Noviembre 19, 2024

La salida forzada de Nicolás Eyzaguirre: un triunfo de la Educación y la movilización sindical

Siempre hay que felicitarse cuando un político y tecnócrata neoliberal como Nicolás Eyzaguirre debe salir de una cartera clave como la de Educación. Y el triunfo, por haberlo sacado, le pertenece al movimiento sindical del magisterio. Éste, pese a las tentativas por dividirlo, se ha mantenido unido y con una clara consciencia de la coherencia de sus justas demandas con una visión de la educación y de la profesión docente que choca contra el marco de la ideología libremercadista que Eyzaguirre no pudo dejar de defender.

 

 

En los países donde la educación es pública, completamente gratuita y realmente de calidad, se da un dato ignorado ex professo por la mayoría de los “expertos” y por cuanto político se ha ido de viaje a visitar “la experiencia finlandesa”: un sindicalismo docente fuerte, democrático y autónomo es la condición necesaria de un sistema de educación dinámico e innovador capaz de defender valores universales y mantener la puerta abierta a concepciones del mundo que no sean las impuestas por el reino de la producción de mercancías, del consumo y la ganancia.

 

Y también el sindicalismo docente combativo es un factor clave en las condiciones de trabajo y carrera docente y, por lo tanto en las buenas remuneraciones de los maestros y profesores de todo el sistema de enseñanza, tanto pre, primario, como secundario y superior (*).

 

Ya sea en Norteamérica o Europa es así. Y ahora, hemos visto que Chile por fin tiene ese actor fundamental. Puesto que es en asambleas democráticas que se ha acordado continuar con el paro como único medio legítimo para que el Gobierno retire su proyecto de carrera docente ideado a espaldas de los profesores, por Eyzaguirre y sus consejeros. Como para hacer temblar a la casta político-empresarial. Tan a mal traer.

 

Este dato —el de la importancia de un actor sindical fuerte— nunca fue considerado por Eyzaguirre. Quizás, el ahora ex ministro de Educación, estaba convencido que el peso del Partido Comunista en el sindicalismo docente le iba a permitir controlar la disidencia e imponer una reformita más, tibia, anodina, acotada, digerible.

 

Y no fue así. Sino que todo lo contrario, son las mayorías (de docentes-asalariados) las que han decidido ir contra la postura del gobierno. Lo que explica los arrebatos de la diputada Camila Vallejo del Partido Comunista, quien ya en noviembre del 2014 declaraba: “Yo no sé si haya alguien más idóneo o con mayor capacidad después de este ministro (Nicolás Eyzaguirre) de llevar a cabo la reforma”. Ahora, la diputada y ex dirigente estudiantil critica la actitud del Colegio de Profesores por no deponer el paro docente, que se extiende por 23 días y dice: “Lamentamos que la Comisión haya extendido la mano y el Colegio de Profesores no haya querido tomar esa mano”.

 

En vez de apoyar los movimientos sociales en lucha por sus demandas históricas, la diputada comunista busca legitimar la comisión de educación de la cámara en caída pronunciada de legitimidad. Y que se enreda en negociaciones donde la posición favorable al gobierno (como lo expresó la propia Vallejo en la declaración arriba citada) le impide ser árbitro.

 

El actual ministro de la Secretaría General de Gobierno fue en su momento una pésima elección de Bachelet en ese ministerio (de Educación), si es que la presidenta quería realmente avanzar en el plano educativo y tras una mayor igualdad. Cosa que merece serias dudas puesto que todas las reformas que le fueron arrebatadas al movimiento social han sido mal implementadas. Tanto así, que ahora se argumenta que la reforma tributaria (fiscal) fue mal hecha y que no dará el dinero necesario. Cabe preguntarse si no fue a propósito para poder objetar las expectativas de reformas.

 

Eyzaguirre, militante PPD, actuó según su formación y sus dogmas: como un economista neoliberal y no como reformador consecuente con las promesas de la Nueva Mayoría. Durante todo su período no hizo otra cosa que desvirtuar las demandas de los profesores y de los estudiantes hasta crear una situación de tensión que contribuyó al marasmo político actual.

 

El ex ministro de Hacienda de Ricardo Lagos que implementó la regla del superavit fiscal estructural —regla de oro del presupuesto hecho de manera neoliberal— ex directivo del Fondo Monetario Internacional y ex patrón del canal 13 de propiedad del clan Luksic, después de un período en que se rodeó de jóvenes consejeros salidos del mundo estudiantil y de las filas del mismo Partido Comunista, para dar impresión de apertura al diálogo y a la participación, se cerró a las demandas del movimiento estudiantil y del magisterio, dio término a las negociaciones y se negó a retirar el proyecto de Carrera Docente enviado al Congreso.

 

Mario Aguilar, dirigente nacional docente docente acaba de declarar: “Nosotros seguimos pensando que lo mejor para la educación chilena es el retiro del proyecto, y estamos dispuestos a participar de cualquier reunión donde podamos dialogar sobre el punto”.

 

Cuentan con el apoyo de todos los que quieren una educación pública de calidad y con docentes felices de enseñar en buenas condiciones materiales y profesionales. Como se debe.

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(*) El autor ha sido por treinta y un años profesor del Departamento de Filosofía del Collège de Limoilou y miembro de la federación sindical de profesores y profesoras de Québec (FNEEQ).

 

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