Los niveles de metano en la atmósfera alcanzaron un máximo histórico en los últimos años. Este gas de efecto invernadero es uno de los principales contribuyentes al calentamiento global, mucho más destructivo que el dióxido de carbono. En un informe para Truthout, el periodista Dahr Jamail citó a Paul Beckwith, profesor de climatología y meteorología en la Universidad de Ottawa: “En las primeras etapas, el cambio climático será abrupto para nuestro sistema climático, sin control, conduciendo a un aumento de temperatura de 5 a 6 grados centígrados dentro de una o dos décadas”. Tales cambios tendrían “efectos sin precedentes” para la vida en la Tierra.
El derretimiento previo de los hielos árticos dejaría atrapado al metano en la atmósfera. “Lo que suceda en el Ártico no se queda en el Ártico”, observó Beckwith. La pérdida de hielo ártico afecta a la Tierra como un todo. Por ejemplo, al disminuir la diferencia de temperatura entre el Ártico y el ecuador aumentará la fuerza de las corrientes, que a su vez acelerarán el derretimiento del hielo ártico.
Leonid Yurganov, investigador científico senior de la Universidad de Maryland, dijo que “el aumento de metano influiría en la temperatura del aire cerca de la superficie. Esto aceleraría el calentamiento del Ártico y el cambio del clima en todo el mundo”.
La Plataforma Ártica de Siberia Oriental (ESAS, su sigla en inglés) es un área de especial preocupación. Con un tamaño de algunos millones de kilómetros cuadrados, la plataforma ESAS libera cada año a la atmósfera 17 millones de toneladas de metano, según un estudio reciente. Natalia Shakhova, investigadora del Centro Internacional de Investigación del Ártico de la Universidad Fairbanks de Alaska, informó que las emisiones ESAS “son propensas a ser no-progresivas (masivas, abruptas)”.
Un estudio publicado en la revista Nature informó en 2013 que un “eructo” de metano de medio gigatón (equivalente a 500 megatones) es “muy posible en cualquier momento”. Como aclaró Jamail, “eso sería equivalente al menos a 1.000 gigatoneladas de dióxido de carbono”, añadiendo que desde 1850 los humanos han emitido un total de aproximadamente 1,475 gigatoneladas de dióxido de carbono. Un cambio masivo y repentino en los niveles de metano podría, a su vez, dar lugar a aumentos de temperatura de entre cuatro y seis grados centígrados en sólo una o dos décadas, una rápida tasa de cambio climático a la que la agricultura humana y los ecosistemas en general, no se podrían adaptar fácilmente.
En abril de 2015, el secretario de Estado estadounidense John Kerry se convirtió en presidente del Consejo Ártico de ocho naciones. En esta ocasión habló de las emisiones de metano, diciendo: “Estos contaminantes son una amenaza para todos”. Las declaraciones de Kerry y la reunión del Consejo recibieron cobertura en los medios corporativos, como el New York Times y Los Angeles Times. La cobertura de The New York Times no dio más detalles en absoluto sobre las amenazas del metano y, mucho menos, a difundir las preocupaciones científicas sobre la Plataforma Ártica del Este de Siberia, pero se centró en la reunión bienal del Consejo Ártico como otra arena en la que EEUU hizo temblar el sable de las naciones occidentales con Rusia sobre Ucrania. La cobertura de Los Ángeles Times también hizo hincapié en las relaciones entre Rusia y Estados Unidos. Por ejemplo, se informó que “el Kremlin ha puesto de relieve su papel en el Ártico con ejercicios militares masivos, incluyendo un ejercicio del mes pasado que envió 40.000 soldados, 50 buques de guerra y más de 100 aviones de combate sobre el Mar de Barents”. La única fuente citada en la cobertura del metano del diario Los Ángeles Times fue Whit Sheard, de la Ocean Conservancy, que representa a un consorcio de grupos ambientalistas en el Consejo. Sheard dijo: “Teniendo en cuenta los desafíos que enfrenta el Ártico, es fácil detenerse en lo negativo. Pero creo que la sesión de hoy nos da un poco de optimismo de que estas cuestiones muy complejas pueden ser resueltas”. Sin embargo, teniendo en cuenta que aproximadamente el 30 por ciento del gas natural sin explotar del mundo descansa debajo del lecho marino del Ártico, el diario Los Ángeles Times informó que las oportunidades de acceso a estos recursos “desató una lucha entre los gigantes de la energía de los estados miembros del Consejo, así como de otros países que reclaman una parte de la generosidad de la región o de una participación existencial en cómo se gerencian las demandas de desarrollo y protección del medio ambiente”.
· Ernesto Carmona, periodista y escritor chileno, jurado del Proyecto Censurado
Fotografía: Aguas heladas, el aumento de vapor, chorros de gas a través de Shutterstock; Editado: JR / A / Truth-out