El gigante chino está a punto de caer en una grave recesión económica. En otras palabras, es altamente probable que su producto interno bruto no siga creciendo a las altas tasas que ha venido teniendo en las últimas décadas. (Un promedio de 10% anual por tres décadas y hasta el año 2007. Este enorme crecimiento pronto será cosa del pasado). Muy por el contrario, es muy probable que el verdadero crecimiento chino para el año 2015 no sea 7% y sólo sea un 0%.
En los próximos cuatro o cinco años el producto interno chino en el mejor de los casos se mantendrá estancado y es probable que este producto caiga varios puntos porcentuales. En el peor de los casos, la proyectada recesión puede que se transforme en una gran depresión con caídas del producto por sobre el 10% por año.
Este brutal y crítico fenómeno no es nuevo. Todos los países que hoy día son desarrollados y ricos han sufrido a lo largo de su historia, una o más crisis donde su producto se contrajo en forma dramática. China tendría que ser un país de otro planeta para evitar la suerte que invariablemente han sufrido todos los países que hoy día son ricos y desarrollados. En estos se incluye a América del norte, Europa occidental, Japón y tigres asiáticos. Para calmar el ánimo planetario, el gobierno chino ha indicado que su crecimiento económico para el año 2015, será de un 7% de su producto y que este crecimiento se mantendrá invariable por los próximos años. No obstante, esta afirmación es altamente discutible. Hay muchos indicadores del desarrollo chino actual que señalan que las cosas son mucho más sombrías. En efecto, el consumo per cápita de electricidad ha aumentado en un 0% en el año 2015 con respecto al 2014. El movimiento de carga por avión, camiones, trenes y barcos ha decrecido con respecto al año pasado. El nivel de exportación e importación también es menor que el año 2014. Los índices de producción agrícola, producción industrial, servicios y construcción de viviendas son inferiores al año pasado. Para completar este tétrico panorama es preciso señalar que los niveles de desempleo han empezado a aumentar considerablemente. Todos estos índices señalan con claridad que el país está prácticamente paralizado y a punto de caer en un proceso recesionario. Es necesario recordar y recalcar que este fenómeno chino, es sólo una repetición de experiencias por las que han pasado anteriormente todos los países ricos y desarrollados del planeta.
El proceso de desarrollo económico acelerado de tipo capitalista siempre produce enormes riquezas. Pero estas siempre se distribuyen en forma sumamente injusta y desigual. Unos pocos afortunados dueños del capital y altos funcionarios del Estado, se hacen enormemente ricos (no más del 10% de la población). Pero la inmensa mayoría, el 90% de la población, sobrevive en forma miserable y sin poder de consumo. La mayoría aprende que la riqueza y el bienestar que ella produce son sólo para los pocos privilegiados, por lo tanto las masas se acostumbran por generaciones, a contraer su consumo y tratar de ahorrar para su vejez. Esta actitud ancestral de la mayoría de la población es la que contrae el consumo y esto invariablemente produce escasez de demanda crónica. Se produce así una enorme deflación. Esta deflación es la madre de todas las depresiones económicas que ha sufrido el planeta en los últimos doscientos años. Esta motivación milenaria hacia el ahorro es particularmente potente en los países asiáticos y muy especialmente en China.
A fin de evitar un crecimiento económico desordenado, la extremada injusticia social, la falta de consumo y la deflación, todos los países ricos, sin excepción, durante el siglo xx, se vieron obligados a crear el estado de bienestar. Es este estado benefactor que entrega salud, educación, vivienda, transporte, previsión social digna y otros servicios sociales a la población el que transforma el proceso de crecimiento económico en verdadero desarrollo integral y que crea las barreras que contiene y controla el masivo descontento provocado por el proceso de modernización. De esta forma la sociedad no estalla en una violenta y catastrófica revolución social o aún peor, en una desastrosa guerra civil. Estos desastrosos efectos fueron los que sucedieron en los estados Unidos y Europa a finales del siglo XVIII, durante gran parte del siglo XIX y también a comienzos del siglo XX. El proceso de modernización capitalista acelerado y la riqueza mal distribuida, siempre han provocado revoluciones y guerras civiles. Fueron estas lecciones históricas, las que llevaron al partido comunista chino, después de la gran crisis de los años 2007 – 2008, a tratar de cambiar su modelo de desarrollo. Fue así como se decidió dejar de crecer aceleradamente en base a la producción y exportación de productos industriales y la creación de infraestructura a nivel nacional. En otras palabras, se decidió dejar de ser la principal fábrica del planeta. Se optó así por un modelo más humano que mejorara sustancialmente los salarios, creara un gran consumo interno y así este consumo masivo sería el motor que iba a mantener a la economía china funcionando. Eventualmente se esperaba crear un verdadero y completo estado de bienestar.
Desafortunadamente las cosas no resultaron como la elite del partido esperaba, Hay dos causas importantes para explicar este fracaso. Primero, el partido subestimó la fuerte tendencia y propensión del pueblo chino hacia el ahorro exagerado. De esta forma se limitó severamente la capacidad del consumo interno como palanca del desarrollo. En segundo lugar, el partido subestimó el altísimo grado de corrupción que existe en los niveles medios e inferiores del partido y de la burocracia estatal. Desafortunadamente, la altísima corrupción financiera que existe en el partido comunista a nivel regional y local ha creado una serie de burbujas financieras, dentro de las que se destacan una gigantesca burbuja inmobiliaria y una no menor burbuja bursátil. Ambas burbujas han empezado a explotar creando pánico no sólo en China, sino en todo el planeta. Ante esta inmensa crisis de crecimiento, con toda seguridad el gobierno chino reaccionará vigorosamente y hará las necesarias modificaciones al actual modelo de desarrollo, esto a fin de derrotar la deflación, recuperar la velocidad de crecimiento y al mismo tiempo mantener la paz social y la estabilidad política. No hay duda que el gobierno chino tiene todo el talento necesario y una férrea organización política suficiente para alcanzar estos vitales objetivos. No obstante, la recuperación será penosa y durará varios años.
La gran crisis deflacionaria de 1929 en los Estados Unidos, sólo pudo ser resuelta por el presidente Roosevelt cuando la Unión entro en la segunda guerra mundial en 1941. Es altamente probable que los chinos demoren mucho menos en resolver sus actuales problemas. Pero de todos modos se vivirá un periodo no menos de cinco años donde el crecimiento será prácticamente nulo y las dificultades sociales inmensas. Durante este periodo el partido comunista tratará de eliminar de raíz la altísima corrupción existente en los niveles medios y bajos del aparato estatal y también del partido. Este será un penoso pero necesario proceso que eventualmente logrará el deseado éxito. Finalmente China tomará su rumbo para transformarse en el hegemón planetario para finales de la próxima década.
No obstante, cinco años donde el planeta entero sufre un proceso de recesión y deflación aguda, significa un mortal peligro para países pequeños y exportadores de materias primas. Esto pues el mundo no demandará estos productos por varios años y así el valor de estos productos será insignificante. En Asia del sur, Medio oriente y África, desafortunadamente repetirá las hambrunas y masacres de décadas anteriores. En América Latina sólo Brasil y México, gracias a su gran población y consumo interno, tendrán la posibilidad de sobrevivir esta nueva catástrofe planetaria. El resto de los países pequeños tales como Chile probablemente repetirán la tragedia que ellos sufrieron en las tres primeras décadas del siglo XX.
Entre 1900 y 1939, Chile fue el país más afectado por la crisis de 1900 a 1914; luego la crisis de 1918 a 1920, y finalmente la gran depresión de 1929 a 1938. Una vez más el país es productor y exportador de materias primas baratas e importador y consumidos de productos industriales caros. Además su elite política está tan corrupta como la elite que gobernó el país durante los fatídicos primeros 30 años del siglo XX.
La ciudadanía chilena debería rápidamente aprender de su historia pasada y con toda celeridad, llamar a retiro a la actual elite política, ganar las próximas elecciones y luego estudiar con cuidado las soluciones de emergencia que Chile utilizó a partir de 1939. Esa solución no fue otra que la industrialización y estatización del país, la sustitución de importaciones y la creación de empresas públicas destinadas a dar empleo masivo. Naturalmente que toda esta estrategia se debería de implementar dentro del marco de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) Esta vez el proceso de industrialización, nacionalización de los recursos naturales y obtención de la verdadera independencia nacional, debería realizarse dentro del contexto de una férrea unidad continental; es decir, el territorio que va del rio Grande a la Patagonia.
Para concluir este breve artículo, es necesario señalar que esta crisis en el crecimiento chino fue anticipada por el autor de estas líneas en el año 2009. En efecto ello se hace en el capítulo titulado “Una esperanza frustrada: la inminente crisis política de los gigantes asiáticos y su probable impacto en Chile” En este capítulo se indica que China, no será una excepción al desarrollo socioeconómico que ha experimentado el planeta. Como ya se ha señalado, el crecimiento económico produce enormes riquezas, pero ellas se distribuyen injusta y desigualmente. Los pocos ricos se quedan con la inmensa mayoría del ingreso creado por el proceso de modernización. La inmensa mayoría de la población sólo recibe ingresos de sobrevivencia. Esta concentración excesiva e injusta de la riqueza, produce una brutal caída del consumo popular. Esto a su vez crea una gran crisis deflacionaria. En el año 2009 se argumentaba que China y la India pronto caerían en esta trampa que la historia ha preparado para aquellos países que entran en un acelerado proceso de modernización e industrialización. Para evitar esta fatal trampa se necesita un altísimo grado de desarrollo político y este nivel de desarrollo institucional es sumamente difícil de alcanzar. Ver F. Duque 110 años de desarrollo político en Chile (1830 – 1940) Dictus Publishing Saarbrücken, Alemania 2013; pgs. 9 – 42
F. Duque Ph.D.
Cientista Político
Puerto Montt, septiembre 2015
*Para documentación sobre el hecho de que la actual crisis china es muchísimo más grave que una crisis bursátil sírvase ver los siguientes artículos: 1) “Preocupación renovada sobre la salud de China desploma las materias primas” Financial Times 4 de agosto de 2015 pg. 21; 2) “Alertas Rojas” Financial Times 14 de agosto de 2015 pg. 10; “Devaluación con características chinas” Financial Times 15 de agosto de 2015 pg. 5; 4) “Los desafíos fiscales chinos van mucho más allá que los problemas de su moneda” Financial Times 17 de agosto de 2015 pg. 3; 5) “Fundaciones débiles” Financial Times 20 de agosto de 2015 pg. 5; 6) “Sesiones tormentosas para los papeles de los países emergentes, desorden en los mercados y liquidación de China” Financial Times 21 de agosto de 2015 pg. 33; 7) “El actual modelo chino se aproxima a su final” Financial Times 23 de agosto de 2015 pg. 7; 8) “Los problemas de exportación chinos se reproducen a través de Asia” Financial Times 21 de agosto de 2015 pg. 2; 9) “Tiempos endemoniados en el horizonte para los países con economías emergentes” Financial Times 23 de agosto de 2015 pg. 11; 10) “El precio del petróleo se desploma debido a la caída de la actividad fabril en China” Financial Times 23 de agosto de 2015 pg. 11; 11) “Las acciones caen en los Estados Unidos debido a la debilidad de la economía china. Todo esto tira al suelo los precios del petróleo” Financial Times 23 de agosto de 2015 pg. 12; 12) “Los papeles financieros globales se venden a precio de liquidación debido al miedo que produce el inicio de la recesión china” Financial Times 23 de agosto de 2015 pg. 1; 13) “La elite china censura datos sobre su economía” New York Times 29 de agosto 2015 pg. A-3; 14) “China corre el riesgo de sufrir una discontinuidad económica” artículo escrito por Martin Wolf en el Financial Times y publicado por la Prensa Gráfica de El Salvador el 3 de septiembre del 2015 pg. 2: Aquí se señala con toda claridad que la economía china crece muchísimo menos de lo que las autoridades chinas reconocen en público. Se concluye señalando que esta grave crisis no sólo afectará a China sino a todo el planeta. 15) “The great fall of China” The Economist August 29th. 2015 pg. 11; 16) “Briefing China and the world economy. Taking a Tumble” The Economist August 29th. 2015 pg. 19 – 22