En toda elección el elemento central consiste en definir, en la forma más acertada posible, el clivaje – el quiebre o disyuntiva sobre el cual deben pronunciarse los electores -. En el caso actual de las elecciones españoles, la opción se da entre la mantención del gobierno del Partido Popular, encabezado por Mariano Rajoy, o el reemplazo de uno de carácter progresista.
El sistema bipartidista en España, afortunadamente, ha muerto para dar paso a cuatro partidos políticos, todos con una fuerza electoral importante y, siguiendo esta lógica, es muy difícil que un solo partido logre la mayoría absoluta, máxime cuando esta es la primera vez que el sistema pluralista de partidos se impone. En el fondo, el sistema parlamentario funciona muy bien en bien en el bipartidismo o en el de dos partidos y medio – caso Inglaterra, Alemania y, por la segunda vuelta, en Francia -.
El tema principal en las elecciones españolas sigue siendo la capacidad de los partidos políticos para formar una combinación de gobierno, problema que fue soslayado por el candidato del PSOE, Pedro Sánchez, y por el de Ciudadanos, Albert Rivera; Mariano Rajoy repitió la propuesta de un gobierno de concentración nacional que excluyera a Podemos, de Pablo Iglesias, y este último formara un gobierno progresista de alianza entre Unión Podemos y el Partido Socialista Obrero Español, liderado por Sánchez.
Todas las encuestas indican que la combinación Podemos más Izquierda Unida se ubica en el segundo lugar después del Partido Popular, desplazando al PSOE, lo cual deja en muy mal pie a Pedro Sánchez, que se verá en la disyuntiva de apoyar a Pablo Iglesias y formar un gobierno progresista, o bien, permitir una alianza con el PP de Rajoy, sea vía abstención o un apoyo explícito.
El Partido Socialista Obrero Español no puede encontrarse en peor pie frente a las próximas elecciones del 25 de junio próximo – si lo meten me matan, si me lo sacan, me muero -. El socialismo de la “tercera vía”, vendido a la derecha neoliberal ha fracasado, hasta ahora, en todo el mundo, y los líderes llamados “socialdemócratas” han sido y son mozos de la élite reaccionaria, razón por la cual la “gente bien” les rinde pleitesía como a grandes héroes nacionales – en este museo de cera se ubican Tony Blair, Francois Mitterrand y José Luis Rodríguez Zapatero -.
No cabe duda de que el ganador del foro del 13 de junio último fue Pablo Iglesias – lo demuestran todas las encuestas las encuestas realizadas por los medios de comunicación españoles, salvo el monárquico ABC, que le da el triunfo a Mariano Rajoy – quien ha logrado desvirtuar la campaña del terror, dirigida contra el Podemos, sobre todo, agitando la bandera de la crítica a Nicolás Maduro, de Venezuela, y a Alexis Tsiplas, de Grecia.
Pedro Sánchez y Albert Rivera, durante el foro, debían sortear la polarización entre izquierda y derecha – Iglesias y Rajoy – , en que Rivera demostró habilidad política al lanzarse contra Rajoy en el tema específico de la corrupción – hay que considerar que el Partido Popular español tiene un record de juicios e investigaciones por corrupción ante la Fiscalía y Tribunales españoles, y en el caso Bárcenas está implicado directamente el Presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, que se le vio muy afectado y confundido en esta parte del foro -.
Los foros, en general, sólo sirven para afirmar las decisiones de los ciudadanos ya tomadas por uno u otro candidato, sin embargo, hay un 30% de indecisos que será fundamental en la decisión respecto al clivaje, statu quo versus progresismo; de seguro, no surgirá una mayoría clara, por consiguiente, le corresponderá a los partidos el formar combinaciones para hacer gobierno. El Partido Socialista Obrero Español la tiene muy difícil, pues megaterios como Felipe González – corrupto ex Presidente de gobierno – hará hasta lo imposible para impedir una alianza entre Podemos y PESOE. Estamos muy lejos de los frentes Populares y de la Segunda República, y la socialdemocracia, a nivel mundial, se ha convertido en una fuerza de derecha. Nada más repugnante que el espectáculo que presentan antiguos “tribunos del pueblo” convertidos en reaccionarios.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
15/06/2016