Las empresas chilenas se han desarrollado en uno de los escenarios posiblemente más favorables del mundo, con altas tasas de ganancias. De una u otra manera, han logrado sortear crisis tras crisis y paralizar el transcurso de la historia, trabajo que han realizado, y este es un dato clave, con la colaboración de los gobiernos de turno. Es un proceso virtuoso para ellas, marcado por el lucro y la rentabilidad, que circula por un carril aparentemente aislado al resto del país.
Mientras la sociedad en su conjunto se debate entre la sobrevivencia y el endeudamiento, en movilizaciones, dramas y tragedias más o menos cotidianas, cuando el país y sus estructuras sociales y políticas pelean unas reformas que intentan cargar unos pocos millones en impuestos para financiar salas de hospitales y matrículas, o equilibrar un poco la balanza laboral, las grandes corporaciones, que habían pronosticado el apocalipsis económico como consecuencia de esos debates, exhiben sus flamantes resultados financieros. Como en los mejores tiempos de la transición y del auge neoliberal, las grandes corporaciones ancladas en Chile lograron este primer trimestre aumentar sus utilidades nada menos que en un 43 por ciento.
Ni crisis china, ni caída de los precios de los commodities, y tampoco recesiones en la región, ni corrupción generalizada, manifestaciones y huelgas: el libre mercado en Chile funciona en un absoluto solipsismo, en una zona privilegiada y blindada a los conflictos externos. ¿Cómo lo logra? Décadas de trabajo de sus expertos en lobby, largos años de compras de políticos y legisladores, muchas inversiones bajo cuerda para convertir al país en uno de los mercados más rentables del mundo.
Hacia finales de mayo, las sociedades anónimas informaron a la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) sobre sus resultados durante el primer trimestre del año. La sorpresa no fue menor. En general el aumento en las ganancias fue de un 32 por ciento, pero si se excluye a la estatal y hoy malograda Codelco, el sector privado chileno anotó un aumento en sus utilidades de un 43 por ciento, avance que es sin duda un salto, liderado por las compañías eléctricas y acompañadas por otras varias. En números redondos, la ganancia es de 5.652 millones de dólares, o unos 3,8 billones (millones de millones) de pesos.
ELECTRICAS Y RETAIL
Por sectores, son las eléctricas las que explican aproximadamente el 20 por ciento del total de las utilidades de las grandes corporaciones. Estas empresas, entre las que está Colbún, Gener, Endesa, vieron duplicarse sus utilidades durante los primeros tres meses del año en comparación con el mismo periodo de 2015. Y algo similar en el retail, que pese a disminuir levemente sus ventas, logró aumentar sus ganancias por sobre un 60 por ciento a lo obtenido un año atrás.
Podemos ver con un poco más detalle estos resultados. El rankingde utilidades lo lideró ILC Inversiones, brazo empresarial de la Cámara Chilena de la Construcción, que bajo su alero tiene una serie de centros médicos y clínicas. Esta empresa obtuvo ganancias por más de 240 mil millones de pesos (unos 350 millones de dólares), cifra que representó un alza de varias veces las sumas obtenidas hace un año. En el rankingle siguieron las eléctricas Enersis, con 262 millones de dólares, Endesa, con 227 millones de dólares, y Colbún, con 70 millones, entre otras.
Otro sector que pese a las menores ventas logró enormes resultados ha sido el retail. Cencosud, uno de los principales grupos de este rubro en América Latina ligado al empresario chileno de origen alemán Horst Paulmann, obtuvo 160 millones de dólares de utilidad, cifra que es cinco veces más alta que la obtenida hace un año. Para justificar esas enormes ganancias, la empresa ha dicho que se debe a un factor cambiario en relación al valor del peso respecto al dólar.
Telefónica Chile alcanzó utilidades por más de once mil millones de pesos, cifra casi tres veces superior a los tres mil millones obtenidos hace un año. En tanto, otro sector con buenas ganancias ha sido el de la entretención y el juego. Pese a la desaceleración económica, las salas de juego Enjoy y Dream tuvieron utilidades por 5.700 millones y cinco mil millones de pesos, respectivamente.
La banca, en tanto, si bien no obtuvo crecimientos tan altos, nunca pierde. En efecto, la tasa de crecimiento de las colocaciones del sistema financiero ha dejado atrás las cifras de dos dígitos para ingresar en una etapa de mayor moderación. En comparación con diciembre pasado, tanto los créditos comerciales como personales han aumentado en torno a uno por ciento, con una clara tendencia hacia abajo. Incluso los créditos hipotecarios, que crecían de manera paralela al sector de la construcción han registrado un freno. En abril pasado los préstamos para viviendas crecieron apenas 0,5 por ciento. Aun así, pese al escenario de clara desaceleración, la banca aumentó sus utilidades sobre el tres por ciento.
Al observar el comportamiento de otros sectores de la economía veremos perfiles similares. Aunque el comercio minorista aumentó sus operaciones en abril pasado, en comparación con el año anterior hubo caídas importantes en la minería, las manufacturas, la producción industrial y los permisos de edificación en la construcción, que prevé tiempos de menor actividad.
Este escenario se expresa también en el sector externo. Las exportaciones cayeron 8,6 por ciento en abril pasado, con caídas significativas del 16 por ciento en la minería, y del ocho por ciento en el sector silvoagropecuario. Las importaciones, que habían crecido sin interrupciones durante los últimos años, registraron en abril una baja del seis por ciento, con especial énfasis en bienes intermedios con una brusca caída del 15 por ciento, y de consumo, con una merma del 8,4 por ciento.
Este contexto de clara desaceleración ya tiene sus efectos en el empleo, de modo que es posible observar que el número de trabajadores ocupados ha disminuido, no con fuerza, pero de manera sensible. En cifras gruesas, el número de ocupados disminuyó en el último año en 0,7 por ciento, especialmente en la minería y la industria manufacturera.
TRAJE A LA MEDIDA
¿Cuál es el factor clave en este crecimiento de las utilidades? ¿Cómo se explica que pese a menores ventas las empresas ganen más? Desde la industria y la banca la versión canalizada a través de la prensa empresarial apunta a la buena gestión, operaciones cambiarias y a la reducción general de costos. Ante la desaceleración, la caída de los precios internacionales y las menores ventas, la solución ha sido recortar gastos. En palabras más claras: la reducción de personal, externalizaciones y recortes salariales. Es por ello que los efectos de tales medidas, puestas en marcha desde comienzos del año pasado, han comenzado a sentirse sólo a partir de ahora.
La economía, los mercados, transparentan la estrategia local e internacional del capital, la que queda demostrada con claridad meridiana bajo estos nuevos registros. Pero no es la primera vez que sucede. La rentabilidad histórica de las grandes corporaciones corre por un carril diferente y aislado al resto de las actividades económicas y laborales. Es por ello que Chile ha sido señalado por organismos económicos neoliberales desde el fin de la dictadura, y no sólo entonces, como el líder en productividad y rentabilidad en la región. Un “galardón” logrado con la abierta ayuda de todos los gobiernos, desde la dictadura.
La alta rentabilidad empresarial en tiempos de desaceleración económica confirma la óptima relación que mantiene el aparato político, la institucionalidad estatal y el mercado, controlado por las grandes corporaciones. Una relación modelada, desde siempre, por el gran sector privado.
Los últimos dos años, que coinciden con el actual gobierno, expresan muy bien los ajustes de esta relación. La escandalera levantada por las cúpulas gremiales que representan al gran capital, lideradas por voces estridentes como el timonel de la Sofofa, el incontenible Hermann von Mühlenbrock, ha logrado sus objetivos. El lobby, el llanto, las presiones canalizadas por la prensa, consiguieron que el gobierno conciliara las reformas, principalmente la tributaria, con los intereses empresariales. A un año y medio de la puesta en marcha de la reforma tributaria, es posible observar que en sus primeras etapas no se ha afectado en nada la rentabilidad de las grandes empresas.
El gobierno impulsó algunas reformas, que consensuó con los representantes empresariales en el Senado, pero dejó otras en lista indefinida de espera, inacción que refleja, una vez más, la sólida relación de intereses entre los gobiernos de la transición y los grandes grupos económicos. Como ejemplos recientes en este escenario de desaceleración podemos citar ILC Inversiones, que logra sus enormes utilidades este trimestre en negocios tan lucrativos para sus socios y tan abusivos para la ciudadanía como las pensiones y la salud. AFP Habitat y la Isapre Consalud pertenecen a este grupo económico.
El modelo económico, su estructura institucional y todo el sistema político han sido diseñados para dar el favor a las corporaciones. Esta es la explicación, que no constituye a estas alturas ni novedad ni puede sorprendernos. El cambio en 2014 de ministro de Hacienda, por un pragmático neoliberal ligado al sector financiero como Rodrigo Valdés, es también otra expresión de cómo funciona este mecanismo del lucro y la explotación.
Recordamos a Valdés por sus últimas declaraciones, las que representan a la perfección esta relación entre decisiones políticas y beneficios privados. Ante la inquietud sobre un posible recorte de la calificación del riesgo de la economía chilena, nota que digitan agencias internacionales tipo Moody’s, Fitch o Standard & Poor´s, el ministro de Hacienda nuevamente intenta aquietar a las corporaciones y les ofrece, una vez más, toda su disposición a favorecerlos.
Un recorte a la calificación de riesgo (actualmente es AA-), significa para las grandes empresas, que son las únicas que pueden endeudarse en los mercados internacionales, un encarecimiento de los créditos. El actual momento de la economía chilena apunta a un posible recorte, derivado tanto de la caída en las ventas e ingresos, del deterioro de los precios de los commoditiesy de la desaceleración en general. Pero principalmente es por el enorme endeudamiento que ya cargan estas empresas, mochila que las ha situado entre las más endeudadas del mundo.
En este escenario, lo que piden las corporaciones no es poco. Simplemente, como ha sido tradicionalmente, que Valdés y el gobierno preparen un escenario 2017 a la medida de sus necesidades. En otras palabras, que el presupuesto de 2017 no contenga un déficit fiscal como los tres anteriores, sino que sea austero, ante lo que Valdés ha accedido. “Sería muy malo para los chilenos arriesgar la estabilidad macroeconómica por ganancias de corto plazo”, dijo a comienzos de mes a un diario del duopolio, declaración que expresa con claridad las políticas que han permitido las enormes utilidades de las empresas. Recortes y todo tipo de esfuerzos y sacrificios para la población, todo en función de mantener la rentabilidad del sector privado.
PAUL WALDER
Publicado en “Punto Final”, edición Nº 853, 10 de junio 2016.