Noviembre 17, 2024

Estudiantes y trabajadores: Altibajos en la lucha social

La ciudadanía puede sentirse algo contenta y aliviada por el hecho de que al menos un insigne político corrupto se encuentre tras las rejas, aunque sea de manera preventiva. Pero los trabajadores ni los estudiantes podrán estarlo con respecto a la satisfacción de sus demandas específicas. Los derechos sindicales de los primeros han retrocedido con la ofensiva derechista-empresarial que tuvo éxito en lograr los cuestionamientos del Tribunal Constitucional a la ley laboral. Sin olvidar la falta de consenso respecto a los derechos sindicales en la propia Nueva Mayoría.

 

 

Una clase trabajadora sin proyecto y desmovilizada por la cúpula sindical de la CUT  

 

Al punto que ya no hay titularidad sindical en una empresa (otros grupos de trabajadores pueden negociar con los dueños); los patrones pueden tomar medidas de fuerza contra los trabajadores y tampoco hay derecho para negociar por rama de producción. El deseo profundo de las organizaciones empresariales de arrinconar a la clase trabajadora e imponerles condiciones extremas de trabajo y retroceso legal se hace realidad durante el gobierno de Bachelet y la Nueva Mayoría. Ante la actitud sacrificial de la cúpula de la CUT (PC, DC, PS) que optó por no movilizar a los trabajadores ni hacer frente común de demandas de derechos sociales con los estudiantes. Es lo que la sabia tradición de los movimientos en lucha recomienda. Evidentemente no hay una cultura de lucha de clases ni de resistencia a la ofensiva neoliberal que busca aumentar la tasa capitalista de explotación para asegurar el “crecimiento”. Y  la desmovilización de la clase trabajadora es resultado en gran parte de la política del Partido Comunista, cuya reticencia a la movilización social y estudiantil fue expresada por el mismo presidente del partido, el diputado Teillier. El consenso neoliberal sigue siendo la política de la cúpula de la CUT al igual que la NM.

 

A los estudiantes, el Gobierno les niega sus exigencias en el sentido de mejorar la educación pública y sufren embestida del poder mediático, que junto con ingenuos voceros, como el curita Berríos, con el pretexto de condenar a algunos, busca criminalizar al movimiento social en su conjunto y presentarlos como meros productos del consumismo. Toman sus deseos por la realidad: querrían a la juventud sumida en la apatía y la indiferencia de un aparente “confort” que adormece las conciencias. 

 

Lucha social y consumismo de mercado programado

 

Como si el consumismo alienante (y la obsolescencia premeditada de las mercancías y la moda que le acompaña) no fuera promovido por técnicas manipuladoras y por el sistema de endeudamiento crediticio para promover el mismo mercado en el cual se coluden para controlarlo, empresas nacionales y extranjeras. Que bien sabemos funcionan según la lógica estricta de la ganancia/acumulación capitalista y la explotación de los trabajadores. Estos, para colmo obtendrán bajas pensiones (los adultos mayores —y no los “abuelitos” o las “señoras juanitas” del periodismo paternalista— ya comienzan a organizarse). Sin olvidar que las mismas empresas capitalistas del modelo neoliberal chileno, que además de concentrar la riqueza en una poderosa minoría parásita y capitalista, ha capturado la política “representativa” hasta corromperla. Al contrario entonces, muchas situaciones juveniles y la voluntad estudiantil de cambio podrían ser una reacción a las trampas y cepos del modelo neoliberal en la cual viven los mayores, padres, madres y apoderados, pese a ellos. Es lo que precisamente se llama una lógica estructural que las “puras” y “buenas consciencias” ignoran.

 

En los hogares proletarios y de las “clases medias” deben comentarse a diario el robo de las AFP con sus pensiones indignas que esperan a los adultos. De las Isapres y sus abusos. No hay pueblo decente que a la larga se someta a la institucionalidad del lucro ni lucha que no se exprese en su momento. Ahí está el ejemplo de los sectores avanzados del pueblo mapuche.

 

Otra evidencia: la lógica capitalista predadora de los entornos sociales y ecológicos

 

Y como si lo anterior no fuera poco, el mismo modelo productivista que aspira al crecimiento ilimitado, destruye las condiciones materiales de existencia de comunidades humanas y el sano equilibrio de los ecosistemas.

 

Si ese espectáculo social, político y cultural no fuera desolador para las grandes mayorías, cuyos movimientos ciudadanos comienzan a responder indignados, entonces los chilenos serían un pueblo de borregos sin ninguna capacidad de analizar retrospectivamente la historia e imaginarse otro futuro que no sea el ofrecido por la utopía y la aplanadora neoliberal con su apéndice, el régimen representativo corrupto; que no hay que confundir con la democracia. Por suerte esto no es así.

 

Cárcel para un corrupto es poco: responsabilidad social de la justicia

 

Al menos hubo un premio de consuelo. Jaime Orpis, el senador UDI, fue notificado de la medida cautelar de prisión preventiva por corrupción en favor de Corpesca. Que haya justicia es lo mejor que pueda sucederle a Chile en el estado actual de degradación ética de la casta política-empresarial. Pese a todos los intentos por ahogar su funcionamiento efectivo con penas severas para la delincuencia de cuello y corbata, algunos fiscales podrán ser recordados como íntegros e íntegras.

 

Si hubieran bastantes profesionales garantes de aplicar bien la justicia, otros connotados políticos de la misma tienda partidaria pinochetista como Longueira, a los que tendrían que agregarse los del otro bando, para nombrar algunos solamente: el socialista Rossi, la PPD Carolina Tohá, El DC Jorge Pizarro y el jefe del PRO Marco Enríquez Ominami, además de Julio Ponce Lerou, Matte y Luksic también tendrían que seguir pronto a Jaime Orpis en la prisión Capitán Yáver. Pena entonces un movimiento social ciudadano contra la corrupción. Nada fácil cuando las mismas “centroizquierdas progresistas” se han financiado como en Brasil con las prácticas corruptas.

 

Escándalos mediáticos: “Lo esencial es invisible a los ojos” decía El Principito 

 

Después del vendaval de la querella de la Presidenta contra la revista derechista Qué Pasa por injurias y calumnias, donde incluso brillantes espíritus y defensores del periodismo combativo confundieron libertad de prensa y expresión, en manos de uno de los dos poderosos grupos mediáticos (Copesa-Qué Pasa de Alvaro Saieh-Copesa; el otro es El Mercurio), con el derecho ciudadano a estar bien informado (dos factores en permanente tensión que estructuran el campo mediático en el plano semántico), le siguió el escándalo mediático de la destrucción de un Cristo por presuntos estudiantes. Aquí tampoco faltaron las santas palomas que intentaron enlodar la lucha del movimiento social por una educación pública. Maniobra que muestra el poder del dispositivo mediático para construir la agenda informativa y pautear a la casta política y a algunos despistados. Estos últimos no perciben la corrupción política como una práctica donde toda información pertinente ayuda a la opinión pública a conocer la laya de quienes ejercen el poder político y legislativo. Saber quién es y qué es capaz de decir Juan Díaz, el operador UDI, es una información valiosa (y no curiosa) en el espacio público informativo. Filtrarle información al ciudadano es no confiar en su capacidad de juicio. Quién filtra a quién y tras qué interés es la pregunta clave. Que debe ser afinada por debates abiertos accesibles a todos y todas y, cabe la redundancia: informados.

 

Dos representaciones políticas, un solo proyecto estratégico

 

Las representaciones políticas de las ultraderechas no aceptan cambios sociales y económicos y políticos urgentes. Sólo a la desigualdad en abstracto. Incluso se han opuesto a un proceso constituyente tutelado desde el Estado para evitar la elección de una Asamblea Constituyente. Se oponen a las transformaciones en nombre del sacrosanto orden, de las leyes del mercado, la propiedad privada y las libertades aferentes junto con la mantención incólume de las estructuras sociales y económicas. A lo sumo, se permiten eso que se ha llamado el “liberalismo cultural”: la extensión de los derechos individuales a todos y todas; como el de las diferencias sexuales, pero, valga la contradicción, sin reconocer el derecho de las mujeres a disponer de su propio cuerpo.

 

Y si las fuerzas políticas de la Nueva Mayoría se han revelado incapaces de realizar su programa de reformas, no obstante han optado por imprimirle a su gobierno un giro autoritario y represivo sin necesidad que haya lo que algunos llaman “restauración conservadora”, puesto que nunca ha habido nada que “restaurar” ya que ningún pilar del régimen y del modelo ha sido removido (recordemos que lo de la retroexcavadora de Quintana fue puro bluff ). No faltan las muletillas intelectuales para no caracterizar a la NM como defensora en última instancia del proyecto neoliberal. Esta y su gobierno empezaron haciendo mal la reforma tributaria al negarse la posibilidad de ir a recaudar los dineros para hacer las reformas sociales prometidas. Pésimos técnicos, optaron por un 3 % del PIB y así evitar contrariar el empresariado neoliberal y las familias ricas de la oligarquía. Ni siquiera fueron capaces de ir a buscar un 5 % que hubiera permitido financiar la educación pública y calmar el juego. Se necesitaba voluntad política para enfrentarse a la ultraderecha. No es necesario ser economista para entender que es la falta de decisión de este Gobierno, que responde siempre en último término a los intereses estratégicos de la oligarquía nacional y mundial y no a los de las mayorías ciudadanas y trabajadoras, la responsable de la crisis abierta de la institucionalidad postdictadura.

 

El juego político entre los dos bloques consiste en exacerbar las diferencias e intentar ocultar el consenso estructural. Crisis (es la etimología de “krisis” en griego),  en el sentido de situación abierta (y no de descalabro) que ofrece posibilidades y oportunidades de ruptura con lo viejo para construir nuevas instituciones participativas. Es en este contexto que habrán primarias sin participación ciudadana real y que la alternancia única es representada en los personajes miméticos de Lagos y Piñera.

 

  

 

 

 

 

  

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