Noviembre 18, 2024

Crímenes de la DINA: Les inyectaban Pentotal y los arrojaban al mar en sacos

 

El ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago, Leopoldo Llanos, dictó sentencia de primera instancia por la desaparición de los militantes del MIR Raúl Cornejo Campos y Mario Maureira Vásquez, el 16 de junio y 8 de agosto de 1976, respectivamente. Sus cuerpos pueden haber sido arrojados al mar con otros prisioneros que previamente fueron inyectados con Pentotal y metidos en sacos paperos.

 

 

El magistrado estableció que el 15 de junio de 1976, Raúl Cornejo Campos, de 28 años, intentó asilarse en la embajada de Bulgaria, junto a treinta personas. Pero fueron detenidos y trasladados hasta Cuatro Alamos.

 

Al día siguiente, fueron llevados al Parque O’Higgins y liberados alrededor de las 18 horas. En las inmediaciones, Raúl Cornejo tomó un microbús, y en Avenida Matta con San Diego se bajó y fue detenido por agentes de la Dina y conducido a Villa Grimaldi, recinto en que fue visto por otros detenidos, ignorándose desde entonces su paradero.

 

En tanto, Mario Maureira Vásquez, de 23 años, egresado de contabilidad, fue detenido el 8 de agosto de 1976, cuando caminaba junto a dos amigos por Gran Avenida. Un carabinero los interceptó y ordenó identificarse. Maureira Vásquez no llevaba carnet de identidad y portaba un arma de fuego, fue detenido y entregado a la Dina. Fue trasladado hasta Villa Grimaldi, lugar donde fue visto por muchos testigos, perdiéndose desde entonces su rastro.

 

RAUL CORNEJO CAMPOS

Aminta Altamirano Fuentes, cuñada de Raúl Cornejo, expresó que el 15 de junio de 1976 intentaron asilarse en la embajada de Bulgaria, pero fueron detenidos por Carabineros y entregados a la Dina. Dado que se realizaba la sexta Asamblea de la OEA, el gobierno dispuso su libertad en el Parque O’Higgins, pero los agentes de la Dina procedieron de inmediato a recapturarlos.

 

Otro de los testigos, Patricio Bustos Streeter, quien se encontraba en Tres Alamos en junio de 1976, vio ingresar a Raúl Cornejo Campos a Cuatro Alamos, recinto que era colindante.

 

Una de las personas que intentó asilarse, Luis Armando Elgueta Plana, declaró que luego de ser trasladado a Cuatro Alamos conversó con Raúl Cornejo. Asimismo, Oscar Patricio Orellana Figueroa, integrante del comité central del MIR vio llegar a Raúl Cornejo a Cuatro Alamos con varios detenidos que habían intentado asilarse en la embajada búlgara.

 

Luis Alberto Nicanor Ramírez Díaz expuso que en junio de 1976, por mediación de la Vicaría de la Solidaridad, intentó asilarse en la embajada de Bulgaria; el encargado les pidió salir del lugar a lo que se negaron. Momentos más tarde personal de la Dina los detuvo y después fue dejado en libertad en el Parque O’Higgins. En ese mismo sentido declaró Germán Villagra Rojas; Juan Carlos Accorsi Opazo, militante del Mapu; Malaquías del Carmen Delgadillo Navarro y los integrantes del Partido Comunista Juan Bautista Henríquez Mellado y Flora del Carmen Pino Trigo.

 

Héctor Hernán Montealegre Quintana, quien decidió salir del país porque era perseguido, declaró que el 15 de junio de 1976 se reunió “un grupo de treinta personas en una iglesia de Vitacura y los trasladaron a la embajada de Bulgaria. Ingresaron saltando la pandereta, al poco rato llega al lugar personal de la Dina y de Carabineros, quienes los detienen. A él lo trasladaron al Hospital de la Fach y luego a Cuatro Alamos y ese mismo día, son llevados al Parque O’Higgins, los forman en fila, y los dejan en libertad. El tomó una micro y al ver que sube también un agente de la Dina desciende y toma un taxi. Al pasar por calle Madrid ve como en un operativo, agentes de la Dina detienen a Cornejo. Recuerda a éste porque tiempo antes habían intentado asilarse en la embajada de Francia, pero los echaron. En Cuatro Alamos estuvieron en la pieza N° 13. A Cornejo lo torturaron salvajemente, tenía muy lesionados sus testículos”, señaló.

Montealegre expuso que el embajador de Austria, quien estaba a cargo de los bienes de la embajada de Bulgaria, permitió el ingreso de la Dina y primero fueron trasladados a la comisaría de Carabineros de Las Tranqueras. Fue objeto de torturas físicas y sicológicas. Al día siguiente los liberaron delante de la prensa internacional que cubría la reunión de la OEA.

Ricardo Alarcón Alarcón, ex militante del MIR, detenido el 18 de agosto de 1976, trasladado a Villa Grimaldi, torturado y encerrado en la “Torre”, recuerda haber visto allí a Raúl Cornejo, con quien fue careado durante los interrogatorios. Enzo Leonidas Patiño Luza, quien se encontraba detenido en Tres Alamos, vio pasar a Raúl Cornejo, quien “se notaba mal sicológicamente”.

 

MARIO MAUREIRA VASQUEZ

Respecto a Mario Osvaldo Maureira Vásquez, casado, dos hijos, militante del MIR, el juez Leopoldo Llanos estableció que fue detenido el 8 de agosto de 1976 cuando transitaba por el paradero 14 de la Gran Avenida, en compañía de Santiago Edmundo Araya y Juan Manuel Carrasco.

“El sargento de Carabineros Rufo Rivera Vásquez les exigió identificarse y como Maureira no llevaba su cédula de identidad y portaba una pistola, sin balas, lo detuvo y lo condujo a la Tercera Comisaría, entregándolo al comandante Rolando Sáez, el cual lo puso a disposición del Servicio de Inteligencia; fue interrogado por el capitán Julio Benimelli y el sargento Juan Zura y entregado al oficial de guardia del Cuartel Belgrado de la Dina”, establece el fallo.

Mario Maureira había intentado asilarse en la Embajada de Bulgaria el 15 de junio de 1976. Sin embargo, luego de la cacería en los alrededores del Parque O’Higgins, logró escapar del cerco.

Maureira y Cornejo trabajaban conjuntamente. Cornejo era el encargado de 4 ó 5 grupos que conformaban la Base Interna, estructura organizacional que el MIR había adoptado en reemplazo de su estructura tradicional, que se estimaba no era posible mantener. “El grupo encabezado por Raúl Cornejo era, probablemente, el que desarrollaba mayor actividad, razón por la cual eran intensamente buscados por los servicios de seguridad”, señala el dictamen.

Maureira había sido miembro de la escolta del ex presidente Salvador Allende, el Grupo de Amigos Personales (GAP).

Pedro Rolando Jara Alegría, detenido por la Dina, relató que el 18 de agosto de 1976 después aplicarle corriente eléctrica lo dejaron en una cajonera “de 1,50 por 1,50 metros, durante cinco días. Se ofreció para desabollar una camioneta y, sin vendas, pudo ver a algunos detenidos. Conocí ahí a Mario Maureira, un joven aproximadamente de 22 años. Había estado en una de las cajoneras. Lo tenían encadenado y lo habían tratado muy mal. Le pegaban casi todos los días. En una ocasión lo hicieron caminar arrodillado, afirmándose en los codos por un camino lleno de piedras”.

También fue visto por Rosa Elsa Leiva Muñoz en muy malas condiciones físicas, producto de los tormentos. Precisó que “cuando fue sacada de Villa Grimaldi el 26 de agosto de 1976, Mario Maureira seguía en la ‘Torre’ con vida”.

 

INYECTADOS CON PENTOTAL

El fallo consigna que el ex agente de la Dina Heriberto del Carmen Acevedo señaló que en 1976, en Villa Grimaldi, “presenció la subida de unos quince sacos con el bulto de personas a un helicóptero para ser lanzados al mar”.

Jorge Díaz Radulovich, funcionario de la Fuerza Aérea, destinado a la Dina, perteneciente a la Agrupación Aguila a cargo de Ricardo Lawrence, señala que “las labores que cumplía ahí eran fundamentalmente seguimiento de personas pertenecientes al Partido Comunista, proviniendo la orden de Lawrence. En una ocasión, en 1976, en horas de la mañana debí acudir con mi grupo a Villa Grimaldi, encontrándonos con una camioneta C-10 en cuyo interior había varios detenidos, unos diez; fueron trasladados hasta un recinto en Peldehue, en este operativo participó el grupo de Lawrence y (Germán) Barriga. Los detenidos eran inyectados por un enfermero, cabo 1°del ejército, moreno, joven, con una dosis potente de Pentotal a la vena. Todas las personas detenidas, en cosa de segundos quedaban inconscientes (…) Lo más probable era que murieran… Luego los amarraban a un riel y los echaban en un saco papero y el saco era amarrado con alambre (…) Posteriormente los subían al helicóptero, el que emprendía rumbo hacia la costa y luego los tiraban al mar (…) En una ocasión participé lanzando cuerpos al mar (…) Lawrence daba las instrucciones (…) Esto se hacía cada vez que había disponibilidad de vuelo”.

 

CARLOS ANTONIO VERGARA

 

 

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