo, el panorama político en España es distinto al de otros países, pues está casi extinguida, salvo en Alemania, que está aliada con los socialdemócratas.

El centrista  Partido Ciudadanos, de muy reciente formación, tendrá que enfrentar importantes dilemas: en primer, qué condiciones pondrá a Mariano Rajoy para ceder sus votos en la Investidura; en el foro, previo a la elección, Albert Rivera fue muy categórico en la crítica a la corrupción, no sólo del Partido Popular, sino también del mismo Mariano Rajoy. El veto al liderazgo del Presidente del Gobierno hoy aparece más complicado que en diciembre, pues el dirigente gallego logró 14 diputados más, que solidifica su liderazgo.

Una tercera elección para dirimir la división del electorado parece muy improbable, pues de seguro, los políticos serían “linchados” si no se ponen de acuerdo. La baja en la participación electoral del 26 de junio, si la comparamos con la del mes de diciembre de 2015, demuestra la insatisfacción y desafección política de los ciudadanos. Desgraciadamente, lo más probable es que los españoles tengan que sufrir, por su propia culpa, otros cuatros años de corrupción del Partido Popular que, sumado a políticas de ajuste que han llevado a 40% de los jóvenes a la cesantía.

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

27/06/2016  

 

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