Diciembre 26, 2024

El implacable decurso de la historia

Una vez mas los chilenos estamos concitados a elegir (o re-elegir) las autoridades que han de regir el país: Comunales (2016), Parlamentarias y Presidenciales (2017). Parecería ser lo acostumbrado, la liturgia habitual mediante la cual el Estado-Burgués renueva periódicamente  su  “legitimidad”, que dimana del supuesto  acto de  delegación de  poder de la voluntad soberana del pueblo.

 

 

Y digo supuesta  – en el caso de Chile-, porque después de más de 4 décadas de apoliticismo entronizado con ahínco en los años de dictadura y continuado por el modelo de democracia/neoliberal, cuyo funcionamiento tiene  como condición encriptar  la  actividad política en un círculo cerrado de alternancia, en la cual las mayorías del “Estado Llano”, no tuviese ninguna  posibilidad de participar o irrumpir desbaratando la fiesta del modelo pactado y compartido con la Junta dictatorial. Es por eso que esta supuesta delegación, deriva de un  largo período  de fuerte represión al derecho a  la participación y a la instrucción e información  abierta y plural. Por el contrario se optó por la masificación de los lavados de cerebro desviando a la población hacia  el consumo y los intentos de  idiotización y a-crítica  funcional a la re- estructuración política de la nueva sociedad (Constitución, Quórum, Alternancia política entre  los dos polos de la  “clase política,” eliminación de los medios de comunicación alternativos y contestatarios etc.)

 

Sin embargo, es muy distinto un modelo que -en teoría- al  se autoproclama triunfante, y que en la la realidad, salta al mundo globalizando los intereses particulares de las grandes empresas transnacionales del imperio  – controlando   a priori el mercado –  “supuestamente libre”,  para  imponer una reestructuración del orden mundial    según el cual  los países subordinados,  deben  adecuar  su actividad   económica en función de los intereses  y demandas del gran capital, en el cual cada país –como en un tapiz persa-, debe  aportar con  su pincelada, a la armonía  del gran mecano del capitalismo globalizado y dominante. Y sobre todo, el capital financiero (banqueros) cuyo poder en la sombra ya  asfixia  al resto del mundo.  

 

Es por eso que -más allá de esta autoproclama ideológica- que solo vivía  en la cabeza de loa papás de la guagua-,  la utopía neoliberal  en la práctica de su funcionamiento en el modelo chileno,   ha mostrado  en  sus  43 años, de  su dinámica  concreta, las nefastas consecuencias para el país, su retroceso, su futuro incierto de país aún mas dependiente y subdesarrollado.  País que donde nacimos, amamos y nos involucramos en su destino,  por eso    nos duele ver inermes su  saqueo  y devastación.

 

 El aire irrespirable y letal (por el uso de combustibles fósiles), el calentamiento global cuyas consecuencias concretas lo estamos viendo en el fenómeno de marea roja en  Chiloé, en Arica   -y su extensión,  la contaminación  y envenenamiento de  nuestras costas;  costas por lo demás arrasadas   por la depredación de la pesca de arrastre, el reparto y privatización  del mar entre  10 familias,  la  contaminación inmoral e irresponsable  de las salmoneras  visadas por las  autoridades  (Sernapesca y Armada) para verter  toneladas de pescados podridos cerca del borde costero,  bosques nativos -de árboles milenarios- talados y reemplazados por el negocio de la papelera, nuestra minería saqueada por transnacionales (chilenas y extranjeras), sin  siquiera pagar impuestos, arrancando desde las entrañas de nuestra tierra, el cobre sin elaborar regalando -de paso- el oro, molibdeno renio etc., contenido en los terrones que se exportan para que otros lo elaboren y se enriquezcan con estos hallazgos regalados por todos nosotros, el agua y la lluvia que  cuando cae, ya tiene dueños  otros dueños que no somos los chilenos.

 

Por no hablar de la apertura irrestricta de la economía del país, típica de un modelo primario exportador  des-industrializador;   los TLC, y ahora el TPP, que será la definitiva la neocolonización y enajenación de nuestra soberanía e independencia política y geopolítica,  pues de aquí en adelante perteneceremos a un bloque, a una especie de proto-gobierno mundial supranacional del imperio; amarre legal que  determinará  lo que nos sea permitido hacer o no hacer  con nuestras riquezas, con nuestras semillas con nuestros medicamentos genéricos con nuestras tradiciones y cultura vernácula; pues cualquier discrepancia significará ser empujados a   juicios internacionales cuyo desenlace -ya lo podemos prever-,    vendrán demandas e indemnizaciones colosales e impagables y humillantes; que me hacen recordar al pueblo griego.

 

La cultura consumista promovida por el capital financiero (la banca), con el espejismo de las tarjetas de crédito; que  hacen la ilusión al consumidor,  que  el consumo puede ser ilimitado,  solo que después  el despertar de tal  alucinación, nos encontramos con  los descomunales intereses, seguros abusivos, gastos operacionales, misteriosos recargos, ajustes de sencillo  cobrados por los bancos y todos los abusos que ya conocemos, el negocio de la salud (Isapres), las AFP,(previsión) educación (lucro) La cultura del apoliticismo, del egoísmo, de la incomunicación, de la abulia,  la indolencia  e indiferencia es el Chile que ellos -los que usurparon el poder- querían conseguir.

 

Hoy vivimos la increíble  confusión y caos del segundo gobierno de Bachelet,  que anunciaba  “reformas estructurales” sabiendo que no estaban  dispuestos a cumplir. “Es que todo tiene que cambiar para que nada cambie.” Así todos los intentos de reformas enarbolados durante la campaña, han caído en el el mas lamentable descrédito, en la improvisación en gestos y amagues ampulosos y  rimbombantes, que sin embargo,  son inmediatamente desnaturalizados y consensuados con los dueños de Chile (el empresariado), y/o  despachados  hacia un futuro incierto e improbable.

 

Tal  destino corrieron la reforma tributaria, laboral (en curso), educacional y finalmente la gran tomada de pelo a los ciudadanos,

orquestado por el proceso Constituyente para una   Nueva Constitución,  que finge la participación  (no vinculante), para invocar después la acreditación de  legitimidad democrática; pero que será redactada y aprobada por el parlamento.Los sufridos ciudadanos pensamos -con toda humildad-, que aún así vale la pena participar para conocernos, romper el autismo social,  y aún sorprendernos de  como la gran mayoría pensamos lo mismo. Solo falta organización y unidad.  

 

 Y finalmente hemos tenido ante nuestros ojos, la verdad,  la culminación de un modelo  que -por su naturaleza-, incentiva la corrupción, avasallando los  más elementales  valores morales. Se corre el velo oculto de cómo funcionaba:  todos están involucrados y tan podridos como los salmones chilotes: las sacrosantas instituciones, pilares de nuestra mítica tradición  se desmoronan ante nuestros ojos: la presidenta  (caso Caval), el Parlamento (cohecho, boletas ideológicamente falsas), la iglesia (pedo-filia), militares (milico-gate y desvíos de los  fondos  del 10% de  la ley reservada y secreta del Cobre), los empresarios corruptos y corruptores,  de los políticos  colusión etc. etc.,  Aquí el que no roba es imbécil y robar  -en los altos niveles de cuello y corbata-,  otorga estatus de  prestigio, inteligencia e impunidad.

Todo esto   y mucho más  se  pudiese   agregar en este lamentable cuadro de  profunda crisis político/institucional e involución nacional  hacia   el retorno  al subdesarrollo del modelo primario exportador en medio de esta hecatombe política.

 

Quizás es por eso, -pienso-,  después de transcurridas mas  de cuatro décadas y visto  el abultado prontuario del modelo,      que esta elección estará preñada de expectantes tensiones   es la primera  en que el gatopardismo y la corrupción estarán  tan claramente  presentes.

 

 Será por tanto, una incógnita saber como procesarán  las grandes mayorías nacionales las evidencias presentes en   esta coyuntura; ¿Aumentará la abstención?, ¿Cuanto habrá calado en las conciencias las revelaciones de corrupción y revelación de cómo funciona en verdad el modelo, ¿Cuanto han calado los movimientos sociales (estudiantil, pobladores, trabajadores y -toda esa amplia gama de empleados de la burocracia de servicios -tanto o mas  explotados-, y atrapados dramáticamente en la lucha por conservar su precario estatus llenos de deudas-),  para volcarse hacia  la búsqueda de nuevas    alternativas   de cambio  radical del  neoliberalismo?  ¿Cómo impactarán los llamados  de   la izquierda social  emergente?  ¿Presenta la izquierda y los partidos surgidos allí; un bloque sólido unido y con una alternativa de transición realista con proyecciones  de éxito, capaz de romper la desconfianza del pueblo a  embarcarse masivamente en una nueva y pletórica de esperanzante  alternativa?  Será una caja de Pandora y los datos que arroje y su análisis exhaustivo, serán de un valor determinante para el diseño estratégico de las nuevas formas que asumirá la  lucha en el futuro inmediato.

 

 

Stgo. 20.05.16                                         P.VALENZUELA.

     

 

 

   

 

   

Agregar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *