El socialista democrático Bernie Sanders y el multimillonario semifascista Donald Trump ganaron el segundo concurso de elecciones internas de los partidos Demócrata y Republicano realizadas este martes en Nueva Hampshire, el primer triunfo para ambos en un proceso que apenas empieza y que continuará con medio centenar de contiendas estatales más, antes de culminar con la coronación de los candidatos presidenciales de ambos partidos (y tal vez un independiente) en el verano.
Aunque los resultados fueron los pronosticados, el triunfo de Sanders y Trump comprueba la fuerza de dos figuras que se presentan como insurgentes dentro de sus respectivos partidos, y la cúpula política en general. Por lo tanto, sus triunfos alimentarán la narrativa de que ésta es una elección impulsada, hasta ahora, por una ola anti establishment entre el electorado que percibe a la cúpula nacional como corrupta y siente que el proceso político y económico del país sirve sólo a los intereses de unos cuantos.
Ante la ventaja en las encuestas de los dos triunfadores, la contienda en Nueva Hampshire –donde se esperaba el voto de medio millón de personas– fue más bien entre los que buscaban obtener el segundo lugar.
Desafortunadamente para Hillary Clinton, el segundo lugar entre los demócratas también es el último, luego de que el tercer precandidato presidencial demócrata Martin O’Malley abandonó la contienda la semana pasada, después de la elección en Iowa.
Para los nueve republicanos que permanecen en la carrera, fue una pugna agresiva, llena de ataques y mentadas entre todos, ya que posiblemente algunos que no alcanzaron a acabar entre los primeros lugares estén llegando al final de sus ambiciones presidenciales de este año. Para Trump, quien se promueve siempre como alguien que no acepta nada menos que ganar en todo, la victoria ayudó a sobar el moretón a su ego tras la derrota ante el ultraderechista Ted Cruz en Iowa. A la vez, la disputa por los segundos lugares se libró entre John Kasich, Jeb Bush, Ted Cruz y Marco Rubio.
El mensaje antimigrante, si no xenófobo, siguió fuerte entre los republicanos. Trump reiteró su posición de construir un muro a lo largo de la frontera, cuyo costo sería pagado por Mexico. Que Trump gane envía un mensaje escalofriante a inmigrantes y musulmanes.
Por el lado demócrata, en las encuestas a boca de casillas, los votantes identificaron el tema de la desigualdad económica –el centro del mensaje de Sanders– como el más importante. Pero, una vez más, fue el voto joven (y sorprendentemente, el de las mujeres) el que sigue impulsando al precandidato más viejo de todos.
A la vez, la elección primaria en este pequeñísimo estado, uno de los menos representativos del país (abrumadoramente blanco y sin grandes zonas urbanas y suburbanas) sirve más para impulsar las campañas de los precandidatos que para determinar su futuro en este proceso. De los más de 2 mil delegados de cada partido que se seleccionan a nivel nacional en este largo proceso, en Nueva Hampshire sólo estaban en juego 32 para los demócratas y 23 para los republicanos. Sin embargo, su valor estratégico al inicio de este proceso es tal que los precandidatos invirtieron más de 80 millones en propaganda por televisión y parecía que intentaban conocer personalmente a cada uno de sus 1.3 millones de habitantes.
La campaña de Clinton desde hace días ya había preparado su explicación de esta derrota esperada como resultado de que Sanders es un político del estado colindante de Vermont, y que estas primeras contiendas no son tan importantes como las que siguen. Sin embargo, después de la inesperadamente cerrada elección de Iowa, donde Clinton ganó por sólo 0.2 por ciento (de hecho, fue más bien una derrota ante la muy favorecida precandidata), la semana pasada, esta derrota –y por amplio margen– es un golpe más contra la que se consideraba la candidata invencible.
Vale recordar que ella ganó de manera abrumadora en ese estado en 2008, que ahora goza del endoso oficial de la cúpula estatal de su partido y que al inicio de esta contienda, en el verano pasado, ella tenía ventaja de 40 puntos contra Sanders, y que sólo hace tres meses estaba empatada con él, así como que ella es la figura demócrata más reconocida del país después del presidente Barack Obama, y de su marido, Bill. O sea, es una derrota, aunque aún no se puede decir que alterará de alguna manera fatal su destino de ser coronada al final de todo este proceso.
Sin embargo, ella sigue con amplia ventaja –aunque cada vez más reducida– en las encuestas nacionales. Ahora la preocupación es cómo limitar los daños potenciales de esta derrota para las siguientes contiendas (en las que ella es la favorita).
Sanders es el primer precandidato presidencial identificado como socialista que gana una primaria presidencial, y que goza de mayor apoyo –según encuestas– que cualquier otro candidato proclamado socialista en el último siglo.
Esta noche todos abandonarán la nieve y hielo de este pequeñísimo estado –como Iowa, sólo importante en el proceso electoral por ser uno de los dos primeros en realizar estos concursos internos de ambos partidos nacionales– para avanzar hacia el sur y hacia el oeste para las próximas dos citas de esta carrera por la Casa Blanca.
El 20 de febrero se realizará la primaria demócrata en Nevada y la republicana en Carolina del Sur. El 23 de febrero los republicanos contenderán en Nevada y el 27 los demócratas en Carolina del Sur.
Para los demócratas, Nevada y Carolina de Sur serán los primeros concursos donde las minorías latinas (Nevada) y afroestadunidenses (Carolina del Sur) desempeñarán un papel clave, lo cual hasta ahora favorece a Clinton. Sin embargo, algunos analistas latinos indicaron a La Jornada que esto está cambiando rápidamente en Nevada, algo que podría sacudir aún más al tablero electoral.
Para los republicanos, las próximas primarias serán claves para los precandidatos que buscan frenar a Trump, y donde el ultraderechista Cruz podría retar al multimillonario entre las filas cristianas fundamentalistas del sur.
Poco después, una docena de estados realizarán elecciones el 1º de marzo, el llamado supermartes, fecha que podría dar ventaja definitiva a algunos, y reducir aún más el número de contendientes republicanos.
Mientras tanto, desde afuera, el multimillonario y ex alcalde de Nueva York Michael Bloomberg está a la espera después de confirmar, en una entrevista con el Financial Times, que está contemplando ingresar a la contienda presidencial como candidato independiente, y que tomará esa decisión a más tardar en marzo.