Noviembre 18, 2024

“El arquitecto mexicano Juan O’Gorman aprendió a pintar con piedras”

México DF.- En entrevista con Clarín.clXavier Guzmán y Víctor Jiménez, arquitectos y especialistas en la obra de Juan O’Gorman, presentan el libro Casa O’Gorman 1929; también hablaron del archivo disperso, sobre las casas que construyó para Diego Rivera y Frida Kahlo, del mural Tupahue en Santiago de Chile y los antecedentes del mosaico de la Biblioteca Central de la UNAM.

 

 

Xavier Guzmán Urbiola asegura: “Hay un gran vacío en el tema arquitectónico de Juan O’Gorman, a excepción de un folletito que publicó José Villagrán -en 1952-, por encargo de Enrique Yáñez para la exposición ‘50 años de arquitectura en México’; en la conferencia, Villagrán dedicó dos páginas a O’Gorman, él publicó su autobiografía en 1972, y una década después, la Dirección de Arquitectura del INBA promovió los Cuadernos de O’Gorman (1982)”. La edición bilingüe del libro: Casa O’Gorman 1929 consta de 3,000 ejemplares, las instituciones culturales de México coeditaron la investigación de los arquitectos Xavier Guzmán, Víctor Jiménez y Toyo Ito. A partir de la entrevista con Clarín.clel Instituto Nacional de Bellas Artes de México (INBA) está interesado en el muralTupahue de María Martner y Juan O’Gorman, en dos meses será declarado Monumento Nacional de Chile. 

 

MC.- Xavier, estudiaste arquitectura en la UNAM, a diario veías los mosaicos de Juan O’Gorman en la Biblioteca Central, ¿cuándo te interesó la casa construida por el arquitecto Juan O’Gorman en 1929?

XG.- Cuando era estudiante pasaba frente a la casa de Diego Rivera y Frida Kahlo, todos sabíamos que O’Gorman había construido las dos casas, todavía vivía, pero no tuve la oportunidad de conocerlo, se jubiló prematuramente, no se recibió de la escuela de arquitectura con su generación y llegó a ser director de construcciones de la Secretaría de Educación Pública (SEP). En 1936, finalmente se tituló como arquitecto porque Carlos Leduc insistió en la importancia de obtener el diploma, a partir de entonces abandonó la arquitectura y se dedicó a la pintura, renunció a la oficina de construcciones de la SEP porque los promotores inmobiliarios se apropiaron de las ideas de O’Gorman: “hacer arquitectura más eficiente y funcional, con cualidades espaciales, con menos dinero”. Los especuladores inmobiliarios invirtieron los valores, esto irritó a O’Gorman y decidió retirarse, se refugió en la pintura. Los maestros de la UNAM nos llevaron a ver las construcciones de O’Gorman y nos explicaron el contexto de su renuncia a la arquitectura, los estudiantes de la UNAM descubrimos la casa de 1929 acompañados por los amigos y colegas de O’Gorman.

 

MC.- En el libro: “Casa O’Gorman 1929” (RM, 2014) publicaron los facsímiles de las revistas “Tolteca” (1932) y “The New Architecture in Mexico” (1937). ¿Dónde encontraron las publicaciones de la década de 1930?, ¿qué archivos consultaron?

VJ.- Los investigadores especializados en arquitectura sabemos la existencia de esas publicaciones, afortunadamente encontramos las dos revistas para publicar el facsímil con las páginas que dedicaron a O’Gorman, era más difícil ubicar un ejemplar en perfectas condiciones con el reportaje de Tolteca, pero lo encontramos y fotografiamos. Los facsímiles tienen un enorme interés, ahora puedes leer lo que escribió Federico Sánchez Fogarty sobre O’Gorman en marzo de 1932, la casa se terminó en 1931 y tuvo un impacto por la corriente funcionalista que inauguró en México: “el cosmopolitismo nacionalista y la revolución cultural de la década de 1920”, O’Gorman no fue el único, Obregón Satacilia está en la misma línea: “hay que ser modernos, pero también hay que saber que tenemos un valioso legado de arte popular”. Para hablar del horizonte cultural de cierta época, aunque no estén sentados en el mismo café intercambiando ideas, terminan por convertirse en ideas de una colectividad amplia y la arquitectura tiene un representante: Juan O’Gorman, la pintura está representada por Diego Rivera, la literatura por los estridentistas, y tres décadas después llegaría Juan Rulfo, un escritor de vanguardia y absolutamente mexicano, igual que el compositor Silvestre Revueltas. Creo que los artistas de los años 20 están participando en una discusión mucho más amplia, si el propio O’Gorman era pintor, significa que no sólo piensa en la arquitectura.

 

MC.- ¿Carlos Obregón Santacilia era maestro de O’Gorman?

VJ.- En Obregón Santacilia encontré de manera explícita las ideas de esta generación: “tenemos que ser mexicanos y modernos al mismo tiempo”. Sólo después –es el debate- se simplifica erróneamente: “o eres mexicano, o eres moderno”, es el neocolonialismo al estilo del Porfiriato (1876-1910), en la década de 1920 veíamos un regreso de la colonialización cultural que el Porfiriato impuso y lo vemos en la actualidad.

 

 

MC.- ¿A quién está dirigido el libro Casa O’Gorman 1929?

XG.- Hay mucho interés en la obra de Juan O’Gorman, pensamos en los estudiantes, en los arquitectos, en los apasionados del arte, por esta comunión entre arquitectura y pintura que amalgamó O’Gorman. Hubo una intención específica en los textos: que los académicos encontraran datos inéditos, pero también el público en general.

 

MC.- La primera edición es bilingüe y consta de 3,000 ejemplares, ¿en cuántos países planean distribuir el libro?

XG.- El editor Ramón Reverté decidió imprimir el tiraje de 3,000 ejemplares para hacerlo viable comercialmente, una parte del tiraje está destinada al CONACULTA, otra al INBA y a la editorial RM, la idea es distribuirlo internacionalmente en Iberoamérica y algunos países angloparlantes.

 

MC.- ¿Hace falta bibliografía para la revaloración de O’Gorman?

XG.- Mucha gente ha repetido: “toda generación escribe su historia”, algunos de los libros que se han escrito sobre Juan O’Gorman están agotados, o no circulan en el mercado editorial, muchos libros los escribieron Víctor Jiménez, Carlos González Lobo, Marisol Laja y algunos yo, si hacemos un recuento rápido: aquí exhumamos las revistas Tolteca (1932) y The New Architecture in Mexico (1937), pero después hay un gran vacío en el tema arquitectónico de Juan O’Gorman, a excepción de un folletito que publicó José Villagrán -en 1952-, por encargo de Enrique Yáñez para la exposición: “50 años de arquitectura en México”, en la conferencia, Villagrán dedicó dos páginas a O’Gorman, él publicó su autobiografía en 1972, y una década después, la Dirección de Arquitectura del INBA promovió los Cuadernos de O’Gorman (1982).    

 

MC.- ¿Qué libros podrían reeditarse?

VJ.- Los editores de RM tienen la intención de hacer un libro gemelo dedicado a las casas de Diego Rivera y Frida Kahlo, tenemos las fotografías de Arturo Osorno durante la restauración de las tres casas, seríamos los tres coautores: Xavier, Toyo Ito y yo. En 2007 la UNAM reeditó la autobiografía de O’Gorman y se agotó en un año, habrá que hablar con la UNAM para reimprimir la autobiografía.

 

MC.- Durante la restauración de la casa encontraron un mural desconocido, ¿qué significó el hallazgo?, ¿qué tan deteriorado estaba el mural de O’Gorman?

VJ.- Sabía que había pintado un mural en el comedor, pero al vender la casa, los nuevos propietarios cubrieron la pared, cuando el Instituto Nacional de Bellas Artes recuperó la casa se veía una pared normal. Un momento de la restauración consistió en quitar con cuidado las capas de pintura para ver qué colores había detrás, durante esa etapa encontramos que el acabado de la pared era de yeso pero mirando para arriba había otro material, entonces comenté con los restauradores del INBA: “puede ser que aquí esté el mural”, sabíamos que al vender la casa en 1968, O’Gorman retiró la capa pictórica de forma controlada, desconocíamos si había vestigios del mural, o se llevó el 100%. Al quitar la capa aparecía lo que técnicamente se llama “sinopia” –el dibujo a tamaño natural de la escena que va a pintar y retocar con el pincel-, había sobrevivido la sinopia, era muy importante recuperarla. O’Gorman se llevó el mural y lo montó en un bastidor para venderlo a un coleccionista, quien a su vez lo vendió al Banco Nacional de México (BANAMEX), habría que preguntarles si lo donarán, sería recibido con aplausos (risas).

 

MC.- Una vez restaurada la Casa O’Gorman de 1929, ¿cómo funcionará?, ¿habrá exposiciones temporales o permanentes?

XG.- Ambas cosas. La casa se entregó restaurada a principios de 2013, colinda con las casas de Diego y Frida, se puede pasar de una a otra. La intención es que la arquitectura misma sea el objeto a exhibir, se han organizado visitas a las tres casas, los espacios quedaron ampliados y abiertos al público, se han realizado presentaciones y conferencias en la terraza de la planta baja.

 

MC.- ¿Dónde está el archivo y la biblioteca privada de O’Gorman?

XG.- Juan estaba casado con una norteamericana y aprovechó que ella no estaba en México cuando se suicidó, habían adoptado a una hija –tampoco vive en México-, Juan pintó a su hija en un mural: “El crédito transforma a México”, es la niña que aparece retratada a la derecha del mural. Pero aunado el suicidio con la relación de la familia O’Gorman, Juan tuvo fricciones y alejamientos con su hermano Edmundo, todo esto hizo que los papeles de su archivo se perdieran, recuerdo que después del suicidio de O’Gorman aparecieron dibujos en una galería de la calle Manuel M. Ponce, en el mercado de la Lagunilla yo llegué a comprar libros de la biblioteca particular de O’Gorman. Hubo una dispersión de sus cosas, su sobrino se llevó algunos documentos y fotografías a Querétaro y muy generosamente, en 2005, nos permitió revisar su colección.

 

VJ.- Federico de la Mora me dijo: “yo tengo una cantidad importante de dibujos”, vendió las perspectivas a la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), lo que no quiso comprar la UAM fue la sección de arquitectura, me ofreció el material y le dije: “no sé qué sea, pero lo compramos en el INBA, ¿cuánto cuesta?”, de lo contrario, se dispersaría, el acervo no tenía valor artístico, pero el valor documental era increíble. Otra parte del archivo la tenía Vaquero, ¿te acuerdas?, tenía una galería, Vaquero regaló al INBA las perspectivas a lápiz de las casas de Diego y Frida: el estudio, de frente y detrás de las casas; pero vendió parte del archivo. En ese tipo de herencias, sin herederos directos, hay un poquito de saqueo, nadie te da información clara, tienes que reconstruir la historia por conjeturas.

 

XG.- La familia quería cerrar el capítulo del suicidio, recuerdo que en 1986, Alicia Sánchez y yo ayudábamos al viejo Carlos Mérida a organizar su archivo y de repente, un día comenzaron a aparecer dibujos y bocetos de O’Gorman. Hubo un mercadeo muy raro con sus archivos. En conclusión: está disperso y habría que hacer un trabajo de rompecabezas. 

 

MC.- ¿Cuál es el antecedente de los mosaicos de la Biblioteca Central de la UNAM?

VJ.- Cuando comienza la construcción de Ciudad Universitaria le encargan la biblioteca, Juan está terminando de hacer el Anahuacalli, ahí estuvo experimentando con Diego Rivera la idea de hacer murales con piedras, hizo un experimento en la casa de un músico gringo comunista –en la Avenida Las Águilas-, con la experiencia del Anahuacalli aprendió a pintar con piedras.

 

MC.- Juan O’Gorman trabajó un mural de piedras en Santiago, con la artista chilena María Martner, en dos meses será declarado Monumento Nacional, junto a los murales de Martner en Valparaíso y Chillán. ¿Cuál sería el conducto institucional para informal al INBA sobre el trabajo “chileno” de O’Gorman? 

XG.- Desde que tú nos comentas este punto has llamado la atención del INBA, ya lo anoté en mi disco duro. Hay algunos proyectos con Chile, se firmarán convenios durante la visita de la presidenta Bachelet, pero todavía no puedo darte los detalles. La vinculación de la cultura chilena con México es muy estrecha, estamos viendo algunas cosas con los chilenos. De modo que ahora que comentas el proyecto del Decreto de Monumento Nacional para una obra de O’Gorman en Chile estaremos muy pendientes y preguntaremos los detalles a la delegación chilena, estamos dispuestos a colaborar porque este tipo de experiencias fuera del país se nos escapan, igual que los chilenos saben muy poco de la vida de Pablo Neruda en México, es todo un descubrimiento para los chilenos, igual nosotros necesitamos tener información de los mexicanos en Chile. Te agradezco el dato, hace años conocí al arquitecto Carlos Martner, durante su exilio trabajó en la UAM-Xochimilco, pero no sabía que su hermana hizo un mural de piedras con Juan O’Gorman en Santiago de Chile.

 

MC.- Finalmente, ¿hablarán con Bachelet sobre la posibilidad de llevar a Chile la colección Carrillo Gil que debió inaugurarse en 1973?

XG.- Sí, será un tema de la agenda, pero no podríamos llevar a Chile toda la exposición del Museo Carrillo Gil que estuvo montada en Santiago de Chile (septiembre de 1973), sólo podría exhibirse una selección de las pinturas de Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. Pronto habrá noticias, como te dije, no puedo darte más detalles.

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