Noviembre 15, 2024

Las noticias más censuradas 2014-2015 : Resistencia popular contra el acaparamiento corporativo del agua

En el 15º aniversario de las protestas de Cochabamba, Bolivia, la resistencia popular al control corporativo del agua continúa expandiéndose en todo el mundo, abarcando desde la re-municipalización de los servicios públicos de agua privatizados, la acción directa contra bloqueos injustos al agua y la recolección de aguas pluviales, mientras el acceso al vital elemento se entroniza como derecho humano fundamental.

 

 

En enero de 2000, el pueblo de Cochabamba cerró la ciudad en protesta contra la privatización de su sistema de agua municipal, que rápidamente duplicó y triplicó las facturas de este recurso indispensable para la vida. En febrero de ese año, Jim Shultz, el corresponsal de Pacific News Service, irrumpió con la historia en la prensa estadounidense con sus informes de primera mano sobre los enfrentamientos entre la policía antidisturbios y los manifestantes en la llamada “guerra por el agua”, que hoy se extiende entre los agricultores locales contra los rancheros o la industria inmobiliaria, pero también implica a nuevos “barones corporativos del agua”, como Goldman Sachs, JP Morgan Chase, Citigroup, el Grupo Carlyle y otras mega corporaciones de inversión que están comprando derechos de agua en todo el mundo a un ritmo sin precedentes.

Según un reportaje de Ellen Brown, publicado en Nation of Change, “el acaparamiento de agua se refiere a situaciones donde los protagonistas más poderosos son capaces de tomar el control, o de relocalizar en su propio beneficio los recursos hídricos, a expensas de los anteriores usuarios locales anónimos, o de los ecosistemas en que se basan los medios de vida de tales usuarios”. Se trata de la captura del poder de tomar decisiones en torno al agua, incluyendo el poder de decidir cómo y para qué propósitos se utilizan los recursos hídricos, ahora y en el futuro.

Diversos autores y activistas del agua identifican cinco motivos “interrelacionados” en la actual “nueva ola de acaparamiento de agua”:

–Cambios en los mercados mundiales de alimentos provocan un renovado interés en la adquisición de tierras y recursos hídricos para la producción agrícola.

–El aumento de precios y la preocupación de haberse llegado a un periodo de “pico  petrolero” dieron lugar a la aparición de los agro-combustibles que utilizan grandes cantidades de agua durante todo el ciclo de producción.

–La creciente demanda mundial de materias primas sustenta la continua expansión de las industrias extractivas y proyectos de minería a gran escala, en particular, la fracturación hidráulica o “fracking”.

–La gestión de mercado basada en los recursos hídricos, especialmente la privatización de los sistemas y servicios de agua, pone en peligro el acceso al agua para los grupos pobres y marginados en muchos países en desarrollo.

–La financierización (control del capital financiero) de las empresas de agua, infraestructuras y el propio recurso.

Muchas corporaciones de noticias ofrecen cobertura de diversos ángulos de la escasez de agua, incluyendo la muy publicitada sequía de California y sus posibles remedios, pero nunca tienen en cuenta esos cinco motivos centrales del acaparamiento de agua y cómo se entrelazan.

Los esfuerzos corporativos para privatizar los derechos de agua concitan una robusta resistencia popular en las comunidades de todo el mundo, que afirman su derecho a decidir cómo se utilizan los recursos hídricos. Durante los últimos quince años en 35 países se han registrado 180 casos de lucha social por la “remunicipalización”, o hacer regresar el control del agua desde la propiedad privada a la pública, informó Victoria Collier en CounterPunch. “De España a Buenos Aires, Cochabamba a Kazajstán, Berlín a Malasia, la privatización del agua está siendo rechazada de manera agresiva”, informó.

En oposición al modelo público-privado de rápido crecimiento (PPP), descrito como “un eufemismo de marketing para la privatización”, comunidades de Japón, Países Bajos, India, Costa Rica, Brasil y otras naciones que ahora están promoviendo el modelo de asociaciones públicas-públicas (PUPs) para evitar que las grandes empresa tomen el agua y desarrollar “soluciones públicas sin fines de lucro, impulsadas por las necesidades de infraestructura de agua”.

Mientras crece el movimiento por la remunicipalización, las protestas en ciudades de Estados Unidos como Detroit y Baltimore, muestran cómo algunas formas de control del agua ostensiblemente públicas siguen siendo profundamente conflictivas. Como informó Collier, desde el verano de 2014 los residentes de Detroit vienen participando en la acción directa para resistir cortes de agua municipal que desproporcionadamente afectan a sectores de bajos ingresos, en su mayoría residentes afroamericanos. En Detroit, las tarifas de agua aumentaron en 119 por ciento en la última década y el nivel de pobreza es de más o menos 40 por ciento. En consecuencia, muchos residentes no podían darse el lujo de pagar sus facturas de agua. Aguas de la Ciudad y el Departamento de Alcantarillado comenzaron a cortar los servicios de agua residenciales, a veces sin ninguna comunicación previa a los hogares. Food & Water Watch informó: “Las extensas desconexiones de servicios están estrechamente vinculadas al plan del Gestor de Emergencias Kevyn Orr de privatizar o corporativizar el sistema de agua y alcantarillado”. Notoriamente, la municipalidad eximió del corte a muchas empresas que también tenían facturas de agua vencidas. Unas 40 empresas adeudan aproximadamente 9,5 millones de dólares en facturas atrasadas, pero no fueron objeto de cortes.

A partir de octubre de 2014, Aguas de Detroit y el Departamento de Alcantarillado habían cortado el servicio de agua a unos 27.000 residentes de la ciudad. Sin embargo, como informó Larry Gabriel, de YES! Magazine, “la acción progresiva de las bases hizo retroceder la acción agresiva del municipio y sus contratistas”.

Los residentes de Baltimore enfrentan desafíos similares desde la primavera (marzo-junio) de 2015, ya que su ciudad amenazó con cortar el servicio de agua a unos 250.000 hogares, en perjuicio de aproximadamente 750.000 residentes. En abril 2015, un comunicado de prensa de Food & Water Watch afirmó que “Baltimore está repitiendo los errores de Detroit” y que la desconexión de los servicios de agua plantean “una verdadera amenaza para la salud pública”. En mayo de 2015, el Baltimore Sun informó que el cumplimiento de la orden municipal de cortar el suministro por facturas de agua sin pagar era “marcadamente desigual al eximir a las empresas que adeudan las mayores cantidades mientras los residentes enfrentan cierres sumarios. The Sun citó a Charly Carretero, director del grupo de defensa Familias Trabajadoras de Maryland: “Si la ciudad puede dejar sin agua a 1.600 familias trabajadoras, pero no se ha cortado aún ninguna cuenta comercial, creo que dice mucho acerca de dónde provienen sus prioridades”. De acuerdo con el Sun, más de 350 cuentas comerciales, categoría que incluye a empresas, organizaciones no lucrativas y oficinas gubernamentales, adeudan cuentas por un total de 15 millones de dólares en facturas de agua pendientes de pago.

La acción directa y otros esfuerzos de la comunidad estaban aún en curso en Detroit y Baltimore cuando este volumen (Censored 2016) fue a prensa.

La práctica de recolección de agua de lluvia, cada vez más amplia y sofisticada, muestra otra forma en que la gente común y las comunidades locales pueden recuperar el control de su agua. A la luz de una población en crecimiento, el cambio climático y la proyectada escasez de agua a largo plazo, muchas ciudades y sus habitantes están repensando el uso de este recurso. Como informara Madeline Ostrander en YES! Magazine, la ciudad de Los Ángeles importa actualmente más del 85 por ciento de su agua, sin embargo, cada año Los Angeles drena miles de millones de decalitros de agua de lluvia desde el océano. Nuevos líderes están dando un paso adelante para ofrecer a tiempo nuevas técnicas para satisfacer necesidades locales urgentes, incluyendo TreePeople, que se asoció con la ciudad de Los Ángeles para volver a escribir su plan de gestión de aguas pluviales, a fin de desarrollar la distribución del agua de lluvia recolectada y transformar el paisaje de la ciudad. TreePeople y otras organizaciones, entre ellas The River Project, están mostrando cómo al restaurar la capacidad natural del paisaje de reducir la velocidad, filtrar y almacenar agua se podrían resolver muchos problemas y reducir bastante la dependencia de Los Angeles de fuentes externas de agua. The River Project es pionero en el enfoque de “acupuntura urbana” para la sostenibilidad del agua a lo largo de la cuenca del río Los Ángeles. En asociación con el Departamento de Agua y Energía de Los Ángeles y de la Comisión Costera de California, el proyecto promueve el programa “Water LA”(Agua de Los Ángeles), que capacita a las comunidades para diseñar e instalar en el hogar sistemas de aguas grises. Por efecto de estos esfuerzos, los propietarios de Los Ángeles ahora pueden obtener de manera simple y a bajo costo tanto los permisos como los sistemas de flujo por gravedad que van desde sus lavaderos, bañeras, fregaderos o lavabos.

La recogida de aguas pluviales y sus impactos positivos no se limitan a las grandes ciudades como Los Ángeles. En el otoño (marzo –junio) de 2015, Rajendra Singh, activista india, fue galardonada con el apreciado Premio del Agua de Estocolmo por su trabajo por el empoderamiento de los agricultores pobres mediante la reactivación de los conocimientos tradicionales y por guiar a la gente en la construcción de pequeños estanques de agua de lluvia. Durante los últimos treinta años, Singh ha ayudado a las comunidades locales a revivir cinco ríos y mil aldeas están utilizando estas técnicas. Cuando el Banco Mundial afirma que países como la India necesitan continuar la construcción de grandes represas, la vida de Singh proporciona evidencia de robustas alternativas sostenibles.

 

*) Ernesto Carmona, periodista y escritor chileno, jurado internacional de Proyecto Censurado.

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