El desperdicio anual de alimentos a nivel mundial asciende a 750 mil millones de dólares (a precios de productor en 2009), cantidad que supera el producto interno bruto (PIB) que Argentina tenía a principios de esta década, revelan comparativos de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la cual insiste en que el fenómeno no sólo debe medirse en toneladas y calorías, sino también con un enfoque económico.
Destaca que aunque frutas, legumbres, cereales, carne, productos lácteos, raíces o vegetales, por igual, terminen tirándose a la basura, en su producción se utilizan mil 400 millones de hectáreas, superficie mayor al territorio de Canadá e India juntos.
La FAO reitera que en todo el planeta se pierden mil 300 millones de toneladas de alimentos cada año, lo que implica un tercio de los que se producen para consumo humano o, incluso, 150 mil contenedores diarios de tamaño estándar y a su máxima capacidad de los que son utilizados para el transporte marítimo.
En cuanto a los países de América Latina y el Caribe, asevera que se tiran 127 millones de toneladas de alimentos o 9.7 por ciento de la pérdida global. Eso supondría el desaprovechamiento diario de 348 mil toneladas de productos comestibles. Es decir, cerca de 10 veces la capacidad de la Central de Abasto de la Ciudad de México, la más grande del mundo, pondera.
La FAO y la Organización Mundial de la Salud (OMS) son los organismos encargados de encabezar la aplicación del Decenio de acción sobre la nutrición, que corre a partir de este año y hasta 2025, según la declaración que la Organización de Naciones Unidas (ONU) hizo el pasado primero de abril. Los objetivos para el decenio son erradicar el hambre y prevenir todas las formas de malnutrición en el mundo, donde de manera paralela existen 800 millones de personas que padecen subalimentación crónica y más de 2 mil millones tienen deficiencias nutricionales, pero también hay otros mil 900 millones de personas con sobrepeso, la tercera parte obesas.
Los países de América Latina y el Caribe se han comprometido a reducir a la mitad las pérdidas y desperdicios de alimentos per cápita para 2025 que, en otro comparativo, la FAO calcula que ascienden actualmente a 223 kilos de comida por persona.
Los alimentos desaprovechados en América Latina serían suficientes para satisfacer las necesidades alimenticias de 300 millones de personas… Además, 36 millones de personas (más que la población total de Perú) podrían cubrir sus necesidades calóricas con tan sólo los alimentos perdidos o desperdiciados a nivel de puntos de venta directa a consumidores, refiere la organización.
No importa el tipo de alimento del que se trate, en mayor o menor medida todos se desperdician. Las frutas y verduras reportan las mayores pérdidas, al alcanzar 55 por ciento del total de su producción, le siguen las raíces y los tubérculos, con 40 por ciento, y los pescados y mariscos, con 33 por ciento. Luego se ubican los cereales, con 25 por ciento de pérdidas, en tanto que de carnes, productos lácteos y leguminosas se desperdicia la quinta parte o 20 por ciento.
Gran generadora de carbono
La pérdida de alimentos se da en cada una de las cinco fases o etapas de las llamadas cadenas de suministro, pero el mayor porcentaje ocurre tanto al principio como al final de la misma: producción y consumo, ya que cada una concentra 28 por ciento de las calorías desperdiciadas. Otro 22 por ciento se esfuman en el manejo y almacenamiento de alimentos, y lo mismo ocurre con 17 por ciento más en la distribución y mercadeo. Únicamente en la etapa referida al procesamiento la pérdida no es de dos dígitos, porque alcanza sólo 6 por ciento.
La FAO refiere que el desperdicio de alimentos acarrea otros costos al planeta y a la población, en términos de energía y daños al medio ambiente. Así, hasta 2007 la huella de carbono global del desperdicio de alimento en 2007 se estimó en 3 mil 300 millones de toneladas, cifra que duplica las emisiones de todo el transporte terrestre en Estados Unidos.
Si los alimentos desaprovechados fueran un país, éste habría ocupado el tercer lugar entre los principales emisores de gases de efecto invernadero, con cerca de 8 por ciento de las emisiones globales, al ubicarse sólo por debajo de China y Estados Unidos, y por encima de la India, sentencia la FAO.