El mandato popular que recibí el 25 de enero ha concluido. Ahora el pueblo soberano de Grecia debe pronunciarse, expresó el primer ministro griego, Alexis Tsipras, al anunciar su dimisión y convocar a elecciones anticipadas en un intento por obtener un mandato más fuerte y anular la oposición dentro de su partido, la Coalición de Izquierda Radical (Syriza).
No precisó la fecha para los comicios, aunque fuentes del primer círculo del premier, que asumió el poder en enero pasado, indicaron que podrían celebrarse el 20 de septiembre.
Syriza fijará este viernes su postura frente a la renuncia de Tsipras, decisión que el diario británico The Independent valoró como una medida que empuja
a Grecia a un nuevo periodo de inestabilidad política
.
Tsipras reconoció que su gobierno no logró el acuerdo que quería con la troika –integrada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea (CE)– y admitió que hizo concesiones al toparse con la resistencia de los acreedores, pero defendió el tercer programa de rescate como la mejor posibilidad para avanzar.
Ahora que este difícil ciclo finalizó, someteré a su juicio todo lo que hemos realizado
, declaró durante un discurso televisado a la nación a las 20:30 horas (local).
Dijo tener la conciencia tranquila
y aseguró haber resistido a las presiones y chantajes
antes de presentar su dimisión al presidente de Grecia, Prokopis Pavlopoulos.
Mencionó que ahora que el nuevo paquete de ayuda está en marcha, necesita un nuevo mandato fuerte
de los ciudadanos para sacar adelante negociaciones sobre una restructuración de la gigantesca deuda griega.
Nombrado tras las elecciones del 25 de enero en las que Syriza obtuvo 36.3 por ciento de votos, Tsipras llegó al poder con la promesa de acabar con las duras políticas de austeridad impuestas al país desde 2010, tras dos rescates sucesivos por un total de 240 mil millones que Atenas pidió a sus acreedores.
El pasado 5 de julio, Tsipras organizó en ocho días un referendo sorpresa sobre una versión anterior del plan de ayuda, que incluía medidas de austeridad que desaprobaba. La votación acabó siendo un plebiscito: 62 por ciento de griegos votaron que no.
Ocho días después, el primer jefe de gobierno europeo venido de la izquierda radical acabó firmando un tercer plan de ayuda, calificado por algunos de verdadero golpe de Estado
de los acreedores.
Tsipras, quien formó un gobierno de coalición con el partido populista de derecha Griegos Independientes, tuvo que retractarse de sus promesas electorales para acceder al tercer rescate del país por 86 mil millones de euros (96 mil millones de dólares) en tres años, y evitar la salida del país de la zona euro.
En los últimos dos meses numerosos miembros del partido Syriza se rebelaron contra el primer ministro, a quien acusaron de plegarse a las condiciones impuestas por la troika para otorgar el tercer plan de rescate al país.
Tsipras aceptó aumentos de impuestos a personas físicas, empresas y envíos, la reducción de algunas pensiones, la abolición de exenciones de impuestos para algunos grupos vulnerables y la aplicación de importantes recortes al gasto, incluido el de las fuerzas armadas, así como la privatización de buena parte del sector público.
El giro radical de la política con la aceptación de esas condiciones demandadas por los acreedores internacionales causó indignación entre la línea dura de Syriza. Incluso 43 de los 149 diputados votaron en contra o se abstuvieron durante la ratificación del rescate en el Parlamento la semana pasada. El rescate fue aprobado gracias al apoyo de los partidos de oposición.
Tsipras, de 41 años, sigue siendo popular entre gran parte de la población, que detesta a los dos principales partidos de oposición, Nueva Democracia (derecha) y Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK), por lo que espera poder renovar su base antes de que su popularidad decaiga, cuando los electores comiencen a sentir el rigor de las medidas de austeridad.
Tsipras presentó su renuncia al presidente Pavlopoulos, formalidad necesaria para comenzar el proceso de organizar elecciones anticipadas.
Esto implicará dejar que los dos principales partidos de oposición, la conservadora Nueva Democracia y Amanecer Dorado, de inspiración nazi, traten de formar gobierno. Cada partido podrá pasar hasta tres días tratando de hacerlo y el líder de Nueva Democracia, Evangelos Meimarakis, dijo que usará el tiempo disponible. No se espera, sin embargo, que alguna de las partes cuente con apoyo suficiente en el Parlamento para poder formar gobierno.
Si esta opción fracasa se designaría un gobierno interino, que estaría encabezado por uno de los más altos jueces, hasta que se celebren nuevas elecciones.
En este contexto, Grecia rembolsó al BCE 3 mil 400 millones de euros, así como un préstamo puente de 7 mil 300 millones de euros de la Unión Europea y el FMI acordado a mediados de julio, al día siguiente de que los ministros de Finanzas de la zona euro desbloquearon un tramo de ayuda de 23 millones de euros.
La canciller alemana, Angela Merkel, comentó a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, que la renuncia (de Tsipras) forma parte no de una crisis, sino de una solución
, declaró la gobernante sudamericana a los diarios O Globo y Folha de Sao Paulo.
Los 19 países de la zona euro llamaron a Grecia a mantener su compromiso con el tercer plan de rescate. Martin Selmayr, jefe de gabinete del presidente de la CE, Jean-Claude Juncker, indicó que estas elecciones anticipadas podrían llevar a una ampliación del apoyo al Mecanismo Europeo de Estabilidad, que Tsipras acaba de firmar recientemente
.
El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, señaló que las elecciones no deben retardar los acuerdos de reformas concretados con Grecia.