Sergio Pérez Jara, presidente de la Confederación Nacional del Transporte de Carga de Chile (CNTC) es una de las caras visibles del movimiento de camioneros de La Araucanía que toda esta semana se manifestó a través de una caravana que, desde Temuco, recorrió camino hasta Santiago para mostrar algunas de las máquinas que han sido quemadas, según ellos, por grupos violentistas asociados al conflicto Mapuche.
Si bien estas organizaciones gremiales se declaran “apolíticas”, el prontuario de sus líderes dista mucho de esa inocuidad ideológica, ya que Pérez, por ejemplo, ha declarado su admiración por León Villarín, líder de los camioneros que paralizaron en 1972, con el apoyo de la CIA, añadiendo un factor más de inestabilidad al gobierno de Salvador Allende, y este viernes, en una entrevista radial manifestó que “la intervención militar del 73 ordenó al país”.
Otro de los antecedentes que se manejan es que Pérez no viviría en la zona. El “líder” de los camioneros tendría su centro de operaciones en Curicó, siendo su hija -casada con un militar- la que manejaría su trabajo en La Araucanía.
Por su parte, José Villagrán, líder de la Federación de Camioneros del Sur y segundo al mando de la CNTC, fue precandidato a diputado de la UDI por el distrito 50 de la región de La Araucanía, lo que llevó incluso al ex líder de Patria y Libertad, Roberto Thieme, a señalar que la protesta de los camioneros “fue orquestada” por el gremialismo.
Desde la Nueva Mayoría se alzaron voces en contra de estas manifestaciones, como fue el caso del senador del PS, Alfonso de Urresti quien, si bien condena las quemas de maquinaria que algunos camioneros han sufrido –a pesar de las denuncias de autoatentados para cobrar los seguros comprometidos en algunos casos-, señala que detrás de este movimiento está el objetivo de cohesionar las fuerzas de extrema derecha.
“Estos camioneros tratan de llevar la situación a otro nivel, tratan solamente de socavar el liderazgo del Gobierno y tratan de cohesionar a una derecha absolutamente trasnochada, una derecha que no quiere cambios, una derecha que nos recuerda los peores tiempos del golpismo en este país, entonces no veo que sean realmente dirigentes gremiales que estén defendiendo los intereses legítimos de su sector”.
Por su parte, el diputado socialista Leonardo Soto emplazó al Gobierno a que frente a eventuales nuevos intentos de presión de parte de estos grupos, se aplique la Ley Seguridad Interior del Estado, y sostuvo se deben generar un sentimiento de unidad entre la población para defender la democracia, frente a los ataques de este tipo de agrupaciones
“La verdad es que me parecería totalmente fuera de lugar una actitud de este tipo. Sería una especie de “boinazo empresarial”. Sería una manera, creo yo, de demostrar la fuerza de nuestra democracia. A nosotros nos costó mucho, años, décadas recuperar nuestra democracia, y la inmensa mayoría del país, a pesar de los reparos y objeciones que hay respecto de las autoridades, creo que nos uniríamos en torno a defender nuestra democracia respecto de aquellos que quieran alterarla o suprimirla”.
Por su parte, el diputado de la DC René Saffirio indicó que la protesta de los camioneros fue una manifestación de fuerza innecesaria que busca reeditar viejas experiencias de inestabilidad que no corresponden. Y llamó a no caer en el juego del discurso del terror de estos grupos, y que se generen impresiones equivocadas de lo que ocurre en nuestro país.
“Que estos gremios tengan posiciones de derecha y de ultraderecha, la verdad es que no es nada nuevo. Son, claramente, la derecha y la ultraderecha chilena, y eso está muy claro, y la necesidad de infundir temor, desde mi punto de vista, está relacionado con el freno de la actividad económica que proviene desde los propios empresarios, con el objeto de abortar las reformas que se están llevando a cabo, sobre todo, en materia tributaria y laboral”.
El distanciamiento que la caravana tenía con el gremio que reúne a trabajadores de camiones también fue evidente. Desde las agrupaciones de transportistas forestales repudiaron el accionar y, también, el que “los pobres apoyen las demostraciones de poder del empresariado”. Por otra parte, la federación de camioneros y microbuseros marcó diferencias con el movimiento y aseguró que no compartían su punto de vista sobre el conflicto Mapuche.
Sin embargo, otro de los temas que generó críticas entre los parlamentarios oficialistas, fue el rol que jugó el ministro del Interior, Jorge Burgos, en el desarrollo de esta crisis, quien, a juicio de los personeros consultados, mostró una actitud zigzagueante frente a los camioneros, y sienta un mal precedente para enfrentar futuras manifestaciones de este tipo, tal como lo planteó el diputado del PC Hugo Gutiérrez: “Creo que ellos tienen una particular capacidad de presionar. Lo han hecho históricamente y creo que el ejemplo que se está dando es realmente incorrecto, es una señal equívoca la que da el Gobierno, y eso, sin duda, se va a manifestar en el futuro, y eso es lo complejo de lo que pasó este jueves”.
Mientras que el senador De Urresti cuestionó las vacilaciones expresadas por el jefe de Gabinete, las cuales debilitan la gestión del Gobierno, y le recomendó no “hacerse autogoles”.
El diputado Saffirio le achacó responsabilidad al Gobierno por el aumento de esta crisis, por no querer dialogar y forzar las posturas, y en este sentido, calificó como “rarísimo” el decreto de la Seremi que prohibía el ingreso de camiones a Santiago el que luego fue desestimado, con lo que, a su juicio, se percibe cierto desorden dentro del equipo político.
“En general, se percibe cierto desorden en el político. El equipo político está compuesto por cuatro ministros, pero hay un ministro en particular que es el Ministro del Interior, respecto del cual, al parecer, vamos a tener que acostumbrarnos a estar recibiendo sus rabietas de hijo único”.
Finalmente, otra de las consecuencias que dejó esta manifestación de los camioneros, fue el eventual descontento del subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy, con el manejo demostrado por Jorge Burgos, el cual expresó a través de su ausencia durante esta jornada de su lugar de trabajo.
Por su parte, el titular de Interior llamó a “no exagerar las cosas”, al mismo tiempo que declaró que asumiría los costos políticos que podría generarle esta crisis, y que pondrá “el pecho a las balas”.