El ex Presidente Lagos dijo a El Mercurio que le habían pedido que volviera “para que al menos ponga orden”. No cierra las puertas a su candidatura porque “ama a Chile” y no desea que el desarrollo del país “se vuelva a frustrar”. Días antes, luego de una cuidadosa planificación, amparada por el Ministro Jorge Burgos, visitó La Moneda y desde sus patios habló en voz alta,
“Gobernar es tener idea de país; el que está aquí (se refiere a sí mismo) piensa en la próxima generación; de aquí a los próximos 20 años, a 30 años. Lo que él va a hacer (el mismo, siempre en tercera persona) …ahora en cuatro años, lo hace pensando en la mirada larga de país, y eso me parece fundamental.”
La deslealtad con la Presidenta, que en esos momentos representaba a nuestro país en El Salvador y México, apuntaba a un doble propósito. Lagos apoya al Ministro del Interior para que “el realismo sin renuncia” se convierta en renuncia. Y, en reciprocidad, se le otorga tribuna, en el Patio de Los Naranjos, para su retorno a la contingencia política, y a una eventual candidatura presidencial.
En cuanto a formas, falta de delicadeza, Judas andaba rondando. El bastón de mando había sido utilizado para una oscura operación política.
Así las cosas, la derecha se soba las manos porque, acosada con los juicios de corrupción, el encuentro Lagos-Burgos cambiaba el eje de la discusión. Por su parte, la Democracia Cristiana encuentra su oportunidad; ahora, ya se terminaron las diferencias y todos juntitos se han puesto a las órdenes de Gutenberg Martinez.
El PPD, con José Auth como vocero, no vacila en decir que Lagos es el líder que necesita el país, mientras el Presidente del Partido Radical lo califica de “un patrimonio” de la patria. De los socialistas, lo único que se conoce es el gesto del ex dirigente del Mapu, José Miguel Insulza, quien también visitó La Moneda, minutos después que lo hizo Lagos. Entretanto aplauden con entusiasmo las directivas de la Sofofa y la CPC. Dios los cría y Maquiavelo los junta.
Esas son las formas. Veamos ahora los contenidos. ¿Qué nos ofrece Lagos para salvar el país?
Quiere ser Presidente. Se lo pide la ciudadanía “Para que no se frustre el desarrollo”, para hacer política hacia el futuro, en favor de las generaciones venideras. “Para poner orden”, porque “gobernar es tener idea de país”.
Sin embargo, a la hora de las ideas y propuestas no sirven los gritos ni las señales de autoridad. Lagos no ha mostrado ninguna propuesta de futuro y por tanto habrá que revisar lo que hizo en su gobierno de seis años para entender sus ideas de país. Revisemos si efectivamente tuvo esa “mirada larga”.
Al final de su gobierno, la Confederación de la Producción y el Comercio, a través de su Presidente, Hernán Somerville, aplaudió a Lagos con entusiasmo. Sus políticas a favor de los grandes empresarios fueron correspondidas con amor y reconocimiento, incluso con llanto. Pero sólo lloraron de emoción los poderosos. Los trabajadores, los estudiantes, los pequeños empresarios y los clientes del Transantiago, lloraron de tristeza.
La incapacidad de enfrentar las desigualdades no sólo se hizo evidente en la educación, en las relaciones laborales y en el trato discriminatorio a los pequeños empresarios. También estuvo presente en el ámbito productivo. Y, en este terreno precisamente se juega el largo plazo, se anuncia el futuro de Chile. Eso debiera saberlo Lagos. Pero no hubo nada; ni siquiera se habló del asunto.
El ex Presidente no hizo esfuerzo alguno por aumentar la inversión en investigación y desarrollo (seguimos bajo el 0,40% de gasto sobre PIB) y todavía tenemos la herencia de una economía que sólo produce y exporta recursos naturales. Y ahora se nota más que antes con la caída del precio del cobre. Así las cosas, sin política de investigación y desarrollo ni política de protección sobre los recursos naturales Lagos cerró el camino al desarrollo.
El cobre, el litio, los árboles y los pescados son insuficientes para el progreso de Chile. Se terminan y lo sufren las generaciones venideras. Así no se trabaja para el futuro. Eso no es tener una “mirada larga”. Sobre todo cuando a los grandes empresarios se les ha otorgado casi gratuitamente la explotación de esos recursos.
El llamado a poner orden del ex Presidente no encontrará acogida. El orden actual es el que precisamente hay que cambiar. Los chilenos quieren terminar con la administración natural de las cosas, para construir su propio destino. Ello explica el apoyo a las reformas, lamentablemente debilitadas por vacilaciones e ineficiencias.
Pero, aun en medio de la confusión actual la ciudadanía no está dispuesta a respaldar “el orden” de gobiernos complacientes con los militares y protectores de los negocios de una minoría, ni aceptará a políticos que han sido capturados por intereses empresariales para favorecer sus abusos. Esto no lo ve Lagos y por tanto su mirada no es larga, como él cree. Más bien su interés está en la contingencia, en sus aspiraciones presidenciales inmediatas
Publicado originalmente en Politika
Reproducido en Clarín de Chile con permiso del autor