La Presidenta de la República entregó este 21 de mayo un mensaje que elude las principales demandas de la ciudadanía. La mandataria optó por un discurso ambiguo que no se hace cargo de la profundidad de la crisis producida por el destape de la escandalosa vinculación entre el poder económico y la actividad política institucionalizada, ni de la demanda ciudadana de terminar con el régimen institucional heredado de la dictadura.
Las vagas referencias a un proceso constituyente, sin mencionar procedimientos ni agenda, mantienen intencionalmente las indefiniciones sobre los cambios que pudieran resolver la creciente pérdida de legitimidad de las instituciones del Estado. Resulta evidente que esta vaguedad responde a la intención de burlar una vez más las aspiraciones ciudadanas de lograr, por primera vez en nuestra historia, un proceso participativo y soberano para dotar a la nación de un ordenamiento verdaderamente democrático.
La mandataria ha perdido así una gran oportunidad para recuperar su credibilidad y capacidad de representar los intereses de las mayorías e iniciar un proceso de cambios. Mientras en Valparaíso los oligarcas de los cuestionados poderes políticos cumplían con sus rituales en el Congreso, en las calles las organizaciones sociales, estudiantiles y políticas que manifestábamos nuestro legítimo descontento fuimos violentamente reprimidos por la fuerza policial, con el resultado de dos jóvenes gravemente heridos.
Hacemos responsable al gobierno y su brazo policial de la creciente crispación del ambiente político al que está llevando la violenta represión de la disidencia e invitamos a las fuerzas sociales a organizarse para iniciar desde la base un auténtico proceso soberano de empoderamiento en la perspectiva de construir una Asamblea Constituyente; que nos lleve levantar entre todos y todas una Constitución Política del Estado que represente genuinamente los intereses de las mayorías ciudadanas, con irrestricto respeto a las minorías.