Los titulares de Exteriores del continente se reúnen mañana en la primera jornada de la 45 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), que este año será atípica al centrarse en la renovación del organismo y celebrarse en la sede de Washington tras la renuncia de Haití.
Al no haber país anfitrión, el tema de este año será “El presente y el futuro de la OEA”, es decir, la profunda reforma reclamada desde hace años desde dentro y fuera de una organización cuya relevancia ha quedado mermada frente al ascenso de otras alianzas regionales.
El tema de la renovación, propuesto por la Misión de Uruguay, es también la bandera con la que Luis Almagro, excanciller de ese país, asumió el liderazgo de la OEA el 26 de mayo, un compromiso que rubricará en su primera Asamblea General como secretario general.
En un encuentro sin declaración final, ya que ese texto se deriva del tema propuesto por el país anfitrión, el acuerdo más importante será una resolución ya pactada por la que la Asamblea, el máximo órgano de la OEA, entrega al Consejo Permanente la potestad para ejecutar reformas en la secretaría general.
En ese documento se insta también a los países miembros a que “trabajen para mitigar las vulnerabilidades financieras” de la organización, es decir, que cumplan con el pago de sus cuotas, de las que Venezuela, Brasil y Argentina acumulan los mayores retrasos.
Más allá de los discursos públicos, los consensos sobre cómo materializar la renovación del organismo se fraguarán en las reuniones privadas que mantendrá Almagro en la Asamblea con el conjunto de delegaciones de los 34 países miembros activos, explicaron a Efe fuentes diplomáticas.
Estados Unidos ha dicho que espera que al margen de la Asamblea, en los encuentros bilaterales, se aborden las crisis políticas en Venezuela y Guatemala, temas que no figuran en la agenda formal.
La posible vuelta de Cuba a la organización, tras levantarse su suspensión en 2009, tampoco forma parte del calendario oficial y EEUU no espera “nada sustantivo” sobre este asunto en el marco de la reunión continental, según explicó el viernes una alta funcionaria del Departamento de Estado.
La reintegración de Cuba, el único de los 35 países del continente americano que no participa en la OEA, es uno de los objetivos clave del mandato de Almagro, quien durante su etapa como canciller (2010-2015) forjó buenas relaciones con el Gobierno del presidente cubano, Raúl Castro.(2010-2015). Sin embargo, según todas las fuentes consultadas por Efe, nadie prevé que esta Asamblea sirva para avanzar en ese sentido, puesto que se considera que el siguiente paso debe venir del Gobierno cubano, que hasta ahora no ha mostrado ningún interés.
En la jornada del martes tendrá lugar una elección clave, la renovación de cuatro de los siete miembros de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y otros cuatro de los siete miembros de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH).
Organizaciones de la sociedad civil y algunas misiones ante la OEA, como la de Perú, han criticado que este año el Consejo Permanente no haya organizado, como sí hizo en 2013, un foro público donde los oncer candidatos a las ocho vacantes puedan exponer sus posiciones.
“Algunos países prefirieron que sus candidatos no se midieran con la sociedad civil y el Consejo”, explicó a Efe una fuente diplomática.
Ante la falta de un debate organizado por la OEA, un grupo de expertos independientes elaboró un informe en el que cuestionan la independencia de los candidatos propuestos por Bolivia y Ecuador, dos de los países que, junto a Venezuela y otras naciones de la Alianza Bolivariana (ALBA), tienen una relación más tensa con el Sistema Interamericano de Derechos Humanos.
Se trata de la exsenadora boliviana Sandra Soriano, candidata a comisionada, por haber sido una “estrecha colaboradora” del presidente Evo Morales, y del presidente de la Corte Constitucional de Ecuador, Patricio Pazmiño, propuesto como juez de la CorteIDH, por posible conflicto de intereses.
En esta Asamblea General también se decidirá qué país acogerá la reunión del próximo año, a partir de una votación entre las naciones que se ofrezcan como anfitrionas.
El país anfitrión elige el tema central de encuentro sobre el que se emite una declaración final al término de la reunión.
Cuando no hay país anfitrión, como este año tras la renuncia de Haití, la Asamblea General tiene lugar en la sede de la OEA en Washington, donde la cita continental se ha celebrado diez veces, la última en 1989.
Las delegaciones de los países miembros las encabezan habitualmente los ministros de Asuntos Exteriores, aunque en algunas ocasiones se opta por enviar al vicecanciller u otro representante del ramo.
Este año la Asamblea tiene lugar la semana siguiente a la cumbre de la Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en Bruselas, que muchas delegaciones de América Latina aprovechan para efectuar visitas a países europeos.
Por eso, se espera que algunos cancilleres no puedan asistir a los dos días de la Asamblea y envíen a otro representante, al menos para la primera jornada.