A los 9 años de inaugurarse el llamado Transantiago que en la ciudad de Santiago reemplazó el sistema público de transporte operado por las micros amarillas, se puede hacer un somero balance, desde el punto de vista de los usuarios y sacar algunas grandes conclusiones :
1° La implementación del nuevo sistema y el reemplazo por uno nuevo en forma simultánea y de un solo golpe (Big Bang) fue un acto de improvisación y de inexperiencia del cual el sistema de transporte aún no se repone. No se previeron vías exclusivas, ni terminales, ni paraderos, ni puntos de transbordos, ni boleterías adicionales con sistemas magnéticos simples de utilizar. Se han requerido estos años para implementar gradualmente el sistema manteniendo grandes subsidios y sin que los problemas iniciales se hayan solucionados totalmente.
2°La adquisición de largos buses orugas con hasta 4 puertas traseras para la bajada, fue otro acto de inexperiencia que ha provocado la incomodidad de los pasajeros por la mala calidad y diseño de los asientos fomentando la evasión. Se ha justificado la selección porque esos buses estaban disponibles para entrega en Brasil, pero no se consideraron alternativas ni la experiencia de otros sistemas públicos de transporte. No es de extrañar que el uso por los usuarios de los buses orugas esté disminuyendo a medida que el Metro extiende sus líneas. Se ha anunciado que muchos de los contratos con las empresas privadas de buses están por expirar y que la vida útil de esos pésimos buses está también por terminar, ya que su valor ha sido amortizado.
¿Cómo mejorar ahora el Transantiago?
Aclaremos que no es el propósito de este artículo buscar responsables y culpables. Casi todos ellos han sido olvidados y se han reintegrado a cargos públicos, alguno como diputado, otros como directores o presidentes de empresas públicas, demostrando que el pueblo de Chile y sus gobernantes son generosos para perdonar errores.
La primera medida es renovar los buses eligiendo de acuerdo a la experiencia internacional, buses amplios con asientos cómodos y plataformas bajas. Una sola puerta trasera de bajada por la que sólo se puede admitir a los coches con niños y sillas de ruedas.
Cámaras de TV deben permitir al conductor revisar la bajada y tener una visión completa del bus. De esos buses hay en circulación en las principales ciudades europeas.
Los pasajeros deben registrar su pasaje en un lector al lado del conductor. Si un pasajero sube por la puerta de bajada, el bus se detiene y el conductor no reanuda el movimiento hasta que ha descendido.
Como en Chile la alta evasión, es debida principalmente por la falta de recursos, se deben extender pases gratuitos a los estudiantes acreditados, a los adultos mayores con bajas pensiones y a los desempleados. A estos últimos, que estén cobrando subsidio de cesantía se les liberará del pasaje por un mes, renovable mientras sigan desempleados. Todo el mundo debe subir al bus por la puerta delantera y tener un pase digital del que se descuenta su valor, o mostrar un pase que lo habilite a viajar sin pagar. Hay que mantener los pasajes combinados bus-metro –bus en la misma dirección.
Los recorridos de las líneas de buses deben ser más cortos y sólo pasar por las calles que tienen líneas del Metro en casos excepcionales. Los buses deben iniciar sus recorridos en las zonas urbanas más alejadas y en general terminar en una estación del Metro. La inauguración de las dos nuevas líneas del Metro debe servir para un rediseño total de los recorridos de los buses. La compra de nuevos buses debe hacerse con una perspectiva de largo alcance. No resolver sólo por precio, sino considerar las externalidades de los buses y su impacto sobre los usuarios y sobre el medio ambiente. Dar preferencia a buses que usen gas natural licuado o celdas de combustible que solo emiten vapor de agua. También considerar los buses eléctricos recargables y los híbridos.
El Metro también debe adecuarse al nuevo Transantiago. Hay que pensar la ciudad de Santiago , con los 10 o 12 millones de habitantes que tendrá a mediados de este siglo.
Para empezar, en las estaciones de trasbordo o combinación más populosas, como Baquedano , Tobalaba , Los Leones y Los Héroes , se debe implementar el cierre de los andenes con una doble ventana que impida al público el acceso a las vías hasta que no llegue el tren . En ese momento las puertas del tren coinciden con esas ventanas y se abren facilitando el ingreso/salida de los pasajeros.
En las estaciones con más movimiento hay que instalar ascensores para los adultos mayores y los discapacitados.
Hay que enfrentar el exceso de pasajeros que usa la línea 1 . Las nuevas líneas del Metro que en el plano de la ciudad parecen ser paralelas a la línea 1 , finalmente empalman con ella y aumentaran la congestión en las horas de mayor uso .Hasta este momento la solución más factible parece ser una línea subterránea por debajo de la actual línea 1. Esa línea que podría ser rápida sólo conectaría con la actual en los puntos de trasbordo principal. La técnica para hacer túneles en profundidad está disponible y se evitarían las expropiaciones de una línea más superficial y paralela a la 1 hacia el Sur.
La decisión más importante de todas es decidir si se seguirán entregando las líneas de buses en la superficie a empresas privadas que teóricamente compiten entre ellas y dan buen servicio a los usuarios.
Estos 9 años ha sido un tiempo suficiente para comprobar que Santiago merece tener una empresa pública a cargo del transporte .El gobierno de la Nueva Mayoría tiene los votos en el Congreso disponibles para crear la nueva empresa o ampliar las facultades del Metro , como lo comprobó la ampliación del giro de la ENAP , para la generación de energía. Las personas que utilizan el sistema público de transporte son mayoritariamente trabajadores que concurren a sus trabajos y regresan a sus hogares . El gasto estatal en transporte público es el más bien focalizado en los sectores con menos recursos y el que más contribuirá a la productividad y al cuidado del medio ambiente.
*Director de Conadecus
10 de Febrero 2016