Ese aire de frustración que percibe el trabajador en nuestro país es el mismo que está presente en gran parte del mundo en una crisis sistémica que no da tregua. En algunos países hay cesantía, en otros deudas educacionales, falta de salud, ingresos muy bajos, la delincuencia en cada esquina, la corrupción al máximo, falta de oportunidades, la manipulación informativa a todo nivel y mucho más. El empobrecimiento atraviesa a las generaciones mayores y a las nuevas reflejadas en rostros acongojados que miran al infinito buscando respuestas de porqué todo sigue igual pese a tantos anuncios que dicen beneficiar a la población. No tenemos capacidad de decisión eso está claro y quienes la tienen en representación nuestra, están corrompidos y parecen obedecer a las empresas que los financian, un fenómeno circular sistémico que termina indefectiblemente beneficiando al capital y no al trabajo.
Años atrás, un grupo de trabajadores de una empresa telefónica, me pidieron que les ayudara a organizarse para desarrollar actividades independientes, porque enfrentaban la desvinculación de un importante número de los “viejos” trabajadores, que deberían convertirse en modernos emprendedores de mercado en pocos meses. Debían aprender a ser lobos solitarios o pequeñas manadas para salir a la caza de la presa para sobrevivir. En una oportunidad se les pidió que diseñaran, según su mejor entender, cómo creían que debían organizar la gestión de su propio negocio. Los que lograron hacer un boceto, reprodujeron la clásica estructura piramidal jerárquica de una gran compañía, el Gerente General, los Sub Gerentes, los Departamentos, etc., con órdenes que venían desde arriba para ser cumplidas en los niveles inferiores. Era lo que conocían y lo que habían aprendido después de trabajar por décadas en la misma empresa y ese solo dato dimensionaba, el enorme esfuerzo de aprendizaje que debían lograr para tener una mínima posibilidad de éxito, dentro de su condición de cesantes. Lo demás era simple ficción.
Los trabajadores que serían desvinculados eran el producto de un costoso estudio que la telefónica encargó a una gran consultora a nivel mundial, quienes re-diseñaron la gestión productiva, considerando complejos indicadores de crecimiento del negocio y calculando la captura de una gran cuota de mercado mediante la inyección de miles de millones de dólares en capital. Para la ocasión, la consultora aplicó un concepto que en esos años estaba muy poco difundido, que consistía en identificar todo aquello que no “agregaba valor” a su nuevo objetivo, lo que implicaba eliminar implacablemente cualquier costo que significara una carga financiera para la empresa. En este simple ejemplo se pueden apreciar los disimiles recursos de emprendimiento que dispone una gran empresa, sin considerar todas las facilidades que les entregan las leyes para despedir ni los accesos al créditos de miles de millones de dólares, versus lo que tienen empleados y obreros cuando son lanzados a la calle. Fueron educados décadas atrás para acatar y obedecer órdenes y lo hicieron por 20, 30 o 40 años hasta que fueron despedidos. No es posible convertirlos de la noche a la mañana en lobos de mercado. Los obreros de Henry Ford, hicieron lo mismo, trabajaban más de 12 horas diarias hasta que Ford logró la gran fortuna y se formar hoy lo que es la Ford Motor Co.
Los métodos de cambios empleados en el mundo actual para aumentar la competitividad se han incrementado enormemente con el apoyo científico de importantes universidades financiadas por las empresas. Los efectos son brutales, la ingeniería financiera no sólo destruye puestos de trabajo, también destruye profesiones, expertises, técnicos especializados, etc., que ven desaparecer el mundo que les fue creado como permanente. Una parte de los trabajadores más jóvenes son recapacitados y logran posicionarse en otras actividades, el resto se va extinguiendo en el trabajo informal, que es la norma de hoy, o se convierten en cesantes crónicos. El trabajador antiguo sufre un doble castigo, debe enfrentar el desolador cambio cultural y aprender los valores desechables de la nueva economía que no calza con su formación nuclear ni con la educación que recibieron desde temprana edad, donde el respeto, la colaboración y la empatía fueron la base de quienes se forjaron en la lucha en favor de sus compañeros de trabajo, algunos incluso hasta rendir la vida.
La caracterización de la crisis sistémica instalada por el modelo de economía neo liberal, implica un peligro para la vida humana a nivel mundial. Hoy utilizan el poder financiero para prescindir de la participación humana en su accionar competitivo, cuya contradicción principal es la negación del otro, mediante una racionalidad fundada en premisas impuestas a priori por “iluminados” que no aceptan nada más que “su razón”. Como dice un biólogo, “la razón se altera si le damos un mazazo en la cabeza al razonador”. Cuando el trabajador razona lo injusto de su situación, no sólo recibe un mazazo, además es despedido y desterrado a vagar en la pobreza por el resto de sus días. El profesor H. Maturana escribió alguna vez, “somos como somos, en congruencia con nuestro medio, y que nuestro medio es como es en congruencia con nosotros, y cuando esta congruencia se pierde, no somos”.
Lo que vemos en datos y noticias actuales, es como el modelo neo liberal sigue haciendo trisas la formación de trabajos estables. Hace poco volví a escuchar al ex Presidente Piñera decir que se debía crear otro millón de empleos estables adicionales a los creados en su gobierno, la verdad es que nunca se cansarán de mentir.
Los últimos datos de abril 2015 de EE.UU., señalan que se generaron 223.000 puestos de trabajo y que la tasa de desempleo cayó a un mínimo de siete años, 5.4%. No obstante lo anterior, la tendencia de fondo sigue siendo decepcionantemente débil, tanto las horas extraordinarias como el número de horas trabajadas bajaron. La tasa de participación laboral de los hombres aún se ha quedado atascada en 69.4 %, seis puntos porcentuales por debajo de lo que era hace quince años, su nivel más bajo desde que surgen los datos modernos, desde la II Guerra Mundial.
“Prescindir totalmente de la mano de obra es imposible”, dice el economista Santiago Niño Becerra, “pero pienso que su demanda caerá en vertical debido a la tecnología. Se estima que en Estados Unidos en el 2050, el 47% de los trabajos actuales serán realizados por robots y elementos cibernéticos”. La desigualdad que genera un capitalismo desenfrenado, tiende a la concentración de la renta y de la producción, para lo cual han diseñado políticas de expansión monetaria descomunales que están empujando a las clases medias a la pobreza para transformarlas en una sola, la clase salarial básica, todas las demás serán innecesarias y serán extinguidas.
Las generaciones más nuevas enfrentan un dilema de gran magnitud, “en el 2020 habrá 1.300 millones de jóvenes de entre 15 y 30 años en edad de trabajar, pero el mercado solo absorberá a 300 millones”, asegura Pasi Sahlberg, uno de los impulsores de la reforma del sistema educativo finlandés, el top ten del informe PISA. Agrega, “El sistema tradicional les hace creer que con unas determinadas habilidades encontrarán su espacio, pero el mundo está cambiando”. La iniciativa de Sahlberg, es “enseñar a los universitarios a crear sus propios puestos de trabajo”. En Chile aún creemos que un estudiante que sale de la universidad tiene asegurado su futuro, eso es otra ficción.
Tras haberse devorado millones de trabajos fabriles en todo el mundo, China se los está dando a los robots. El gigante asiático es el mayor mercado del mundo para robots industriales. Las ventas de las máquinas crecieron el año pasado 54% respecto a 2013. Se prevé que en 2017 China tenga más robots de este tipo que cualquier otro país, según la Federación Internacional de Robótica, con sede en Alemania. China está dejando que la producción de bajo costo se vaya a otros países para concentrarse en industrias que hacen una utilización intensiva de capital como la siderurgia y la electrónica, en las que la automatización es un componente clave. La Federación Internacional de Robótica estima que en 2014 se vendieron alrededor de 225.000 robots industriales en todo el mundo, 27% más que el año anterior, un nuevo récord. De ese total, 56.000 fueron vendidos en China. El país cuenta con alrededor de 30 robots por cada 10.000 trabajadores fabriles. En Alemania, la densidad es 10 veces mayor, en Japón, 11 veces mayor. Y todo eso está empezando cuando Chile respecto de ello está ubicado en las antípodas, y no estamos internalizando que seremos más pobres, porque habrá menos trabajo para los humanos.
Casi todos los analistas de mercado están comentando el potencial Crash que se avecina, ya sea en los bonos soberanos, en la renta variable, la deuda, etc. ¡Pero qué importa!, si habrá suficiente dinero para atender la desbandada general, con los bancos centrales al mando de las elites. Volverán a llenar de dinero las bóvedas de los grandes bancos y seguirán manipulando los mercados de divisas, una técnica que aprendieron de los nazis cuando saquearon sistemáticamente a todos los países que invadieron. La ofensiva de los bancos centrales por y para tapar los enormes agujeros de la banca, ha creado enormes distorsiones en el sistema financiero abriendo una brecha histórica entre economía real y financiera. Los bancos centrales brindan en bandeja enormes beneficios a los bancos a través de las QE en Estados Unidos, las políticas ultra laxas en Japón, el BofE en el Reino Unido o los programas del Banco Central Europeo para seguir regando más dinero en la Comunidad Europea.
Edward L. Bernays, sobrino de Sigmund Freud y uno de pioneros en el estudio de la psicología de masas, en su libro “Cristalizando la opinión pública”, desentraña los mecanismos cerebrales del grupo y la influencia de la propaganda. Según sus palabras “la mente del grupo no piensa, en el sentido estricto de la palabra. En lugar de pensamientos tiene impulsos, hábitos y emociones”. A la hora de decidir su primer impulso es normal seguir el ejemplo de un líder en quien confía, por eso la propaganda que le permitió ganar a D. Cameron en el Reino Unido, no fue dirigida al sujeto individual sino al Grupo, en el que la personalidad del individuo unidimensional se diluye y queda envuelta en falsas expectativas. Seguiremos siendo manipulados por los profesionales de la mentira.
Trabajar 40 horas semanales hasta la jubilación en la misma empresa está quedando obsoleto en Europa y Alemania no es una excepción. Jutta Krellmann, experta en trabajo del partido Die Linke, lamentaba la semana pasada que “20 años de reformas del mercado laboral no han traído más puestos de trabajo”. Y explicaba que hay tanto trabajo como en 1994, pero más personas deben repartírselo, y lo hacen “en unas condiciones significativamente peores”, sobre todo los jóvenes, quienes sólo conocen “de oídas” los trabajos regulares a tiempo completo.
Pero lo peor está por llegar con el TPP. Las transnacionales serán las que fijarán el valor del trabajo en los países. Una gran corporación extranjera ha utilizado el ISDS y ha demandado a Egipto porque Egipto elevó su salario mínimo. Phillip Morris se ha lanzado contra Australia y Uruguay para que reviertan las normas anti-tabaco. ¿Quién está escribiendo el TPP? Ahí están las transnacionales y sus miles de millones de dólares comprando las conciencias, como sabemos nosotros ocurrió con las concesiones del cobre. El texto del TPP está catalogado y no está permitida verlo al público. Nos convertirán en sombíes de las grandes corporaciones pertenecientes a las elites. Para cuando levantemos la cabeza será demasiado tarde, estaremos enrejados en medio metro cuadrado, como las aves, produciendo de día y de noche para los ricos.
Mario Briones R.