De los recintos deportivos de todo el país el estadio Santa Laura es quizás el reducto que en el transcurso de sus más de noventa años de existencia ha construido una relación muy particular y única con el género femenino.
Esta longeva y especial relación no sólo abarca diversas esferas del quehacer deportivo nacional, sino que se extiende también a otros ámbitos tan relevantes y significativos como el social, el comunitario, el histórico, el religioso, el artístico, el cultural y el político.
A diferencia de otros campos deportivos de Chile que tras el golpe cívico militar del 11 de septiembre de 1973 que derrocó al presidente constitucional Salvador Allende Gossens fueron utilizados como campos de concentración, de detención, de tortura, desaparecimiento y muerte, el estadio Santa Laura no sólo fue el “refugio del futbol”, como lo señalara el Premio Nacional de Periodismo Deportivo, Julio Martínez Prádanos, sino que en los años ochenta se transformó indiscutiblemente en un espacio de resistencia pacífica contra la dictadura, de lucha por la recuperación de la democracia, de expresión político-cultural de las mayorías oprimidas y en un recinto en el que las manifestaciones de las mujeres opositoras a la dictadura militar se hicieran recurrentes.
En consecuencia, es posible sostener que la relación de las mujeres con el estadio Santa Laura no es fortuita, no puede ser calificada de reciente y que más bien es histórica. En efecto, desde la inauguración del estadio el día jueves 10 de mayo de 1923 la asistencia y la presencia de mujeres en sus gradas ha sido permanente. Es más, la prensa de la época destacó en sus páginas este hecho, refiriéndose como característica de los asistentes al encuentro inaugural “la presencia de centenares de señoras y señoritas”.
En los primeros años de existencia del estadio de la colonia española avecindada en Chile, las mujeres concurrieron en número significativo a presenciar buen futbol pero también para incorporarse y participar en las ramas de basquetbol, tenis, natación, waterpolo y ciclismo de la institución para competir con otros clubes de Santiago o simplemente para hacer vida social.
Numerosas mujeres se formaron deportivamente en los campos del estadio Santa Laura y muchas de ellas llegaron incluso a ser seleccionadas metropolitanas y/o nacionales en distintas disciplinas y representar a Santiago y/o a Chile en diversas torneos nacionales e internacionales.
En los inicios de la década de los años veinte del siglo pasado se reunía una gran cantidad de mujeres cuando el estadio de los ibéricos era utilizado para realizar encuentros o partidas de fútbol para conmemorar, por ejemplo, los aniversarios patrios de las repúblicas del Ecuador y/o del Uruguay.
Pero el deporte no fue la única actividad que las mujeres desarrollaron en el recinto deportivo ubicado en la zona norte de la capital. Los primeros indicios del uso del estadio Santa Laura para apoyar causas o razones no deportivas se encuentran en los años treinta del siglo pasado, cuando algunos dirigentes e hinchas hispanos decidieron apoyar abiertamente a los franquistas que finalmente se impusieron a las fuerzas republicanas en conflicto durante la Guerra Civil Española desarrollada entre los años 1936 y 1939.
La guerra civil no solo dividió a los peninsulares sino que el conflicto político terminó por resquebrajar la unidad que con tanto esfuerzo y dedicación habían logrado construir los españoles radicados y nacidos en Chile. Unidad surgida del trabajo tesonero y visionario de las distintas comunidades españolas con presencia en Chile.
Tal fue el impacto que la guerra civil produjo en Chile que un número no despreciable de mujeres decidió trabajar activamente en la organización de distintas actividades de apoyo y de respaldo a las fuerzas franquistas, algunas de las cuales fueron realizadas en las diferentes dependencias del estadio Santa Laura.
Sin embargo, la alegre y colorida presencia femenina en las 4,2 hectáreas en que los españoles levantaron su complejo deportivo en las proximidades de las calles Santa Laura –de la cual el estadio tomó el nombre- y Guanaco continuó y se extendió en forma regular hasta bien avanzada la década de los cincuenta.
La construcción del Estadio Español en la comuna de Las Condes y de la hoy desaparecida y emblemática sede social de Unión Española, de la calle Carmen Nº 110, provocó que el estadio Santa Laura paulatinamente fuera perdiendo fuerza y presencia institucional y comenzara a transformarse en un recinto casi exclusivamente destinado a la práctica del fútbol, de todos aquellos equipos que requirieran su cancha. Santa Laura dejó de ser el reducto de los españoles para transformarse en el estadio del futbol chileno.
Por razones de distancia, tiempo, comodidad y ventajas comparativas de infraestructura y equipamiento, las mujeres se alejaron del recinto de Plaza Chacabuco y comenzaron a concurrir a las nuevas dependencias de la colonia hispana.
Pese a ello y por el carácter familiar que genera el estadio y porque en opinión del destacado periodista Renato González (Mister Huifa) “es acogedor y querendón”, en los años sesenta la familia del futbol, con presencia significativa de mujeres y de niños, continuó acudiendo al Santa Laura a presenciar los encuentros deportivos cada vez que Unión Española jugaba de local o en sus pastos se disputaban partidos de la división de honor o del incipiente torneo de ascenso.
El influjo de las fuerzas de cambios y de transformaciones políticas que recorrían Latinoamérica y al país durante los años setenta también alcanzaron al Estadio Santa Laura, que por esas fechas se preparaba para cumplir medio siglo de vida. Por diversas razones el recinto fue utilizado como escenario propicio para realizar en él enormes concentraciones políticas cuyo público objetivo fue precisamente el mundo femenino; las mujeres que en esos años comenzaba a irrumpir con fuerza y con decisión en la realidad nacional y en la política contingente.
Efectivamente, el 29 de noviembre de 1971, y mientras Fidel Castro visitaba oficialmente el país, fue convocada una manifestación política de mujeres en apoyo al gobierno popular de Salvador Allende. A la concentración asistieron más de 25 mil mujeres, entre ellas se encontraban las parlamentarias Mireya Baltra y María Elena Carrera, diputada y senadora respectivamente.
En la oportunidad el Comandante de la revolución cubana se dirigió a concurrencia femenina señalando lo siguiente: “Hemos tenido muchos actos en el país, hemos tenido muchas reuniones, pero les digo con toda franqueza que realmente este es uno de los más importantes, este es uno de los más humanos, este es uno de los más emotivos”. Y al concluir su intervención desde la tribuna del estadio Santa Laura le habló a las mujeres de Chile y de Cuba, diciendo: “estamos seguros de que en Chile, como en Cuba, las mujeres sabrán ocupar su papel, las mujeres sabrán aportar su energía, su fuerza y su pasión a la causa revolucionaria; que en Chile, como en Cuba, las mujeres, unidas, estarán también en la primera fila de lucha por la Revolución”.
Casi dos años más tarde, y en el contexto de las elecciones parlamentarias del año 1973, el 27 de febrero el estadio Santa Laura nuevamente sirvió de escenario esta vez para promover las candidaturas socialistas de Fidelma Allende, Carmen Lazo y de Laura Allende.
El Senador y Secretario General del Partido Socialista de Chile, Carlos Altamirano Orrego, se dirigió a un número cercano a las treinta mil mujeres señalando: “¡Ha llegado la hora de la victoria! Este estadio desbordante lo confirma y lo grita a la faz de Chile. ¡Llegó tu hora, compañera y mujer! ¡Convierte tus lágrimas de humillación en sonrisas de esperanza; tu llanto de impotencia en himnos de rebeldía; tu incertidumbre en decisión de lucha; tus temores en cantos de victoria!”.
Por alguna razón el estadio Santa Laura comenzó a ser visto también como un espacio para las mujeres. En efecto, durante la dictadura cívico-militar el estadio se convirtió en un espacio no solo destinado al fútbol. Santa Laura se transformó paulatinamente en el espacio para los que no tenían voz, para los excluidos, para los marginados, para todos quienes buscaban rescatar la identidad nacional y reestablecer en el país el estado de derecho, la democracia y el respeto a los derechos fundamentales de las personas.
Ejemplo de ello ocurrió en la jornada de música, poesía y canto realizada en Santa Laura por la recordada Radio Umbral, el 15 de enero de 1988. Junto a numerosos artistas y contra todo diagnóstico médico en aquella oportunidad estuvo presente María Paz Santibáñez, la estudiante de piano que en septiembre de 1987 fuera baleada en la cabeza durante las protestas estudiantiles contra el rector de la Universidad de Chile, José Luis Federici, interpretando en piano hermosas melodías.
Las mujeres, sin duda alguna, desempeñaron un rol destacadísimo en el proceso de rearticulación de las fuerzas políticas y democráticas de la capital. Fueron precisamente las mujeres las que comenzaron a dar las primeras muestras visibles de reencuentro, de construcción de acuerdos y de organización de la oposición para enfrentar pública y en forma masiva a la dictadura.
El hecho político más relevante al respecto sucedió en Santiago en los primeros días del mes de marzo de 1979, cuando un grupo de mujeres progresistas formalmente solicitó a las autoridades de facto autorización para celebrar el Día de la Mujer en el Estadio Santa Laura.
La autorización para realizar la celebración fue denegada a pocas horas del inicio de la actividad y el rechazo generó entre las organizadoras del evento una espontánea manifestación de protesta que se dirigió por distintas avenidas hacia el centro de la ciudad, siendo brutalmente reprimida y disuelta por las fuerzas represivas del régimen militar.
Una década después, el 08 de marzo de 1989, nuevamente las mujeres organizadas ahora en distintas agrupaciones políticas, culturales, sociales, artísticas, sindicales, poblacionales, etc., recurrieron otra vez al “viejo y querido Santa Laura” para realizar la última celebración del Día Internacional de la Mujer en dictadura.
Cerca de 30 mil mujeres repletaron con su presencia las tribunas y las galerías del estadio de la comuna de Independencia y el acto se convirtió con el tiempo en la manifestación política más relevante y significativa de las mujeres en contra de la dictadura y a favor de la recuperación de la democracia, del respeto a los derechos humanos y por los derechos de las mujeres.
Graciela Bórquez, destacada dirigente de las mujeres opositoras recordaba en el Fortín Diario del 27 de mayo del año 1989 lo siguiente sobre el acto en el Santa Laura: “El 8 de marzo nos propusimos una ‘misión imposible’ y lo logramos: movilizarnos a llenar el estadio Santa Laura, y nos juntamos a llorar y reìr, gritar y cantar, recordamos nuestra historia pasada y presente y planteamos nuestras demandas presentes y futuras”. Y luego continuó: “Nuestro lema fue ‘La Democracia va, si la Mujer está’ y lo acuñamos como hacemos todas las cosas las mujeres ‘con el corazón y la cabeza’”.
También en el año 1989, pero en el plano netamente deportivo, en los pastos del estadio Santa Laura se desarrolló el primer torneo de fútbol femenino en el país; torneo que ganó el club Universidad de Chile superando al dueño de casa, Unión Española. En dicho campeonato sobresalió la deportista Isabel Berríos Álvarez, actualmente Directora Técnica y figura sobresaliente en la promoción y difusión del fútbol femenino en Chile.
Tiempo después, el 13 de enero del año 1990, el estadio Santa Laura vuelve a surgir como escenario privilegiado, cuando a dos meses de efectuarse el cambio de mando en el país y de iniciar un largo camino hacia la plena democracia, después de casi 17 años de dictadura, el Partido Comunista de Chile realizó en sus instalaciones la clausura de las celebraciones de su 78 aniversario.
En un acto masivo y cargado de emotividad por la derrota del régimen cívico-militar y por la recuperación de la democracia, una mujer que en forma clandestina había ingresado a Chile y por años había luchado por la recuperación del Estado de derecho y la democracia, abandonó la clandestinidad para volver a la vida pública. Gladys Marín expresó ese momento con las siguientes palabras “Emergemos de la dura clandestinidad para envolvernos en nuestras tormentas. Emergemos con la poesía de Neruda y el canto de Víctor Jara, emergemos con la nueva hoz y martillo que nos ha regalado José Balmes, llena de colores y bellos trazos. Emergemos como auténticos patriotas, iniciando esta nueva marcha”.
Tiempo después, un 09 de noviembre de 1991, otra vez el estadio Santa Laura recibe una manifestación en donde las mujeres desempeñaron un rol más que destacado. Se trató del acto de clausura del XI Congreso Latino – Americano de FEDEFAM (Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos Desaparecidos) denominado “La Verdad y la Justicia Garantizan la Democracia”. Junto con ser una actividad inolvidable para los asistentes al estadio, la recordada dirigente de los derechos humanos, Sola Sierra Henríquez, tuvo una destacada participación y su legado sin duda se ha proyectado claramente en las nuevas generaciones.
En los años noventa y en los primeros lustros del siglo XXI el estadio Santa Laura continuó cumpliendo una función deportiva y social destacada en el país y en el que las mujeres siguieron teniendo una presencia numerosa. La alta convocatoria femenina producida por los recitales realizados por Luis Miguel, Silvio Rodríguez, Deep Purple, los artistas de la Nueva Ola, Antonio Ríos, Calle 13, entre otros tantos artistas, o las masivas ceremonias de tipo religiosas, son pruebas irrefutables de la presencia de las mujeres en el reducto de la comuna de Independencia.
Es curioso concluir que en sus 93 años de vida el Estadio Santa Laura, un recinto pensado básicamente para la presencia de varones en él, hayan sido las mujeres quienes establecieron una relación muy particular. Sin embargo, no lo es si se considera que en más de ciento veinte años desde que el fútbol anclara en los puertos de Chile el estadio Santa Laura haya sido por más de cien años el único recinto en el que se jugó fútbol profesional que hasta el año 2010 tuvo nombre de mujer.
El estadio Santa Laura forma parte del patrimonio deportivo, cultural y social de Chile, eso nadie lo discute, pero también constituye un factor indisoluble, en tanto espacio público urbano, de la historia colectiva del país y muy particularmente en la historia y en el proceso de construcción de identidad del movimiento feminista chileno.
Patricio Bustos Pizarro
Marzo de 2016