Noviembre 20, 2024

Si Evo Morales habla en serio, debe exigir diálogo de buena fe a Perú

 

No cabe duda que tanto los gobiernos de Chile como los de Bolivia, han sido pésimos dialogantes a lo largo de la historia, con contadas excepciones, respecto del tema marítimo que ha contaminado las relaciones entre estos dos países.

 

 

Desde que Evo Morales accedió a la primera magistratura de su país, el problema de la mediterraneidad de Bolivia se empezó a hacer cada vez más explícito, tanto en nuestras relaciones bilaterales, como  en el intento del gobierno de Bolivia para comunicarlo, primero en el concierto latinoamericano y luego hacia otros países del orbe.

Especialmente a partir de la demanda interpuesta por Bolivia en La Haya, para “obligar a nuestro país a dialogar de buena fe para lograr una salida al mar con soberanía”, el gobierno boliviano ha iniciado una campaña comunicacional bastante agresiva, incluso con declaraciones un tanto subidas de tono en contra del gobierno de Chile,  de algunos de sus personeros y de algunos parlamentarios. Nuestro ministro de Relaciones Exteriores, cuyo ejercicio se supone ponderado y “diplomático”, prende como yerba seca y le contesta con otra patochada. Así no vamos a llegar a ninguna parte.

Fuera de declaraciones más o declaraciones menos, Evo Morales ha tenido la habilidad de entrevistarse con varios líderes de opinión del concierto internacional, para exponer los problemas que aquejan a su país debido a su condición de mediterraneidad y la demanda a Chile para encontrar una vía de solución a través del diálogo. Es aquí donde deseo detenerme.

Hace uno pocos meses, el presidente Morales se entrevistó con Ollanta Humala, presidente de Perú, para pedirle  su apoyo y solidaridad respecto del conflicto que tiene con Chile. Fuera de palabras de buena crianza, en las que Humala expresaba que apoyaba a Bolivia, nada, absolutamente nada.

Evo sabe, y con mayor razón su vocero para la demanda de La Haya, Carlos Mesa, que es historiador, que Perú, querámoslo o no, es parte del conflicto. Ahora bien, desde hace mucho tiempo, Bolivia ha buscado acuerdos con Perú para tener acceso al mar a través de sus costas, (recordemos el Tratado de Ilo entre los presidentes Jaime Paz Zamora, de Bolivia y Alberto Fujimori, de Perú, (tratado que duerme el sueño de los justos), pero nunca se ha planteado seriamente entre esos dos países el problema suscitado en el artículo 1º del Protocolo Complementario del Tratado de 1929 entre Chile y Perú, que impide cualquier acuerdo entre Chile  y Bolivia que implique un cambio de estatuto soberano  en los territorios sujetos al tratado de marras (Tacna a Perú y Arica a Chile), sin previo acuerdo de ambas partes firmantes.

Entonces, si Evo Morales y su gobierno desean, realmente, llegar a un acuerdo con Chile  y si sus declamaciones no son sólo arengas electorales, debe exigirle a Perú, igual que a Chile, que se siente a dialogar de buena fe;  si su gobierno se hace el desentendido, incoar una demanda ante La Haya en su contra para obligarlo.

No quiero decir con esto que la salida al mar con soberanía de Bolivia por territorio chileno (que antes perteneció a Perú) esté asegurada, pero estoy seguro que allanaría el camino hacia una solución justa para los tres países y, a su vez, abriría una vía para crear un gran polo de desarrollo. Además,  coadyuvaría a destrabar un conflicto que se arrastra por muchos años,  en pos de una verdadera integración regional.

“Bolivia, hace varios años, pudo viabilizar su negocio de gas y de muy buena forma. Hay que reconocer que el autor de nuestro actual fracaso no es el canciller Siles, sino otro canciller, que supuso que era muy fácil hacerles creer a los chilenos que Perú era una alternativa. Don Gustavo Fernández, diseñó una estrategia basada en el convencimiento de que  con ‘la carta Perú’, les tomaba el pelo a los chilenos, para terminar reconociendo –en su informe de julio de 2002 sobre exportación de gas natural a California y México- que Perú nunca fue una alternativa. La estrategia Fernández nos quitó los mejores mercados de gas y, desde luego, no nos dio mar.  Y fueron los peruanos los que terminaron tomándonos el pelo a los bolivianos. Lima jugó a mostrarse solidario con Bolivia y logró todo el tiempo ¡para ganar mercados y exportar su gas antes que nosotros y terminó ofreciendo gas a Chile!

“De verdad, Perú nos ha tomado el pelo y de Chile no hemos logrado absolutamente nada. Argentina nos utiliza para venderle gas a Chile y Brasil nos tiene como un buen proveedor de Petrobras…” (1)

El presidente Morales debe saber que sus declaraciones subidas de tono no aportan absolutamente nada en la búsqueda de solidaridad para la causa marítima boliviana en el pueblo de Chile. Antes de la demanda, se notaba un gran apoyo (recordemos el “mar para Bolivia” en el encuentro del Estadio Nacional de Santiago hace unos años), sin embargo, ese tipo de manifestaciones tan elocuentes no se han vuelto a producir. Es más, en conversaciones entre profesionales e  intelectuales, que estamos a favor de la entrega de mar con soberanía, no he apreciado ese mismo entusiasmo, junto con comentarios de que “Evo se está pasando de la raya y lo único que hace, es que la gente se sienta atacada”.

En este aspecto, recuerdo que en la década del ’60, la Organización Rand, de los Estados Unidos (organización privada muy cercana al Departamento de Estado y al Pentágono), emitió un informe, que luego se filtró, en que demostraba que los ataques y bloqueo de USA contra Cuba, eran totalmente contraproducentes, pues lo único que lograba, era que el pueblo cubano se cohesionara en torno a la figura de Fidel Castro. Obama se acaba de dar cuenta después de 50 años. Obviamente, no estoy haciendo una comparación (que sería totalmente desproporcionada), sino  sólo una anotación, pues a la mínima provocación de un país contra otro, el pueblo tiende a sentirse agredido y actuar en consecuencia. Creo que el fútbol nos entrega un buen ejemplo de situaciones similares en cualesquier latitudes.

Ahora bien, al comienzo de esta nota me refería a la falta de profesionalismo de ambas Cancillería en el tratamiento de los temas bilaterales. Es más, no sólo de éstas, sino de los propios gobiernos, pues más que diálogos diplomáticos, han sido discursos de enfrentamiento. Cómo no recordar el numerito que se mandó el actual vocero de la demanda de La Haya, Carlos Mesa cuando era presidente (por accidente) de Bolivia, en el foro de Monterrey increpando al presidente Ricardo Lagos. Esta actuación del ex presidente boliviano, no tuvo muy buena acogida en su propio país:

“Conformado el anillo energético, habrá que reconocer que hemos logrado lo que ninguno de los demás: ¡ser el hueco del anillo! Y no es poco después de haber ejercitado la más persistente masturbación nacional sobre todo lo que íbamos a exportar y a quiénes íbamos a vender. Y mientras nos hacían creer que el mundo nos rogaba, que California se moría sin nosotros y que México lloraba, con acompañamiento de mariachis, la falta de nuestro gas, resultó que, también en ese tema somos prescindibles.

“Les contaron a los bolivianos que, ¡por fin!, teníamos el instrumento para recuperar el mar. ‘¿Está usted de acuerdo con la política del presidente Mesa…?’,  era  una de las preguntas del ridículo referéndum planteado por la más petulante y más inútil de las presidencias de la historia de Bolivia. Y conste  que se podría haber logrado algo más que discursos y poses, y nos podrían haber ahorrado el berrinche televisivo de Monterrey, a cambio de buenos acuerdos. Recordaré siempre la intervención de un entrañable amigo que después de escuchar el heroico relato presidencial repleto de felicidad por ‘haber hecho enojar al presidente Lagos’, le espetó a Mesa: ‘O sea Carlos, que nos diste un día de orgullo nacional… ¡y nos cagaste para los próximos cien años!’

“¡Mar por gas!… ingenio televisivo en fórmulas aprendidas de gringos al servicio de Mesa, -pagados por Goni (*)-, buscando impacto, imagen y ¡cero resultado! Por lo demás, tónica gubernamental del mesismo, preocupado por la dicción, las corbatas y las formas. Ni mar ni gas… Palabras, muchas palabras, discursos muchos discursos, promesas, muchas promesas, poses, soberbia,  y petulancia. Tenía razón ese entrañable amigo: pensó que nos dio un día de orgullo nacional y ¡nos cagó para los próximos cien años!” (2)

Carlos Mesa es el actual vocero de Bolivia en la demanda de La Haya contra Chile.

(*) Goni, se refiere al ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, cuya renuncia (y posterior asilo en Estados Unidos), hizo posible que Carlos Mesa, su vicepresidente, accediera a la Presidencia de la República.

 

(1) Texto tomado del artículo “Cancillería fallida…” escrito el 17 de abril de 2005.        

(2) Texto tomado del artículo ¡Ni mar… ni gas!,  escrito el 26 de junio de 2005.    Ambos artículos pertenecen al libro sobremesa, del sociólogo boliviano (fallecido hace 4 años), Cayetano Llobet, ed.  El Observador, La Paz, Bolivia.    

 

 

       

            

Agregar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *