Diciembre 26, 2024

La muerte de Contreras y Moren; la justicia que no llega

La muerte de Contreras y Moren sin haber sido condenados por todos sus crímenes debe caer como un baldón sobre el poder judicial que en 25 años de democracia no ha sido capaz de hacer justicia. Carlos Lorca queda ahora, por ejemplo, sin autores que condenar. La indiferencia de los gobiernos concertacionistas hacen otro tanto.

 

 

La estrategia de los que defienden a violadores a los DDHH en tribunales es dilatar los procesos para que sus defendidos no reciban las condenas que se merecen, que las leyes inexorables de la naturaleza les eximan del castigo.

Llevo juicios en que esta táctica ha sido coherente con el accionar de los tribunales. Un ejemplo, pido se cite a un inculpado, se decreta que la PDI lo ubique, que lo interrogue y luego el Tribunal lo interroga, lo que es un año de trámite. Así se hacen las cosas. Por qué no citarlo e interrogarlo en un mismo acto, lo que demoraría 15 días a lo sumo.

La causa por la desaparición de la dirección del Partido Socialista se inició hace cuarenta años. Leen bien, cuarenta años. Pero que sólo tomó curso de proceso legal en los últimos 15 años. Lo anterior aún con forma judicial es una prevaricación permanente para no investigar; pasan cosas que lo reflejan todo, un abogado pidió se procesaran a ciertos inculpados, un escrito muy bien fundado, el juez accedió y en una resolución de treinta páginas dictó los procesamientos, luego tuvo que dejarlos sin efecto porque se dio cuenta que ya se habían dictado. Es decir, el ministro en Visita Extraordinaria y Dedicación Exclusiva ni siquiera conocía el proceso, no lo había leído.

Ese mismo Ministro Miguel Vásquez Plaza estableció que el bombardeo a La Moneda no era, a su juicio, ningún delito, y sin más dejó sin efecto sus propias diligencias y sobreseyó la causa.

Carlos Lorca era un médico y diputado del Parlamento chileno y después de 40 años el Estado chileno no ha sido capaz siquiera de establecer dónde lo mataron, dónde arrojaron sus restos. Los asesinos están muriendo; la impunidad está encima.

Se montó una faramalla llamada Mesa de Diálogo que no fue otra cosa que una puesta en escena para justificar la traída de Pinochet a salvo de la Justicia Internacional a Chile. El ejército no dijo la verdad y al gobierno de Ricardo Lagos poco le importó. ¿O eso era parte del acuerdo?

La FACH informó oficialmente dos veces a los Tribunales que no tenían los nombres de los pilotos que bombardearon La Moneda.

Hay cientos de desaparecidos sin verdad ni justicia, otros tantos ejecutados, miles de torturados. Hacen discursos y reparten abrazos en actos oficiales; pero debería darles vergüenza.

El Ministro de Defensa José Antonio Gómez fue a actuar como abogado del comandante en jefe del Ejército a la Cámara de Diputados. Las fotos enmarcadas de Manuel Contreras siguen en los cuarteles militares.

Un diputado UDI hace apología de los crímenes de Lesa Humanidad, rinde homenaje a los delincuentes condenados y el presidente de la Corporación escucha indiferente, no es capaz de hacer lo lógico; pasar el discurso a la comisión de ética para que aplique sanciones, En el órgano del estado que dicta las leyes no se pueden rendir homenajes a quienes las violan.

 

 

ROBERTO AVILA TOLEDO

 

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