El 24 de marzo, a menos de un mes de las presidenciales, el Tribunal Electoral de Perú eximió de cualquier culpa ilegal a la acusada candidata Keiko Fujimori (41) y le permitió correr la corta carrera presidencial que queda hacia el Palacio Pizarro. Ella encabeza las encuestas con un tercio del apoyo ciudadano, a 15 días de las elecciones, que deben realizarse el domingo 10 de abril.
La candidata Keiko había sido acusada, con pruebas, de pagar, en concentraciones, a “adherentes” políticos en la actual campaña. Ella habitó muchos años el Palacio Pizarro durante la guerra civil de los noventa, que cobró 70 mil muertos identificados. Fue Primera Dama de su padre, actualmente condenado y preso, durante la despiadada y corrupta dictadura que él encabezó.
En los primeros días de este año, y “por cuestiones legales”, el mismo tribunal electoral había eliminado a dos peligrosos contrincantes de Keiko: uno que marchaba cuarto en las encuestas, por sobre ex presidentes ahora candidatos como Alan García y Alejandro Toledo, y otro que marchaba segundo y avanzaba hacia Keiko.
El que marchaba cuarto, el trujillano César Acuña, fue eliminado por lo mismo que se acusó a Keiko. El que marchaba segundo, Julio Guzmán, un economista autocalificado de “liberal”, que daba la sorpresa, fue eliminado porque en su dirección figuraba como militante un independiente sin partido (!)
Llamó la atención la estrictez de la instancia electoral con Guzmán y Acuña y la manga ancha con Keiko, que de ser electa, a nadie le cabe duda, pondrá en libertad a su padre, el dictador, y a su carnal político, el ex militar Vladimiro Montesinos.
Refiriéndose a los juicios del Tribunal Electoral que descabezaron a Guzmán y Acuña, la dirigente Nadine Heredia, Jefa Política del Partido Nacionalista y esposa de Ollanta Humala, señaló: “El Perú (ahora) recuerda sus días más oscuros, a los cómplices y sus métodos”. Varias organizaciones partidarias de la democracia han llamado la atención sobre la falta de limpieza de estas elecciones. Los analistas críticos han calificado la elección que viene como “un fraude”. Es raro que en Chile, tan sensible a los atropellos en Venezuela por ejemplo, no se haya levantado ninguna voz política denunciando los atropellos en el país vecino.
Lo cierto es que el golpe blando a favor del fujimorismo por parte del mismo fujimorismo, que influye todavía entre los grandes empresarios salvados en la guerra civil, sectores de las fuerzas armadas e instituciones como el Tribunal Electoral, se ha consumado.
Pedro Pablo Kuczyinsky (PPK), de “Peruanos por el Kambio” (PPK), un viejo político-“técnico”, a quien apodan “el Gringo” y que ya fue ministro de tendencia “Chicago”, después de las bajadas de Guzmán y Acuña ha trepado al segundo lugar de las encuestas y podría pasar a segunda vuelta en 15 días más. “Es lo mismo que el fujimorismo” han señalado sus críticos. En las anteriores elecciones, de 2011, PPK apoyó en segunda vuelta, contra Humala, a la misma Keiko Fujimori.
Sin embargo el golpe dado por el fujimorismo podría fracasar. Por ahora se reduce a fuertes triquiñuelas políticas.
Detrás de PPK (78) y subiendo aparecen Alfredo Barnechea (61), un centro derechista muy conocido desde los años 70, que hoy milita en Acción Popular, el partido creado por el ex Presidente Belaúnde Terry; y Verónica Mendoza (35), candidata del Frente Amplio de Izquierda, que fue elegida diputada cuzqueña por el nacionalismo de izquierda y hoy encabeza una alianza de la antigua izquierda no militarista (con sectores socialistas y comunistas).
PPK, Barnechea y Verónica: cualquiera de los tres puede pasar con Keiko a segunda vuelta. Los resultados de las encuestas cambian día a día en Perú.
Y cualquiera de ellos puede ganarla en el ballotage, donde la ganó en 2011 Ollanta Humala.
Parece ser que el antifujimorismo, especialmente en las zonas sureñas y del Ande, es mayor que al apoyo al ex dictador, sus cómplices y su jugada hija.