Noviembre 16, 2024

¿Qué pretendían Turquía/OTAN al derribar el avión ruso Su-24?

Es obvio que Tayyeb Erdogan, por mucho Sultán que se considere, no podía destruir un avión ruso sin la autorización de al menos una facción del Pentágono, del mismo modo que tampoco podía apadrinar a un ejército de terroristas, en la estratégica región de Oriente Próximo, a espaldas de la OTAN, y ante la presencia de sus militares en la base de Incirlik. Desde el 2012, la Alianza Atlántica acecha a las puertas de Siria, preparando la demolición controlada del país.

 

Aunque desconocemos la verdad de lo sucedido, podemos suponer lo siguiente:

–Que los 17 segundos en los que el avión ruso entró, al parecer, en el espacio aéreo turco, sin presentar ninguna amenaza a éste país, no pueden ser motivos de un acto de guerra de tal calibre. ¿Por qué cuando EEUU, Israel, Jordania, Francia, Gran Bretaña y Turquía violan el espacio aéreo sirio no pasa nada?

–Que se pretende convertir la supuesta guerra contra Daesh en una guerra real contra Rusia (e Irán). Intentando desmarcarse de este complot, el vicecanciller alemán Sigmar Gabriel afirma que, en aquel escenario, el país “impredecible” es Turquía y no Rusia.

–Que hay fuerzas en Oriente Próximo, Europa y EEUU que buscan una guerra entre la OTAN y Rusia, a pesar de sus consecuencias. La intentaron anteriormente Ucrania, aunque sin éxito.

–Que en EEUU, desde que Vladimir Putin cometió el error de entrar militarmente  en el cielo de Siria, y coincidiendo con el inicio de la campaña electoral para las presidenciales del 2016, se ha incrementado el acoso de los republicanos al presidente Obama, para que “haga algo” o dimita. El objetivo del disparo a la aeronave rusa, al igual que el atentado de Paris, ha sido expulsar a Rusia del cielo sirio, del futuro reparto del país entre las potencias, así como deshacer el acuerdo Putin-Obama para una transición tranquila del poder en Siria.

–Que Occidente no iba a permitir que Rusia desmontara su pantomima de la lucha contra los yihadistas.

–Que el Su-24 es el segundo avión ruso atacado en menos de un mes, después del atentado contra un Airbus con 224 pasajeros en Egipto. Esto para la opinión pública rusa podrá suponer un altísimo costo en tan poco tiempo. La OTAN pretende convertir Siria en otro Afganistán para los rusos, un paso más hacia el desmantelamiento de la Federación Rusa.

–Que el ataque sucede horas después de la visita de Putin a Irán y su largo encuentro con los líderes iraníes. Teherán la ha considerado “la visita más importante en la historia de la República Islámica”. Moscú, dentro del marco de los 7 puntos de la “Doctrina Putin”, había tratado de coordinar con Teherán sus políticas tanto en Siria como en el mercado de gas. Las dos principales reservas mundiales del gas pretendía trazar el megagaseoducto Irán-Irak-Siria y exportar gas a Europa. Otro de los objetivos de la guerra de Siria ha sido impedir este proyecto.

–Si EEUU y Turquía habían decidido crear una zona de exclusión en Siria, Rusia ahora hace lo mismo: amenaza a atacar a los aviones que invadan el espacio de la provincia de Latakia.

–Que impide a los europeos normalizar sus relaciones con Rusia.

 

En cuando a Turquía:

–Lo cierto es que, Ankara ha “movido” la línea fronteriza con Siria, ocupando parte de su territorio, donde entrena y cobija a los yihadistas.

–Según Alexander Zasypkin, el embajador de Rusia en Beirut, el motivo del enfado de los turcos era los bombardeos rusos sobre los tanques petrolíferos de Daesh, perjudicando a los clientes turcos.

–Que era de esperar que Ankara y Arabia Saudí, organizadores de la “crisis de refugiados” sirios en Europa, —que desde el 2011 han invertido dinero y esfuerzo para acabar con Assad— no iban a soportar que Rusia, Irán y Hizbolá recuperasen ciudades ocupadas por los amigos yihadistas.

–Que la OTAN ha pretendido poner fin al erdoganismo y a las magníficas relaciones ruso-turcas, las dos repudiados de Europa. Ankara se negó a participar en las sanciones contra Moscú. Ha sido también el único miembro de la Alianza que ha comparado a China misiles de defensa antiaérea HQ-9 y pretendía forme parte de la Nueva Ruta de la Seda, permitiendo inversiones del Banco Industrial y Comercial de China (ICBC).

–Que, Washington no dejará que Turquía, país ubicado entre los Balcanes, el Cáucaso, Oriente Medio y el Golfo Pérsico, y entre árabes, persas, judíos y kurdos, salga de la órbita del Occidente.

–Que, quizás Erdogan tomase en serio las promesas de Angela Merkel en su reciente visita a Ankara en dejarle entrar en la UE. ¿Quién le garantiza a Ankara, que a pesar de arriesgar las grandes inversiones rusas en su país, no vuelva a ser abandonada por Europa?

–Que aquella acción bélica pudo ser una exhibición del frenesí nacional -sunnismo- patriótico que sufre un Erdogan muy debilitado en casa. Pretendía así neutralizar las críticas del poderoso movimiento Gülen (que le acusa de coleccionar enemigos y de ser un integrista que apadrina el yihadismo), y la presión de las fuerzas progresistas turcas y kurdas, corriendo una cortina de humo sobre la corrupción y políticas dictatoriales que practica.

–Que EEUU, con su apoyo a los kurdos y a los rebeldes en Siria, está contribuyendo a la “pakistanización” de Turquía y su caída a los infiernos.

 

Los escenarios de los países de Oriente y Occidente hoy tienen un protagonista común:  la extrema derecha (religiosa o laica), que utiliza un despiadado desorden como estrategia, moviendo sus fichas en este inquietante tablero geopolítico.

 

 

*Nazanín Armanian es iraní, residente en Barcelona desde 1983, fecha en la que se exilió de su país. Licenciada en Ciencias Políticas. Imparte clases en los cursos on-line de la Universidad de Barcelona. Columnista de Público.es.

 

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