Diciembre 26, 2024

Senador JP Letelier, me cuesta mucho creerle

Por sus obras les conoceréis, dicen que dijo un carpintero de Galilea hace dos mil años… pero, en este caso, las obras no ayudan al acusado 

 

 

He recibido en mi correo electrónico una copia de la declaración pública del senador (PS) Juan Pablo Letelier, quien desea aclarar la información entregada por el diario “La Tercera” en la edición del día 27 de mayo de 2015.

 

La nota del senador es la siguiente:

 

DECLARACIÓN PÚBLICA
“Con relación a la tendenciosa información publicada en “La Tercera” del día de hoy 27 de Mayo de 2015, en que señala que una “Corporación ligada a mi persona” ha recibido pagos por parte dela empresa Aguas Andinas, informo lo siguiente:
 
“El día 07 de Agosto de 1997 junto a cerca de 20personas, entre ellos Eduardo Astorga, Juan Luis Castro, Hernán Durán, Eduardo Giesen, Cristóbal Pascal, Francisco Sabatini, Cecilia Suárez, Carlos Salamanca, Jaime Solari, Jaime Parada y Pilar Oyarzún entre otros; concurrí con mi firma como socio fundador de la “Corporación para el Desarrollo Sustentable”, con el único fin de promover la protección del medio ambiente y el desarrollo humano.   
 
“Desde el año 1998, cuando se legalizó la CDS, no he participado en ningún acto de administración de dicha Corporación sin fines de lucro, ni tampoco en  cargos directivos, ni trabajos o contratos, ni he recibido aportes de ninguna naturaleza.
 
“Si “La Tercera” hubiese hecho todos los esfuerzos por contactar directamente o a través de mi secretaria o encargado de comunicaciones, dicho medio de prensa habría tenido esta aclaración oportunamente, lo que lamentablemente no ocurrió”. 

Juan Pablo Letelier Morel

A este particular respecto no tengo argumento alguno que me permita dudar de lo declarado por el senador, no obstante en mi ánimo y en mi mente adquieren suficiente peso algunas situaciones en las que el parlamentario se ha visto envuelto.  Quisiera creer en sus dichos, pero la verdad estriba en que la cruda realidad me lo impide. No puedo, de buenas a primera, confiar en lo que él explicita. El peso y arrastre de su historia política en la región de O’Higgins frena cualquier intento por acoger ingenuamente sus palabras.

En el año 2003, los periodistas Matías Gazitúa y M. Elena Ovalle escribieron un artículo publicado por   www.periodismo.uchile.cl, en el cual se dejaba clara información respecto de los ‘malabares’ efectuados en Rancagua por el entonces diputado Juan Pablo Letelier, destinados a obtener dinero para su campaña y, a la vez, ayudar a uno de sus “mecenas” locales.

Todo el embrollo formó parte del escandaloso “Caso Coimas”. Los periodistas mencionados (Gazitúa y Ovalle) escribieron en ese caótico año 2003: “el hijo del ex canciller Orlando Letelier, asesinado en 1976 por la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) en Washington, fue acusado de recibir 18 millones de pesos para su campaña política de parte de la Escuela de Conductores Siglo XXI, a cambio de interceder por ella ante el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (SENCE)”. 

Aclaremos algo importante; esa escuela de conductores era la encargada oficial -en Rancagua- de la capacitación y certificación de la misma, de personas que deseaban adquirir una licencia de conducir clase A-1 (camiones, transporte colectivo, etc.).

Desde hacía meses que el SENCE tenía a Siglo XXI en la mira, pues le acusaba de inventar matrículas y transferir derechos a otras empresas, engrosando significativamente sus haberes. Pero, no terminaba allí el asunto, pues esa escuela de conductores enfrentaba también una retención de fondos de la Tesorería General de la República por delitos tributarios, además de una querella por fraude al Fisco presentada por el Servicio de Impuestos Internos.

Ante estos ilícitos, el establecimiento fue cerrado. Sin embargo, gracias a las gestiones de Letelier,  Siglo XXI reabrió sus puertas y permaneció operativa un año más. Como si lo anterior no bastara, la dirección legal de Juan Pablo Letelier en Rancagua coincidía con la de la empresa citada, cuyos dueños eran el concejal socialista por Valparaíso, Rafael Almarza, y el empresario Mario Román. 

El 8 de noviembre de 2002 el diputado Letelier fue interrogado por el ministro en visita Carlos Aránguiz, quien el mismo día determinó solicitar su desafuero y despachó una orden de arraigo en su contra a la Corte de Apelaciones de Rancagua, inculpándolo de interceder ante la Subsecretaría de Transportes para que esta no ordenara el cierre de una planta de revisión técnica –también ubicada en Rancagua- perteneciente al empresario Óscar Valenzuela Fuenzalida, a quien el magistrado sindicó como un contribuyente político del parlamentario.

La Corte de Apelaciones de Rancagua amplió el desafuero del diputado a causa de sus vínculos con la Escuela de Conductores Siglo XXI, decisión ratificada por el pleno de la Corte Suprema. Posteriormente, luego de interrogarlo por dos horas y media, el ministro Carlos Aránguiz resolvió dejarlo detenido.

Transcurridos los cinco días legales para resolver la situación procesal, Juan Pablo Letelier fue encausado por un delito de cohecho y dos delitos de negociación incompatible. Asimismo, se dispuso una orden de embargo en su contra para cubrir las costas y gastos que pudiera ocasionar ese juicio al Estado, amén de las multas precedentes por la suma de $80 millones.

El martes 17 de junio del año 2002, la Segunda Sala de la Corte Suprema resolvió revocar el auto de procesamiento que pesaba sobre el diputado, luego de acoger el recurso de amparo presentado en su favor por el abogado Jorge Boffil, quien basó su solicitud en un tecnicismo que, a la postre, le resultó exitoso.

Ahora que brota otro ‘affaire’ donde una vez más está involucrado el senador Juan Pablo Letelier, me obligo a recordar lo que manifestara una fuente cercana al partido socialista (citada además por la revista “Qué Pasa”), quien dijo: “Letelier siempre se ha ufanado de “ser ingenioso” para conseguir dinero”. No obstante, la duda (al menos la mía) radica en “cómo” consigue esos billetes.

Lo anotado en las líneas anteriores obedece a cuestiones del pasado, las cuales aunque pretéritas no dejan de tener peso en el ánimo de millones de electores. Vamos, entonces, a hechos recientes; más claro aún, a asuntos acaecidos en la región de O’Higgins, específicamente en una de las comunas donde el senador era considerado por la primera autoridad comunal algo así como señor feudal y príncipe heredero.

Honorable senador Juan Pablo Letelier…  tengo excelente memoria y recuerdo haberle visto en  innumerables ocasiones acompañando a su –entonces- ‘delfín’ coltauquino, el actual edil de la comuna del agua de renacuajos (Coltauco, en mapudungún), Rubén Jorquera Vidal. Innegablemente, fue usted quien ‘impuso’ a la antigua Concertación el nombre de Jorquera como candidato a alcalde… y lo logró, aunque para ello debió sacrificar a quien era la mejor alternativa presentada por los socialistas de Coltauco, Enrique Miranda, personaje hoy ya escindido del partido socialista por propia decisión.

Durante años –desde el 2009- junto al edil Rubén Jorquera administró el municipio de la comuna a entera voluntad… hasta que inesperadamente, hace pocas semanas, el mencionado alcalde lo catalogó a usted de “corrupto”; y lo hizo públicamente, a través de los micrófonos de la radio Comunitaria de Coltauco mediante un llamado telefónico que salió al aire en uno de los programas matinales de esa emisora.  “Corrupto”… tal fue el calificativo, y el señor Jorquera Vidal dice conocerle bien.   Han avanzado los días y las semanas, pero no hemos sabido de declaración, desmentido –ni menos aun querella- de parte suya, senador.  ¿Habrá que aplicar en este caso la vieja máxima que reza: quien calla, otorga?

Señor Letelier Morel, yo quisiera creer en usted, le aseguro que es sincero lo que digo… quisiera confiar en que sus dichos se ajustan a la verdad, pero los hechos fríos –de ayer y de hoy- me lo impiden. Lo siento.

 

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