Noviembre 16, 2024

El destino de la democracia Cristiana ser compañero de ruta de los socialistas

Antiguamente, cuando la DC era un partido progresista, a la derecha la gustaba echarle en cara que eran “compañeros de ruta” o bien, tontos útiles al servicio del comunismo – seguramente en un viaje Santiago-Puerto Montt “sólo llegaría hasta Chillán” -.  Al ex vocero Francisco Vidal, le encanta acusar de “pionetas” a los derechistas que aleonan a los camioneros. En el caso de la Democracia actual, convertido en un partido reaccionario, muy lejos de los principios que inspiraron a este partido, el famoso dicho de “compañero de ruta” es completamente distinto y, con todo respeto, los comunistas en el mundo tienen ahora muy poco peso, una vez terminada la guerra fría, y sólo los paranoicos derechistas le tienen miedo – lo que equivale a decir que no entienden nada de lo que está ocurriendo y así, se suman a la caterva de analfabetos políticos -.

 

 

               Grandes personalidades fundadoras de la Democracia Cristiana desafortunadamente ya están entre nosotros: nunca veremos a un Ministro del Interior como don Bernardo Leighton, que se atrevió a tomar preso al presidente del Partido Nacional, Víctor García Garzena, por tratar de alterar el orden público; hoy, otro Ministro del Interior, también democratacristiano, aterrado ante la manifestación de los camioneros, se entrega, es más, acepta que le den un plazo para que dé una respuesta a sus demandas.

               Radomiro Tomic decía que “quien se alía con la derecha, es la derecha la que gana”. Los “príncipes DC no han podido comprender esta máxima de uno de sus ilustres fundadores. Ante esta situación, habría que dilucidar si los democratacristianos y “socioslistos” son compañeros de ruta, tontos útiles o, simplemente, una derecha más sofisticada y, en consecuencia, con más habilidad para engañar de mejor forma a los pocos que concurran a votar en los comicios electorales – la idea de los años 60, “de la otra cara de la derecha”, es mejor dejarla de lado, pues la ex Concertación es la derecha pura y dura, por tanto, es el único partido de oposición al gobierno y, además, con ciertas posibilidades de éxito -.

               El “Pavo Real”, Ricardo Lagos Escobar, es la mejor carta política para la derecha, pues les asegura llevar a cabo las políticas que a ellos les conviene, sin necesidad de responder ante la ciudadanía ante cualquier desliz en su gobierno – lo fue el desastre de planificación del Transantiago, el robo de los Ferrocarriles, el MopGate y el asunto “del florero”, entre otros desaguisados -. En el escenario de que fuera candidato el ex Presidente Sebastián Piñera, la derecha  tendría que pagar el costo – como lo hizo, durante su mandato – de las grandes manifestaciones populares, además de “traiciones” a los militares, como el cierre del penal Cordillera, o la crítica a los cómplices pasivos de los civiles que colaboraron con el gobierno dictatorial de Augusto Pinochet.

               Si recurrimos a la historia, el candidato Pedro Montt, responsable de la “matanza de Santa María de Iquique, logró el apoyo de los principales líderes de la oligarquía de esa época, sin embargo, terminó en desastre. No es raro que, ahora, Ricardo Lagos tenga un apoyo transversal, desde el hijo de Manuel Contreras y el nieto de Pinochet, hasta el frescolín de Camilo Escalona y su séquito. ¿Será que este caballero nos quiere llevar a fumar opio? Como bien decía el historiador Alberto Edwards, “antes creíamos en un hombre – Pedro Montt – hoy no creemos en nadie”. Nada ganamos con repetir, hasta el cansancio  que, generalmente, los segundos períodos de los gobernantes – al menos en Chile – han sido de verdaderas catástrofes: Alessandri, la “matanza del Seguro Obrero”, Ibáñez y Bachelet, que despertaron esperanzas ciudadanos y terminaron defraudando. Por desgracia, los hombres y los pueblos terminan “tropezando con la misma piedra”.

               Los socialistas ya comienzan a preparar el camino de la coronación del monarca, salvador de Chile, proponiendo una “conversación entre los tres candidatos – ellos llaman progresismo – Isabel Allende, José Miguel Insulza y Ricardo Lagos, para que definan entre ellos cuán será el candidato a la presidencia – ojalá no se les ocurra realizar una primaria, pues su padrón electoral es más falso y mafioso que Judas -. No hay que ser muy perspicaz para comprender que, al final, van a terminar eligiendo al “pavo inflado”, único candidato que no tienen vetos, desde la UDI, hasta el Partido Socialista, desde los empresarios, hasta los operadores políticos, desde los curas, hasta el Gran Maestre.

 

 

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