La base naval de Guantánamo puede ser un escollo durante la histórica visita a Cuba del presidente de EEUU, Barack Obama, quien ha evitado incluir la devolución del terreno alquilado a la isla desde 1903 dentro de las negociaciones para normalizar las relaciones entre ambos países.
El Gobierno cubano ha insistido a lo largo de este último año en que el proceso de retomar las relaciones diplomáticas no podrá completarse hasta que EEUU levante el embargo y devuelva el territorio que ocupa la base naval en “contra de la voluntad” de la isla, según un reciente editorial del diario oficial Granma.
Sin embargo, Estados Unidos no ha dado ninguna señal, de momento, de estar abierto a retornar el terreno, que Obama no tiene previsto visitar durante su viaje a Cuba del 20 al 22 de marzo, el primero que realiza un mandatario estadounidense en 88 años.
“No hay ningún plan, ninguna conversación de la que yo sea consciente”, aseguró el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, hace unas semanas sobre Guantánamo, que acoge desde hace catorce años el penal de alta seguridad para los detenidos por terrorismo tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Según varios expertos consultados por Efe, Obama -que se reunirá con su homólogo cubano, Raúl Castro- no prevé abordar ni negociar la devolución de Guantánamo en este viaje, un tema “controvertido” e “incómodo” que, todavía, no está sobre la mesa.
“El hecho de que se haya estado hablando por parte del Gobierno cubano es una pura técnica de negociación, pero esto sería un escándalo en Estados Unidos en estas condiciones.”, opinó el economista cubano Jorge Sanguinetty.
Para el profesor Eduardo Zayas-Bazán, de la Universidad del Estado de Tennessee, todavía “no es el momento” de plantear la devolución de Guantánamo.
El cierre de la prisión de Guantánamo ha sido una de las obsesiones del mandato de Obama, quien finalmente presentó el mes pasado su plan de cerrar un “capítulo” de la historia de EEUU y trasladar entre 30 y 60 presos a territorio nacional, algo que fue recibido con un fuerte rechazo en la oposición republicana.
Desde que George W. Bush la abrió en 2002, la prisión de alta seguridad ha albergado a 780 presos, de los que ha transferido 680 a otros países, mientras que los 9 restantes han muerto en custodia, por causas naturales o por suicidio.
Cada preso costó en 2013 alrededor de cinco millones de dólares al erario público de EEUU.
La base fue establecida en 1898, cuando Estados Unidos ocupó militarmente Cuba tras vencer a España en la guerra hispano-estadounidense.
Las instalaciones han sido de vital importancia para el país en momentos clave de la Guerra Fría como durante la crisis de 1962, cuando EEUU descubrió bases de misiles nucleares soviéticos en tierras cubanas.
La semana pasada, quince senadores republicanos, entre ellos los legisladores de origen cubano Marco Rubio y Ted Cruz, reclamaron la reclusión en la base naval a los terroristas del Estado Islámico (EI) que sean detenidos por las tropas norteamericanas.
“El régimen de Castro pide la devolución de la base, que ha sido vital para las operaciones de la Marina y la Guardia Costera en el Caribe durante más de un siglo”, dijo el senador por Florida Marco Rubio.
Situada en el extremo sureste de la isla, la base de 117,6 kilómetros cuadrados (49,4 de tierra firme y el resto de agua y pantanos) está alquilada indefinidamente por 4.085 dólares anuales, en un pacto que solo se podría alterar si es de mutuo acuerdo entre ambos países.
La posición de los senadores republicanos sobre Guantánamo, que ha sacudido las elecciones primarias para elegir candidato a la Casa Blanca en varias ocasiones, choca con el actual plan del Pentágono de entregar a los combatientes yihadistas que captura en Irak a las fuerzas de seguridad locales una vez terminados los interrogatorios.
“Guantánamo es un gran rompecabezas para el Gobierno estadounidense”, alegó Sanguinetty, que descarta que, por el momento, vaya a producirse una cesión parecida al tratado que devolvió el control completo del canal de Panamá a este país centroamericano en diciembre de 1999.
“Yo me opondría personalmente a eso”, sentenció Kerry recientemente, excluyendo así a la base militar del camino histórico que emprendió Obama en diciembre al anunciar el deshielo bilateral en diciembre de 2014.