Noviembre 19, 2024

El dinero como bien público

Hoy parece que la política es privatizar el dinero, que los bancos creen y sean dueños de todo el dinero. Estamos lejos de Adam Smith, Ricardo, Sismondi, cuando afirmaron que sólo el trabajo crea valor y que el dinero es sólo el medio de contabilizarlo. Ellos describieron el capital como una cantidad de cosas útiles producidas por el trabajo y que se pueden comerciar. Desde entonces, el dinero se consideraba sólo un bien que expresa el valor del capital y facilita el comercio.

 

 

Esa diferencia entre capital y dinero, establecida hace doscientos años, está a la base de la ciencia económica y no ha dejado de ser cierta, lo que sucede ahora es que se confunde riqueza o capital con crédito y deuda. Sismondi ya dijo que El dinero es riqueza adquirida por el trabajo,… y es una parte del capital circulante. Por confundir dinero con capital… se ha creído…poder aumentar el capital nacional con dinero ficticio[i].

 

La confusión entre deuda y riqueza, que es tan corriente en la economía actual, se origina, según Sismondi, en el primer gobierno independiente de los Estados Unidos de América. Desde la administración de George Washington, en que Alexander Hamilton fue el primer Secretario del Tesoro. Dice Sismondi « ¿cómo ha podido confundirse deuda con riqueza? Es imposible hacerse una ilusión mas completa que la de Alexander Hamilton, 1er. Secretario del Tesoro de Estados Unidos, hombre apreciado. En su memoria a la Cámara dice: “Hay una especie de capital…en los EE UU, que excluye toda inquietud sobre la falta de capital: es la deuda financiada” y consagra 20 páginas a confundir activo con pasivo »[ii]  A este comentario Sismondi le añade, en el capítulo siguiente, algo que muestra un comportamiento consistente en los bancos de los Estados Unidos: « Los bancos americanos…incitan las empresas especulativas, con capitales fácilmente obtenidos.»[iii]

 

[…]

 

La moneda fiduciaria privada y universal

 

El principio de que el Estado debe regular los bancos privados y vigilar e intervenir en el manejo del dinero, porque es una cosa pública del mayor interés, nunca fue mejor justificada. Los desmanes cometidos por los bancos no han hecho sino aumentar desde 1913. Ese año un grupo de bancos privados constituyó la Reserva Federal en los Estados Unidos de América y convirtió el dinero en propiedad privada al sustituirse al gobierno – concretamente a la Secretaría del Tesoro- en su emisión. Desde entonces no es el gobierno de Washington el dueño del dinero norteamericano, sino ese consorcio de bancos privados, que decide la política monetaria, emite el dinero que considera oportuno y se lo presta, con cobro de intereses, al Gobierno Federal. Es de temer que esas funciones las realicen en su exclusivo beneficio.

 

Después de la Segunda Guerra Mundial esa privatización norteamericana del dinero se fue expandiendo al resto del mundo. En Bretton Woods los Estados Unidos se comprometieron a cumplir con la condición ricardiana de mantener un dinero de papel cuyo valor sea igual a la suma de oro que dice representar. A cambiode la garantía por la Reserva Federal de un patrón de US$ 35 por onza de oro, su US$ pasaba a ser la moneda de referencia internacional. Eso duró 25 años, lo que duró la ventaja de ser la única economía favorecida por el daño causado por dos guerras mundiales.

 

En 1973, cuando su balanza comercial ya era deficitaria, Estados Unidos renegaron su patrón oro y desde entonces el mundo comercia y acumula reservas en US$, emitidos por la Reserva Federal sin alguna garantía de valor. Ese mismo año los Estados Unidos lograron de los países de la OPEP el compromiso de vender petróleo sólo en US$. Desde entonces ese dinero fiduciario universal se emite según las necesidades de los bancos dueños de la Reserva Federal.  Como dijo Emmanuel Todd en Aprés l’Empire, La América ya no es esencial al mundo por su producción sino por su consumo… Los Estados Unidos crearon un mundo keynesiano, como el de los faraones egipcios, en que la América sería ahora nuestra pirámide, mantenida con el trabajo de todo el planeta. Su déficit comercial se mantiene porque pagan sus compras en su moneda, que tiene un comportamiento talmente mágico que algunos economistas han deducido que el papel económico de los Estados Unidos ya no es, como las otras naciones, el producir bienes sino dinero[iv].

 

El fraude bancario universal

 

Sismondi ya decía, cuando hablaba de los Estados Unidos e Inglaterra de hace dos siglos: Sus banqueros, en virtud de su crédito, parecen  tener capitales inagotables… Ese crédito parece tener un poder creador, y los especuladores… se entregan a ilusiones peligrosas para ellos y para los estados que les prestan fe… Cada día un nuevo especulador presenta un proyecto gigantesco… si logra arrastrar a los más ricos capitalistas de la nación, puede hacer que su especulación se convierta en un negocio nacional. [v] El negocio nacional que ha atraído a los más ricos capitalistas, que hoy son bancos y gigantescas empresas, es la especulación en bolsa. Allí se comercian valores que no son más que deuda basada en los créditos mal garantizados. En general sólo son variaciones sobre el viejo tema de la justamente llamada Pirámide de Ponzi, en que se colocan papeles de crédito sobre los que se pagan ganancias emitiendo y colocando más papeles de crédito (deuda). No son otra cosa las burbujas de la bolsa. El procedimiento mecánico es comprar intensamente ciertos créditos para inflar su valor y luego venderlos a los inversores en cuyas manos explotan.

 

Es un viejo fraude descrito ya por Sismondi, como señala el Profesor Fabrizio Bientinesi, de la Universidad de Pisa, en un importante artículo titulado Sismondi y los peligros del sistema financiero[vi] En ese escrito Bentinesi señala que después de las guerras napoleónicas, el auto financiamiento, que antes era la norma para las empresas y que contribuía a regular la inversión según la demanda, fue suplantado por el recurso al crédito y el crédito en cuanto tal, no tiene prácticamente límite. De allí el pasaje final hacia las finanzas internacionales como sistema que garantiza la propia existencia a expensas del resto de la economía.

 

Bientinesi cita textualmente a Sismondi, que en sus Études sur les sciences sociales en frases que son pertinentes hoy día, porque nada ha cambiado. Escribe Sismondi: “Los banqueros que negocian los préstamos para Grecia, para los nuevos Estados de América, para España o Portugal, a falta de la garantía de un ingreso proporcionado a los intereses, imaginaron otra; la de conservar en sus manos, sobre los fondos mismos que adelantan al gobierno, una porción de capital suficiente para pagar los intereses de los dos primeros años. De ese modo dan a entender que después de la crisis que se trata de superar, el Estado encontrará nuevos recursos; pero contando más bien con que la regularidad de esos primeros pagos ilusionará a la masa de los capitalistas, y estos se adelantarán para comprar todos los cupones que tienen encima, cuando ellos los vendan.

 

Esos fraudes se repitieron cien años después especulando con las deudas de las economías afectadas por la Primera Guerra Mundial y con las reparaciones exigidas por el Tratado de Versalles. Eso contribuyó mucho a la crisis del 1929 y la recesión que le siguió. Como consecuencia de esa crisis, durante la Administración de Franklyn D. Roosevelt se aprobaron en Estados Unidos normas que protegían los ahorristas de ese tipo de fraude, entre ellas la separación entre bancas de ahorro y bancas de inversión. Eso y la economía de guerra que continuó durante la Guerra Fría dieron a Occidente una estabilidad financiera internacional que duró hasta la época en que Ronald Reagan en Estados Unidos y Margaret Thatcher en Inglaterra comenzaron a de-regular la actividad bancaria. Sin embargo, la eliminación de la regulación que aún protegía a los ahorristas de especulaciones y fraudes tuvo lugar en Estados Unidos bajo la Administración de William Clinton.

 

Desde entonces la actividad bancaria, con el apoyo natural del consorcio que constituye la Reserva Federal, se desencadenó en especulaciones de todo tipo que llevaron a la crisis financiera que explotó en 2008. Crisis en que para evitar la quiebra de los especuladores, la Reserva Federal y los bancos centrales europeos usaron dinero público, imprimieron dinero sin fondos y pidieron prestado a los bancos… para dar dinero a esos mismos bancos y salvarlos de la quiebra. Entre 2008 y 2014 la Reserva Federal emitió 3 billones (US trillions) de US$ -deuda pública- sin otro objeto que salvar a los bancos de sus malas especulaciones. En 2015 el Banco Central Europeo tomó el relevo emitiendo € 1,6 billones para que pudiera continuar el carnaval en las bolsas.

 

Gráfico 1. Emisiones de “Quantitative Easing” por la Reserva Federal 2008- 2014

 

Un carnaval en que magos financieros pronuncian en inglés conjuros de sonido técnico con que transfieren los ahorros del 99,5% de la población, a un 0,5% que ya es rico. Una jerga engañadora donde Quantitative Easing quiere decir emitir dinero público sin fondos para darlo a los bancos; Default Equity Swaps significa garantía mutua sobre deudas impagables; Sub-prime mortages está por hipotecas sin garantía real. Estos y otros eufemismos de la palabra fraude se cobijan bajo el término amplio de Derivativos, que son apuestas que se entrecruzan en la bolsa. De acuerdo al Banco Internacional de Pagos (Bank for International Settlements) de Basilea, los Derivativos en lugar de disminuir después de la crisis que causaron, han doblado. En 2015 alcanzaron una cifra que ronda los US$ 800 billones (US trillions), con un comercio diario entorno a los 25 billones (US trillions). Para dar una idea de su exceso sobre la economía real, recordamos a nuestros lectores que el PIB de los Estados Unidos es de US$ 18 billones (US trillions).

 

El monto de las deudas de los bancos es impagable, pero la FED y el BCE procuran retardar el colapso exprimiendo la riqueza del 99,5% de la población mientras los directivos de los bancos aún sigan ganando dinero en sus apuestas fraudulosas. Mientras tanto, los banqueros también cometen otros delitos claramente penales. Por las dimensiones de esos delitos, creemos que buena parte del 0,5% favorecido por los bancos centrales debiera estar en la cárcel. En un caso escandaloso se descubrió que los « traders » usaban seudónimos como The Cartel, The Mafia, Bandit’s Club que muestran clara conciencia de sus actividades. Sin embargo, hasta ahora el único país que ha puesto banqueros en la cárcel es Islandia, que además se negó a pagar sus deudas con dinero público.

 

Sería imposible y tedioso recorrer en este espacio la lista de los fraudes cometidos por los bancos y por eso citaremos tan sólo un par de ejemplos, entre tantos escándalos que siguen haciendo titulares a pesar de que la insólita discreción que muestra la prensa cuando se trata de bancos.  

 

Leemos, el 20 de agosto, 2014, que el Bank of America, el segundo en importancia en Wall Street, fue multado con 17 millardos por fraude. La multa fue la más grande que haya pagado banco alguno hasta hoy[vii]. Un año después, el 14 de agosto, 2015, la prensa anunció que 9 bancos de los más importantes del mundo –algunos son parte de la Reserva Federal– fueron acusados de manipular las tasas de cambio a expensas de sus clientes. El delito se saldó con una multa de US$ 2 millardos y el pago de otros US$ 2 millardos a los inversionistas. Los bancos culpables fueron Goldman Sachs, Bank of America, Citi, Barclays, BNP Paribas, HSBC, JPMorgan, RBS and UBS. Hubo otros bancos extranjeros acusados de complicidad y fueron Standard Chartered Plc, Societe Generale SA, Bank of Tokyo-Mitsubishi UFJ Ltd., RBC Capital Markets, Deutsche Bank AG, Credit Suisse Group AG y Morgan Stanley[viii]. El mercado de las tasas de cambio interbancarias tiene un movimiento de US$ 5,3 billones (US trillions) diario. Se ve que robar es buen negocio bancario, aunque se les descubra y multe. Nadie fue preso.

 

Conclusiones

 

Sismondi tenía razón al calificar el dinero de bien público, que debe ser legislado y vigilado por el Estado. La independencia de los bancos centrales es un falso mito sagrado, bajo el que se cobijan pandillas que usan las finanzas nacionales en beneficio de intereses privados internacionales.

 

El sistema financiero actual es un parásito de la economía mundial, que despoja al público del dinero que gana con su trabajo en la economía real, la economía de bienes tangibles y servicios útiles. El crédito irresponsable y el endeudamiento frauduloso de banqueros privados llevaron en Europa a liquidar activos públicos y sistemas de seguridad social para pagar deudas privadas. Es curioso que sean los mismos países que, hace dos siglos, mencionó Sismondi como víctimas de las mismas especulaciones financieras. Tal como Grecia, donde con sus museos se privatizó el milenario testimonio cultural de nuestra civilización.

 

Los bancos dominan los gobiernos y eso hace imposible una solución política antes de la explosión financiera final. Habrá entonces tres remedios, que no son excluyentes:

a) recuperar el control de los bancos centrales y de la emisión de dinero, imponer un patrón para evitar la erosión de valor del dinero, que sólo sirve a los deudores y exportadores pero perjudica a todos los salarios y ahorros.

b) estatizar los bancos rescatados y administrarlos bajo estricta vigilancia colegiada para el desarrollo económico y social del país.

c) aplicar la ley anti-monopolio a los bancos y repartirlos en bancos comunitarios, bajo normas de separación de actividades, como antes de Bill Clinton y las fusiones que siguieron.

 

Estas medidas básicas obedecen a los principios de la economía política de Sismondi, pensada hace tiempo y más valiosa que nunca. Los crecientes problemas de concentración de riqueza y fraudes financieros de hoy vienen de las abstracciones sesgadas que Sismondi denunció en la economía ricardiana, esa que aún guía la política económica del mundo anglo-sajón. Son efectos de esa mano invisible furtiva que, si no la controlamos con firmeza, continuará hasta robarnos todo.

Ginebra, 14/03/2016

 

 


[i]              Sismondi. Nuevos Principios de Economía Política, Libro V – del dinero, Capítulo VII

[ii]            Sismondi. Ibidem, Libro V –  del dinero, Capítulo VII.

[iii]           Sismondi. Ibidem, Libro V – del dinero, Capítulo VIII

[iv]           Emmanuel Todd. Après l’Empire, Chapitre 3 La dimension impériale ; Chap. 4 La fragilité du tribut. Traducción UM

[v]             Sismondi. Ibidem, Libro V del dinero; Capítulo VIII- el crédito no crea la riqueza de la que dispone.

[vi]           Fabrizio Bientinesi. http://www.argenpress.info/2014/02/sismondi-y-los-peligros-del-sistema.html

[vii]          Aug 20, 2014: Bank of America agrees to $17bn fine over mortgage fraud – report America’s second largest lender has reached a $17 billion settlement with US federal authorities over selling bad mortgages. www.independent.co.uk › News › Business › Business News ; www.rt.com/business/181724-bank-of-america-17-billion/

[viii]         https://www.rt.com/business/312454-banks-fine-settlement-investors

 

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