La lista negra de políticos europeos y responsables comunitarios non gratos que tienen prohibida la entrada en territorio ruso ha abierto una nueva crisis entre el Kremlin y la Unión Europea (UE).
“La respuesta en simple, esto fue hecho como respuesta a la campaña de sanciones lanzada contra Rusia por parte de varios Estados de la UE encabezados por Alemania”, informó una fuente diplomática de la Cancillería rusa.
Rusia se refiere tanto a las sanciones financieras, como a la congelación de activos y negación de visados contra ciudadanos rusos, líderes rebeldes de las regiones ucranianasprorrusas de Donetsk y Lugansk, y autoridades de la anexionada península de Crimea.
Tras varios días de silencio y en medio de un aluvión de críticas europeas, Moscú reconoció finalmente la existencia de dicho listado, aunque se negó a desglosar los nombres y apellidos de las 89 personas non gratas, y a explicar el criterio y base jurídica.
Poco importa, ya que, gracias a las filtraciones a la prensa, es de dominio público que los afectados son casi una treintena de actuales y antiguos miembros del Parlamento Europeo; responsables de los servicios secretos de las tres repúblicas bálticas, y militares de alto rango de Alemania, el Reino Unido y Polonia, entre otros.
Según diversas fuentes, figuran en la lista el ex primer ministro de Bélgica Guy Verhofstadt; el secretario general del Consejo de la UE, el alemán Uwe Corsepius; el ex ministro de Defensa británico Malcolm Rifkind, y el viceministro de Justicia de Polonia, Robert Kupiecki
Tampoco podrán viajar a Rusia el ex viceprimer ministro británico Nick Clegg; los franceses Daniel Cohn-Bendit y el filósofo Bernard-Henry Levy; y dos españoles: el eurodiputado Ramón Luis Valcárcel y el exparlamentario europeo José Ignacio Salafranca, ambos del gobernante Partido Popular.
La lista negra rusa está integrada en su mayoría por ciudadanos de Polonia (18); Reino Unido (9); Suecia y Estonia (8); Alemania y Lituania (7); Letonia y Rumanía (6), precisamente los países más críticos con la anexión de Crimea y la injerencia del Kremlin en el conflicto ucraniano.
Además de confirmar haber entregado dicha lista a las autoridades comunitarias -la embajada de la UE la recibió el jueves-, Moscú explicó que lo hizo de manera confidencial y criticó la decisión de algunos países de revelar su contenido a la prensa.
Agregó que Moscú había advertido a Bruselas de que, antes de que los funcionarios europeos de los países sancionadores viajaran a Rusia, consultaran en los consulados si no tenían prohibida su entrada en el país.
No obstante, explicó, la UE exigió la entrega de la lista por los canales diplomáticos.
“Su publicación quedará en la conciencia de los países implicados Una cosa no se entiende: ¿Esta lista la necesitaban los colegas europeos para minimizar las incomodidades para los potenciales rechazados o para organizar un nuevo espectáculo político?”, señaló.
Destacó también que una lista negra similar también involucra a ciudadanos norteamericanos, pero EEUU “se comporta de manera más constructiva que los europeos”.
El escándalo salió a la luz el viernes cuando Rusia impidió la entrada en su territorio a Verhofstadt, que actualmente preside el grupo de los liberales en el Parlamento Europeo.
Aunque Alemania ya había protestado el lunes por la prohibición impuesta hasta 2019 a un diputado cristianodemócrata, Karl-Georg Wellmann, a quien la fue vetada la entrada al país a su llegada al aeropuerto moscovita de Sheremétievo.
El Servicio de Acción Exterior de la UE, que dirige la alta representante Federica Mogherini, explicó que en los últimos meses “numerosos políticos europeos” han sido retenidos en las aduanas rusas.
La diplomacia europea considera que la medida es tan “arbitraria como injustificada”, mientras algunos dirigentes europeos han denunciado que la lista representa una violación del derecho internacional.
El presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, aseguró que pedirá este lunes explicaciones al embajador ruso y advirtió de que si no recibe una respuesta “satisfactoria” se reserva el derecho a tomar “las apropiadas medidas de respuesta”.
Schulz tachó de “inaceptable” la lista y un obstáculo en los esfuerzos diplomáticos europeos para el arreglo del conflicto ucraniano, declaración que fue secundada por el ministro alemán de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier.
No todos los incluidos en la lista reaccionaron con indignación, ya que algunos, como la diputada sueca Anna Maria Corazza Bildt, se mostraron orgullosos, aduciendo que la medida únicamente empeorará la ya deteriorada imagen del presidente ruso, Vladímir Putin.
Este escándalo precede a la cumbre del G7 en Alemania, a la que no ha sido invitada Rusia, ya que fue expulsada de ese grupo de países más industrializados debido a su intervención en Ucrania.